Shabbat: Tishrei 30, 5764, 26/10/03
(Rosh
Jodesh)
Comentario de la Parashá -
Bereshit
:
¿Por qué leemos Bereshit después de Sucot?
(Esta semana corresponde leer la parashá
llamada Bereshit ("En
el comienzo") que es la
primera del primer tomo de la Torá, el
sefer Bereshit , conocido en español como "Génesis").
Lo que no era
kosher en el Edén
El Todopoderoso creó el Universo, al que consideró "muy bueno".
Y en un lugar de este universo, fue puesta a morar la primer pareja humana,
Adam con su esposa Javá.
En aquellos primeros tiempos, cuando la existencia aún transcurría en el
Edén, ellos recibieron tan sólo un mandamiento que les ordenaba abstenerse
de algo (a diferencia de nosotros, los judíos que tenemos 365
mandamientos de abstención, en tanto que los gentiles cuentan con 7).
Para ellos Dios había sentenciado que era No-Kosher el fruto del
Árbol del Conocimiento, del Bien y del Mal.
Todo el resto de las plantas comestibles, eran aptas para ser comidas.
Lo que ocurrió
Siendo ingenuos, podemos suponer que la pareja humana no
debiera haber tenido inconvenientes en acatar el mandato de Dios, y que con
agilidad se apartarían de transgredir aquel único mandamiento, tan fácil y
simple de ser cumplido.
Pero, tristemente conocemos que no fue así.
Bien pronto mujer y hombre desoyeron el mandato de Dios.
Empleando con fineza su humano razonamiento (es decir,
inventando el arte de las excusas), encontraron el modo de
hacer a sus ojos permitido aquello que Dios había dictaminado como
prohibido.
Y entonces, ni lentos ni perezosos, comieron del fruto del Árbol del cual no
debían comer.
¡Qué catástrofe!
Un mandamiento de abstenerse.
Un pequeñito y escuálido mandamiento.
Algo tan sencillo que hasta cuesta más esfuerzo incumplirlo que cumplirlo.
Pero, el corazón humano (falto del entrenamiento adecuado)
ni siquiera pudo sostenerse en esa minúscula prueba de vida.
El único camino de
retorno a lo que es bueno
El Todopoderoso en Su Majestad y Justicia, bien podría haber
decretado la extinción de la única pareja humana, y así haber terminado
prontamente con el proyecto de humanidad.
Pues, ¿cómo esperar algo provechoso de una especie que ni siquiera puede
cumplir un único mandamiento?
Pero, Dios es Justo Y Misericordioso.
Él nos creó, y nos conoce mejor que nosotros mismos jamás lo haremos.
Sabe de nuestra debilidad, de nuestra fragilidad, de nuestras flacas
voluntades.
Por lo cual, Él nos ha acercado el remedio para los pecados y errores.
Se llama:
teshuvá = arrepentimiento sincero.
¿Dónde lo vemos?
Pues, prestemos atención al texto, y veamos qué es lo que Dios indica al
hombre tras su extravío:
"El Eterno Elokim llamó al hombre y le
preguntó:
-¿Dónde estás tú?"
(Bereshit / Génesis 3:9)
El camino del
retorno pasa por dentro nuestro
¿Qué le está preguntando Dios?
Más bien, ¿qué le está enseñando con su pregunta?
Le dice: "¿Dónde estás tú?".
Que se puede entender como:
Reflexiona, sondea tu corazón, inspecciona
tus pensamientos... ¿dónde estás ahora que te has apartado de Mi Camino?
Medita con sinceridad... ¿por qué lo has hecho?
Pues, si no conoces qué te movió a cometer tu acto... ¿cómo estarás
prevenido para no reiterarlo luego?
Y, ahora que sabes que tu acción ha sido perjudicial... ¿qué crees que debes
hacer para repararla?
Acaso... ¿se la puede reparar?
Porque, si se puede... ¿dónde estás tú que no has hecho nada para reparar el
daño?
Y si nada se puede hacer... ¿dónde estás tú para hacerte responsable ante
quien corresponde por tus actos?
¿Dónde estás tú, ahora que por tus acciones erróneas te has puesto un
antifaz que te hace perder sinceridad, realidad, identidad?
Tú, ¿dónde estás ahora?
¿Aieka?
Dios le pregunta a cada persona, lo mismo que le preguntara a nuestro
primer antepasado:
"¿Aieka?" = "¿Dónde estás tú?".
Y debemos tener en cuenta un dato básico,
Aieka, en hebreo, se escribe con las mismas letras que Eijá
-¡cómo!-.
Eijá es la voz empleada como grito de angustia y desesperación, de
duda oscura y perplejidad.
Así pues, aquel que no emprende el camino de responder al Aieka, está
en el camino del Eijá.
Al comenzar el
año...
No es para nada casual que esta parashá sea leída inmediatamente
después de que Dios ha sellado y confirmado la sentencia anual para la
persona. Ya que el juicio anual de Dios sobre cada una de Sus criaturas,
comienza en Rosh HaShaná, se proclama sentencia en Iom Kippur, y Dios
confirma o revoca el veredicto recién al finalizar Sucot.
Para promover el arrepentimiento y conseguir el perdón del Eterno y del
prójimo, se han implementado numerosos procedimientos, hay variadas
ceremonias, acciones, plegarias, estudios, etc., que se van sucediendo a lo
largo de muchos días (a partir del comienzo del mes de Elul,
realmente, llegándose casi a lo 50 días de dedicarse a la reflexión y el
arrepentimiento sincero).
Siendo así, es de suponer que la persona ha comenzado el año como nuevo,
habiéndose descargado de la mayor cantidad posible de pecados, y con la
plena intención de andar por el camino del Bien.
Sin embargo, como Adam y Javá no pudieron pasar la prueba de hacerse cargo
de un mandamiento de abstención, ¿nosotros no estamos en mayores
dificultades al tener 365 mandamientos para abstenernos?
Así pues, leemos acerca del fracaso de Javá y Adam.
Y leemos acerca del arrepentimiento.
Así quizás algún día podremos cortar el círculo vicioso de creernos más
inteligentes que Dios...
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
HACIENDO CLIC
AQUÍ y AQUÍ.
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Relato
El temeroso ratoncito un día rezó:
'Oh Dios, Tú me conoces, y sabes mi terror.
Cada día es una penuria tras de otra, y nada puedo hacer... ¿cómo hacerlo,
si no soy más que un miserable y débil ratoncito?
Te pido, Oh Dios, que me hagas gato, y así podré enfrentar la vida con
astucia y poder.
Oh Dios, sabes que nunca nada Te he pedido, pero es mi vida un infierno y no
encuentro otra salida más que molestarte un poco para que me hagas este
favor.'
Y Dios, en una de esas acciones
misteriosas, convirtió al ratoncito en un grande y musculoso gato.
Pasados dos días, el ratoncito venido a
gato, rezó:
'Oh Dios, Tú me conoces, y sabes mi terror.
Cada día es una penuria tras de otra, y nada puedo hacer... ¿cómo hacerlo,
si no soy más que un miserable y débil gato?
Te pido, Oh Dios, que me hagas perro, y así podré enfrentar la vida con
astucia y poder.
Oh Dios, sabes que antes he pedido de Ti tan sólo un favor, pero es mi vida
un infierno y no encuentro otra salida más que molestarte un poco para que
me ayudes nuevamente.'
Y Dios, en uno de Sus actos misteriosos,
reconvirtió al gato en el ratoncito escuálido que solía ser.
Además, pegado al espejo en la habitación del ratoncito dejó una esquela:
'Ratoncito, mientras haya un ratoncito viviendo en tu corazón, de poco sirve
si tu cuerpo es de gato, perro o león.
¡Encuéntrate, que Yo te ayudaré!
Te aprecia.
Dios.'
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
-
¿Cómo se puede relacionar este relato con el
comentario que brindamos de la parashá?
-
¿Por qué el gato volvió a ser ratoncito?
¿Acaso alguna vez dejó de serlo?
-
"Cada persona puede
ser tan íntegro como Moshé o tan perverso como Ierobam/Jeroboam, listo o
tonto, misericordioso o cruel... y así con cualquier tendencia, depende de
su libre albedrío conducirse hacia donde quiera"
(Libre traducción de Maimónides, "Mishné Torá" Hiljot Teshuvá 5:2 y ver en
"Guía de los Perplejos" 3,17).
¿Cómo se relaciona esta máxima a la interrogación continua de Dios:
"Dónde estas?"?
-
El profeta anunció con claridad: "¡Vuelve,
oh Israel, al Eterno tu Elokim; porque por tu pecado has caído! Tomad con
vosotros estas palabras y volved al Eterno. Decidle: 'Quita toda la
iniquidad y acéptanos con benevolencia; en lugar de vacunos te ofrecemos [el
fruto de] nuestros labios.'"
(Hoshea / Oseas 14:2-3).
¿Dios reclama sacrificio, sangre, o algo similar para otorgar Su perdón?
A ojos de Dios: ¿Es más grande el arrepentimiento sincero, o el sacrificio?
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