Un estudio
acerca de la Parashá
La derrota
Está escrito en la parashá: "Pero
Iosef / José les respondió: --No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de
Elokim?"
(Bereshit / Génesis 50:19)
En sus edades
mozas, Iosef soñaba que un día conquistaría el universo, que los astros le
rendirían pleitesía.
Cuando joven, Iosef se creía superior al resto de los mortales, mejor que
sus hermanos, digno de que sus padres le honraran.
De pequeño, Iosef ansiaba la conquista, el poder, la gloria, la vanagloria.
De diminuto, Iosef corría a chismorrear las acciones -apropiadas o no- de
sus pares ante el padre.
De sentirse poco y nada, Iosef quería ser un dios.
Iosef recibió los
golpes que la vida le tenía preparados.
Iosef cosechó los frutos de las semillas que había sembrado.
Iosef sufrió las vejaciones más humillantes... una realidad lacerante y cien
veces amplificada por derrumbar ideales, mitos, creencias, anhelos,
fantasías...
PERO,
Iosef supo crecer.
Iosef abandonó las caretas, en pos de la esencia.
Iosef manejó sus energías para destruir lo negativo, y construir una
verdadera vida.
Iosef no se ancló a la revancha, el odio, el estigma.
Iosef ayudó a su adversario.
Iosef limpió su conciencia.
Iosef dio una mano amiga, a quien se la había mordido con
anterioridad.
Iosef supo ser fiel a lo mejor que había en el potencial de Iosef.
Y por eso,
Iosef abandonó todos los pozos a los que fue enviado.
Iosef trepó desde los abismos a los que él se había encaminado.
Iosef aspiró a adherirse a Dios, y no a ocupar -imposiblemente- Su Sitial.
Iosef descubrió mejor Iosef cuando quiso verlo y no encubrirlo.
Iosef descubrió una familia cuando los vio, y no quiso conquistarlos.
Iosef descubrió un entorno en armonía, cuando el halló su propia armonía.
Iosef, fue
llamado hatzadik -el justo-, a pesar de todas las trapisondas
de su vida.
Iosef fue hallado en gracia por el Eterno, y por sus congéneres; Iosef
alcanzó la máxima de las victorias por haber derrotado a... Iosef...
Shabbat
Shalom les desea Yehuda Ribco
Destellos de la parashá
Sidrá 12ª sidrá de la Torá; 12ª y última del sefer
Bereshit / Génesis.
Entre versículos 47:28 y 50:26.
La haftará se lee de I Melajim
2:1 – 2:12.
Iaacov está por morir.
Sabe que sus minutos están contados.
Ya casi está exhausto, sin fuerzas. Incluso su espíritu de visión profética
lo ha abandonado. Pero, no está solo, ni ha sido derrotado.
Más allá de todos los padecimientos de su vida en Este Mundo, su familia
rodea su lecho de muerte.
Él se puede despedir de cada uno, y de todos.
Él puede reafirmar la relación entrañable de los miembros de su familia
entre sí; y de todos ellos con la Tierra de Israel; y de todos estos con el
Eterno.
Él puede contemplar como su semilla crece y florece, e incluso vislumbrar el
futuro promisorio, el amanecer luego de las tormentosas noches que se
avecinaban
Y él parte quedamente. Como en un susurro.
Sin embargo, no muere.
¿No es ésta una de las pruebas de la Vida más allá de la muerte a Esta Vida?
De la Parashá
Nos
gustaría conocer su opinión, haga click aquí |