Un estudio
acerca de la Parashá
Debajo de la pata
Está
escrito en la parashá: "...Ahora, ¿cuándo he de trabajar yo
también por mi propia casa (en mi beneficio)?" (Bereshit /
Génesis 30:30)
Suena el teléfono...
Tras una larga espera, el joven atiende.
-Hola, ¿quién es?
-Hola. Aquí Ricardo. ¿Está todo bien? Me extrañó que tardarás tanto
en responder...
-Sí, todo bien... en verdad, ¡mejor que bien! Te cuento... tardé porque
hace un rato, sin querer corrí la mesa del comedor, esa enorme de roble
que estaba cuando compramos la casa. Y debajo de una de las patas
encontré una moneda, creo que es antigua y de oro. Me parece que debe
valer mucho... así que estaba intentando sacarla. Mira, ¿quién te dice
que no solucione hoy mis problemas económicos por este milagro casero?
Supongo que no será una fortuna lo que me paguen por la moneda, pero, ¿y
si debajo de los pisos de madera hay muchas más escondidas? ¡¿Te
imaginas?! Donde hay una moneda... hay otras... además, ¡cómo brilla!
-Entonces, ¿ni te digo que vengas conmigo a la entrevista de trabajo...?
Te acuerdas que arreglamos para ir hace como dos semanas...
-¿Entrevista de trabajo? ¿Otra más? ¡Ni pensarlo! Ya fui contigo a,
¿cuántas?, ¿doce? y siempre nos responden con un bajón: 'que
somos muy jóvenes, o ya muy viejos... que no tenemos experiencia, o que
la nuestra no sirve... que el país no está bien... que los sueldos son
bajísimos... que las condiciones del contrato son pésimas... que nuestra
profesión no tiene horizontes en este país... que...' yo qué sé
cuántas excusas más. Así que, esta vez, ¡no voy! Me voy a dedicar a
sacar mi moneda de oro antigua, y después, voy a levantar los pisos... si
quieres, puedes venir a darme una mano... aquí hay ganancia segura...
-Me encantaría Miguel, pero ya quedé con la empresa que iría... tal vez
al anochecer pase por tu casa. ¿OK?
-Es tu vida, así que ¡cómo mejor te parezca! ¡Iluso!... ¿Piensas que
trabajando llegarás a algún sitio?
Esa noche, Ricardo visita a su amigo
Miguel. Ricardo trajo la cena, para festejar su nuevo puesto en una
importante empresa.
-Ay Miki, ¡qué lastima que no viniste! ¡Tendrías que ver la
empresa! ¡Es impresionante! Todo lujo, te tratan como si fueras el
gerente. Me asignaron una oficina que no te la puedo describir, con un
equipo perfecto. Y más pena me da que no hayas venido, porque había otro
puesto en la empresa, con la oficina pegada a la mía... y el que
contrataron no tenía tan buenas calificaciones como las tuyas... ¡Qué
lástima!, Pero, al menos me supongo que hoy ganaste mucho con tu
búsqueda del tesoro casero.
-¿Ganar?... Bueno, gané una espalda dolida, un feo corte en el dedo
pulgar, una valiosa mesa de roble rota, unos pisos antiguos destrozados...
y una vieja, aplastada e inútil tapita de refresco pintada como si fuera
oro...
Shabbat
Shalom les desea Yehuda Ribco
Destellos de la parashá
Sidrá 7ª sidrá de la
Torá y 7ª del sefer Bereshit / Génesis.
Entre los versículos 28:10 y 32:3.
La haftará está en Hoshéa / Oseas 12:13 – 14:10.
En esta parashá,
acompañamos a nuestro tercer patriarca Iaacov en un trayecto de más de
dos décadas.
Comenzamos en su juventud, al momento de su salir al mundo desde la
relativa protección de la casa paterna. Salió cuando era un joven
inexperto y poco experimentado, y a pesar de ser materialmente muy pobre,
era millonario en altos ideales. Su ánimo, coraje y determinación lo
llevaron a transitar la vida con una perspectiva optimista, enfrentando
con ingenio y decisión cada uno de los obstáculos que se interponían en
su camino. Y no fueron pocas las barreras que debió sortear. Sin embargo,
el desánimo no lo vencía, y avanzaba, y crecía en todos los planos,
tanto en el material, como en el de los valores personales.
Aunque, la familiaridad con un entorno espiritualmente empobrecido
conspiraba en su contra. Pues, de ser una persona que soñaba con
ángeles, pasó a soñar con ovejas.
Entonces por fin nos encontrarnos con un Iaacov maduro, casado, padre de
numerosos hijos, que emprende el camino de retorno a su patria de
nacimiento.
Ahora viene cargado con muchas riquezas, con cientos de enseñanzas, y en
busca de lo que en su juventud quizás no sabía valorar: un hogar y la
promesa de vivir en armoniosa paz.
De la Parashá
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