Un
vistazo a la Parashá Vaietze
Ubicación:
Vaietze ("Y salió") es la
séptima
parashá del primer tomo de la Torá, el
sefer Bereshit, conocido en español como "Génesis".
Temáticas:
Podemos señalar las siguientes temáticas en nuestra parashá:
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El sueño de Iaacov
En su viaje de Beer Sheba hasta Jarán, Iaacov llega hasta el monte Moriá,
lugar del "amarramiento de Itzjac" y futuro sitio del Templo, y pernocta
allí.
En una visión en sueños, contempla ángeles que ascienden y descienden por
una escalera, que está posada en tierra pero que alcanza los Cielos.
Entonces Hashem se aparece ante él y le promete la tierra de Canaan
(la actual tierra de Israel) para él y sus
descendientes. También le promete que retornará con bienestar a esta tierra,
al culminar su travesía por el extranjero.
Al despertarse, Iaacov consagra ese lugar, y promete dar un diezmo al Eterno
que lo ampara, y también promete regresar a ese sitio para adorar a Hashem.
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Iaacov en el pozo
Cuando Iaacov alcanzó las inmediaciones de la ciudad de Jarán, se quedó en
el pozo alrededor del cual se reunían los pastores con sus rebaños. Mientras
estaba averiguando acerca del paradero de su tío Laván, apareció su prima
Rajel. Fueron presentados, y con gran emoción se saludaron. Realmente se
había entablado en ese momento un puente romántico que uniría sus corazones
por siempre.
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Iaacov desposa a Lea y Rajel
El joven Iaacov fue a vivir a casa de su tío, y trabajó para él.
Enamorado como estaba de la hija menor, de Rajel, pidió su mano a su tío.
Éste le respondió que contraerían matrimonio su Iaacov aceptaba trabajar
siete años para él. De inmediato aceptó el joven, y con empeño y tesón fue
un infatigable obrero. Al cabo de los siete años, reclamó a su prometida.
Laván en una gran fiesta la entregó como esposa. Pero, a la mañana
siguiente, Iaacov descubrió que había desposado a la hija mayor a Lea. Había
sido engañado. Reclamó de Laván que le entregara a la joven que él amaba, y
su tío/suegro/patrón aceptó, a cambio de que trabaje otros siete años para
él. Y así aconteció.
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Los hijos de Iaacov
Lea, esposa de Iaacov dio a luz a cuatro hijos: Reubén, Shimón, Leví y
Yehudá.
Mientras tanto, Rajel, la esposa más amada, permanecía estéril. Por esto, le
entregó a su marido como concubina a su sirvienta Bileá. Ésta dio a Iaacov
otros dos hijos: Dan y Naftalí. Lea siguió el ejemplo de su hermana, y dio a
su propia sirvienta como concubina a su marido, a Zilpá. Ésta dio a Iaacov
otros dos hijos: Gay y Asher. Luego Lea dio a luz otros dos: Issajar y
Zebulún, y también una hija, Dina. Entonces Raquel quedó preñada, pues
habían sido oídas sus plegarias, y dio a luz a Iosef.
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Iaacov deja a Laván
Con la ayuda de Hashem, Iaacov se hizo un hombre rico, lo que provocaba la
envidia de Laván y su familia. Como resultado de esto, y por haber llegado
Iaacov a un punto en el cual o dejaba el lugar, o estaba en riesgo de perder
los principios éticos que distinguían a su familia, es que él con su familia
y posesiones marchan rumbo a la tierra que le había sido prometida.
Para evitar complicaciones y confrontaciones, parten sin anunciarlo a Laván.
Laván enojado con esta marcha, sale a retenerlos y a recuperar unos ídolos
que su hija Rajel había sustraído. Antes de encontrarlos, Hashem le ordena
que no importune a Iaacov o su familia, que los deje en paz. Por lo cual,
Laván solamente los busca para despedirse de su familia, y para exigir que
devuelvan los ídolos que le habían robado.
Iaacov, ignorante de la sustracción a manos de su esposa querida, maldice a
aquel que tomó los ídolos de Laván.
Más adelante en su viaje, encuentran un campamento de enviados celestiales.
Para destacar:
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Escala de oración
El Rav David Feinstein, en "Kol Dodi acerca de la Torá", nos instruye:
"Entonces soñó,
y he aquí una escalera puesta en la tierra, cuya parte superior alcanzaba el
cielo. He aquí que los enviados de Elokim subían y descendían por ella."
(Bereshit / Génesis 28:12).
El valor numérico de la palabra hebrea "escala" es equivalente al de la
palabra "voz". A partir de esto, nosotros aprendemos un muy interesante
simbolismo: así como la escala en el sueño de Iaacov conectaba tierra con
cielo, permitiendo a los ángeles ascender y descender por ella, así mismo
podemos hacer con nuestras voces, (por ejemplo, con nuestras plegarias), que
nos conectan al Cielo.
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Probar y probar
En "Viviendo cada semana", del Rav Abraham Twerski, nos enseña:
"Ellos le
respondieron: -No podemos, hasta que se reúnan todos los rebaños y sea
removida la piedra de encima de la boca del pozo, para que demos de beber a
las ovejas."
(Bereshit / Génesis 29:8).
¿Por qué fue tan crítico Iaacov con los pastores que fallaron al correr la
piedra de la boca del aljibe?
El Sefat Emet contesta que si ellos habían realizado un intento infructuoso,
ellos aún no tenían una excusa para sentarse a esperar. Ellos debieron de
probar otra vez. Si bien nosotros no podemos garantizar el éxito de nuestros
esfuerzos, es nuestra obligación seguir probando.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
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