Shabbat Tevet 10, 5763 - 14/12/02
Comentario de la Parashá Vaigash
: No sólo de bendición vive el Hombre
En nuestra parashá se cuenta que Iaacov se entrevistó con el Faraón que
había acogido a Iosef como su consejero principal, y lo había ascendido
hasta el rango más elevado en su nación. Al finalizar la entrevista "Iaacov
[Jacob] bendijo al faraón" (Bereshit / Génesis 47:10).
Según se desprende de lo que enseñan nuestros Sabios, la bendición de Iaacov
consistió en informarle al faraón del método para preservar a Egipto de un
nuevo padecimiento por hambre, ya que Iaacov le enseñó el ritmo que sigue el
Nilo en sus crecidas y la manera de aprovecharlas con inteligencia.
Los egipcios no eran tontos, sabios y científicos (adivinos
se les llamaba a alguno de ellos en aquella época) andaban por la
corte faraónica.
Pero, tal como Iosef fue el único capaz de interpretar correctamente el
sueño de faraón (acción que finalmente salvó a los egipcios
de perecer de hambre); su padre fue el único en captar la importancia
para la economía egipcia que se escondía en las crecidas rítmicas del Nilo.
Es decir, lo que a ojos de los adivinos, dignatarios y súbditos se
veía como un hecho casual, o como una señal de una deidad
(falsa), a partir de la bendición de Iaacov se comprendió como
un hecho causal y de índole natural y aprovechable.
Así pues, el consejo de Iosef salvó a Egipto del momento de crisis
dramática, en tanto que el consejo-bendición de Iaacov daba la clave para no
caer nuevamente en similar crisis.
Sin dudas, Iaacov bendijo a faraón y su reino.
El faraón, que tampoco era tonto supo
beneficiarse doblemente de esta bendición, ya que con su nuevo conocimiento
no sólo podía controlar con precisión los ritmos de la economía de su
nación; sino que además al tener la clave de las crecidas del río, él acudía
a las orillas en aquel preciso momento, como demostrando el vínculo
existente entre la presencia del faraón y la bonanza.
Así pues, el pueblo alborozado celebraba la presencia del faraón como señal
de próxima abundancia.
Pero, pasado un tiempo, la corrupción en el
corazón y la mente del faraón llevaron a convertir la bendición en una
oscura mancha, en una afrenta contra Dios y la humanidad.
Pues, faraón engolosinado por la ambición y la ceguera del pecado, dejó de
reconocer su humana condición, y presumió de ser una divinidad.
Él decía que era su poder, su propio poder el que instigaba la crecida del
río, tal como corroboramos en palabras de un faraón posterior: "Míos son
los canales del Nilo, pues yo los hice." (Iejezkel / Ezequiel 29:3).
Las imaginaciones sensibles y poco cultivadas de sus súbditos aceptaban de
buen grado la tal idea. ¿Cómo no ufanarse de contar con un rey-dios que
tenía tal imperio para demostrar indudablemente su poder? (Es
similar al mecanismo que suele ocurrir con los milagritos (en
realidad actos de brujería, prestidigitación, trance hipnótico, o
ignorancia) que efectúan líderes de sectas idolátricas).
Y así, lo que comenzó siendo una bendición, se tornó una maldición.
Es como si alguno recibiera el premio mayor en la lotería, y que esto le
llevara a una situación perjudicial impensada anteriormente. Miremos la
riqueza y abundancia de un Maradona en qué devino...
Como Dios sabe que el poder de las bendiciones
puede degenerar en aberración, ordenó que se bendiga de la siguiente manera:
"el Eterno te bendiga y te guarde" (Bemidbar / Números 6:24).
La bendición que venga acompañada por la guía del Eterno, ¡esa es la real
bendición!
Y, ¿cuál es esta guía?
El esmerado estudio de Torá, y la práctica de mitzvot -preceptos-.
Si la persona ha sido bendita en algo, y esto lo aprovecha de acuerdo a las
enseñanzas de la Torá, y dentro de los límites de la normativa, su bendición
prosperará tanto en lo material como en lo espiritual.
¡Shalom iekarim! ¡Les deseo Shabbat
Shalom!
Moré Yehuda Ribco
Relato a
propósito del comentario
"Luego de que el Rey Mumbaz repartió su
riqueza y la de su familia a los pobres, dijo: 'Mis ancestros juntaron
riquezas aquí abajo, pero yo junto arriba... Mis ancestros juntaron riquezas
en un lugar en que la mano del hombre puede llegar y robar, pero yo junto en
un lugar donde la mano del hombre no puede llegar...'"
(TB Baba Batra 11a).
De la Parashá Vaigash
|