Shabbat: Kislev 18, 5764, 13/12/03
Comentario de la Parashá -
Vaishlaj :
El temor de Iaacov
(Esta semana corresponde leer la parashá
llamada Vaishlaj ("Envió") que es la
octava del primer tomo de la Torá, el
sefer Bereshit , conocido en español como "Génesis").
Iaacov eleva su angustiosa plegaria al Eterno:
"Rescátame, Te lo ruego, de la mano de mi
hermano, de la mano de Esav [Esaú], porque le temo. No sea que venga y me
mate, madre junto con hijos."
(Bereshit / Génesis 32:12)
¿Cómo podemos entender correctamente este
pedido, y el temor que aparenta estar en su base?
¿Acaso Iaacov no era el que supo vencer a las triquiñuelas y maldades de su
tío/suegro Labán?
¿Acaso Iaacov no fue el que prosperó en tierra aramea, a pesar de tener
todos los aspectos materiales en su contra?
¿Acaso Iaacov no es el que luchaba contra enviados celestiales y contra
personas, y vencía?
Y especialmente, ¿acaso Iaacov no era aquel que había recibido en varias
oportunidades la bendición de parte de Dios, en la cual se le prometía
abundancia, vida, trascendencia?
¿Cómo este Iaacov, que es un luchador y vencedor, de pronto parece ser una
aterrorizada criatura trémula ante la idea de su encuentro con su feroz
hermano?
Si comprendemos lo que está pasando en la
mente, y en la vida, del patriarca, reconoceremos en Iaacov dos temores bien
fundados.
Él no está temeroso por lo que materialmente le pueda hacer su hermano.
En todo caso, ¡teme lo que él pueda hacerle a Esav!
Iaacov sabe, sin dudas, que él está en condiciones de acabar con su hermano,
pero, no quiere llegar al extremo de tener que hacerlo.
Prefiere que la situación se resuelva de manera pacífica, pues, si Esav lo
instiga y ataca, Iaacov se defenderá y terminará prevaleciendo.
Iaacov es paciente y poderoso, no desea la lucha, aborrece la contienda,
detesta el derramamiento de sangre.
Pero, tiene los recursos como para acabar con su enemigo, si es que éste lo
obliga a defenderse con todo.
Así que, Iaacov ruega a Dios para poder resolver las cosas por la vía del
entendimiento, y no a través de demostraciones de su poder.
Y, Iaacov teme otra cosa.
Teme por la espiritualidad de sus descendientes.
Iaacov confía lo suficiente en sí mismo, y más todavía en las promesas de
Dios.
Por lo cual, él sabe que ninguna herida no mortandad le causará Esav a él o
a sus descendientes.
Pero, también sabe que Esav (así como sus descendientes)
son maestros del engaño.
Se disfrazan como piadosos, pero su corazón es infernal.
Hablan con dulces palabras, y cargan pensamientos y sentimientos de
aniquilación.
Se hacen pasar por puros, y son acérrimos enemigos de la verdad, la justicia
y la vida.
Se denominan "santos", y aborrecen al Santo.
Hacen creer que son judíos o gentiles fieles a Dios, y son portadores de la
palabra inmunda de la idolatría.
Así que Iaacov teme por sus hijos.
Teme que Esav los engatuse.
Pues, el daño espiritual es muchísimo más grave y difícil de restañar que el
daño material.
Por esto ora Iaacov, para encontrar una salida
que no le obligue a liquidar a su hermano, y para que no se apeguen sus
hijos a las doctrinas ajenas de perdición eterna.
Hoy, nosotros, los que seguimos siendo
Iaacov/Israel, debemos orar para:
1- que nuestro enemigos no actúen con afán de erradicarnos, para que no
tengamos que defendernos y destrozarlos (tal como ocurre con
los terroristas que asesinan inocentes en Israel, y que luego, los mismos
terroristas sedientos de sangre lloran y protestan porque son devueltas sus
arteras maldades con justa retribución).
2- que los que se dicen nuestros amigos, y son nuestros más acérrimos
enemigos, dejen de tratar de asimilarnos a los sucios credos y prácticas de
Esav (tal como ocurre, por ejemplo, con todos los que son
misioneros y propaladores de la religión del falso mesías/dios).
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
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Relato
Iankev estaba al borde de un viaje crucial
para su vida, sin embargo, en su corazón tenía dos temores que le consumían
horas y horas de desvelos.
El primero de los temores era a que el barco naufragara.
el segundo, a que los cambios que se avecinaban terminaran siendo demasiado
trabajosos, y que sufriera mucho para conseguirlos.
Tanto devanaba sus sesos con estos pensamientos, que finalmente una noche
tuvo un agitado sueño.
A la mañana siguiente, mal dormido y consternado quiso conocer el
significado de ese sueño.
Él presumía que debía ser una especie de sueño premonitorio, una pequeña
profecía a su favor.
No sabiendo a quien recurrir, recordó el anuncio visto al pasar en el
periódico: 'Clarividencia, Tarot, Cartas angélicas, Sueños proféticos.
Comunicarse con el sacerdote tal y cual en tal dirección'.
Iankev sabía que consultar con esta clase de personas es un pecado, y que
suele llevar a conductas muy dañinas, pero, era tanta su desesperación, su
desconsuelo, que sin mediar mucho se encontró frente a frente con el
estrafalario brujo.
Al rato de confesarle sus temores referidos al viaje, le cuenta el sueño en
cuestión: 'Soñé que iba en un barco, que más bien parecía una lancha
agujereada. El día soleado de pronto se hizo tormentoso. Una ola inmensa
arrancó partes del barco. Me sentía desnudo, tal como desnudo estaba
quedando el barco. Al rato, el agua me rodea. Brota a borbotones no sé de
dónde, creo que debajo de mis pies. Finalmente me ahogo. Fue horrible....'
El brujo interpretó el sueño del hombre con una ominosa predicción: 'No
viaje en el barco, pues morirá en la travesía'.
El ingenuo hombre aceptó la tal supuesta interpretación, y canceló su viaje,
perdiendo así una posibilidad única de progresar en la vida.
A los dos días se entera de que el barco en el
cual iba a viajar, tuvo un fatal accidente, se fue a pique en mitad del
océano y se duda de que haya sobrevivientes.
Impactado por la noticia, y en parte feliz también, corre el hombre a la
sinagoga, ya que quiere hacer la bendición para aquellos que se salvan de
una fatalidad.
Antes de proceder a la bendición, el rabino le pregunta: 'Iankev, ¿por qué
dirás hagoimel si no has tenido accidentes, ni operaciones, ni
viajes, ni nada parecido?'
Y el hombre cuenta al rabino acerca de su sueño profético, de la
revelación de parte del brujo, y de su ánimo agradecido para con Dios que le
envió ese mensaje salvador.
El rabino lo mira detenidamente, y entonces le dice: 'Iankev, Iankev. Si
hubieras estado en el barco, y no hubiera pasado nada, ¿qué explicación te
hubiera dado el malvado brujo?'
Iankev le responde: 'No sé... quizás que me salvé porque ya conocía acerca
de lo que estaba en mi destino...'
El rabino dice: 'Ah, entonces hubiera acertado el brujo en su
interpretación, aunque no te hubieras ahogado... que interesante... ¿y si
hubieras estado allí y se hundía, qué hubiera dicho?'
Iankev responde: 'Pues, que había acertado exactamente en la interpretación,
¿no?'
Rabino: 'Claro que esa hubiera sido su afirmación. Como verás, sea cual
hubiera sido tu destino, si abordabas ese barco siempre el
brujo podía decir que había acertado.'
Iankev: '¡Oh, es cierto! ¡Qué buen timador este brujo! Ya que, diga lo diga,
siempre tiene la razón'.
Rabino: 'Sí, él te hace parecer que tiene la razón. Pero, mira: él predijo
que te hundirías con el barco y morirías. El barco se hundió pero tú ni
siquiera lo abordaste. Lo que significa que se equivocó.'
Iankev: '¡Es cierto! ¿Cómo pude ser tan tonto como para confiar en un
mentiroso y estafador tan grande?'
Rabino: 'Porque tú querías ser engañado, mi bien, tú querías ser
engañado...'
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