Nunca se aparte el mensaje de la Torá

«Nunca se aparte de tu boca este libro de la Torá; más bien, medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito, y todo te saldrá bien.»
(Ieoshúa/Josué 1:8) Ver Masejet Berajot 35b.

Un grupo sabio dice que hay que vivir de acuerdo al principio de Torá im derej eretz, es decir, que la Torá sea acompañada de todo lo que refiere a las actividades terrenales. El hombre común no tiene obligación de dedicar su vida a estudiar Torá exclusivamente, encerrado en una academia (ieshivá o cualquier otra) dedicada a tal fin. Cada uno de acuerdo a su capacidad y oportunidad. Teniendo el estudio de Torá como central y el resto como lo accesorio. No por ser secundario deja de ser importante, pero debe quedar claro el orden de prioridades: primero Torá y luego el resto de las cosas.

Un grupo sabio dice que la Torá y solo Torá, ya Dios se ocupará de dar lo que el hombre necesite para sus necesidades esenciales.

Un grupo sabio dice que el hombre dedique un rato mínimo para obtener lo suficiente para su sustento terrenal y luego dedicado a lleno al estudio de Torá. ¿En qué se diferencia del primer grupo? En que este último lleva el trabajo material al mínimo indispensable, casi al borde del ascetismo, es decir una vida austera y de renuncia a placeres materiales, solamente permitidos en ocasiones particulares tales como shabat y festividades. Porque, el placer obtenido en este mundo restaría al placer que se cosecha en la eternidad.

Un grupo sabio dice que toda actividad, cualquiera sea ella, ha de ser realizada con el mensaje de la Torá en la boca, en el pensamiento y en las manos.
Como dice el versículo, tal cual.
Llevar a la práctica la Torá en todos los niveles, en cada dimensión, permitiendo así que el espíritu de la Torá se encarne en nuestras vidas y se difunda de la mejor manera: no a través de prédicas desde el púlpito, sino como consecuencia de nuestros acciones corrientes y habituales.
Que todo lo que hagamos sea Torá. Estudiándola y viviéndola.
La Torá de los judíos para los judíos; la Torá noájica (los Siete Mandamientos Universales) para los noájidas.
Siendo así, podemos disfrutar de los bienes de este mundo y transferir ese gozo a la eternidad, porque estamos rescatando chispas sagradas de cada objeto, momento y lugar. Esa redención de santidad nos llena de placer mundanal y nos aumenta en el recuerdo benéfico para el más allá.

Puedes tomar tu camino, los sabios lo proponen y cada uno lo anda.
El mío, que puedes compartir o no, es el de la construcción de SHALOM, acciones (pensamiento, palabra, acto) de bondad y justicia.

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Lo notorio, en cualquiera de los casos, es que priva los mandamientos, no el Creador.
Los mandamientos antes de cualquier creencia.

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