Por
tus obras...
Shalom amigo mío.
Dice la Palabra del Eterno:
"Los
padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán
muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto
por su propio pecado."
(Devarim / Deuteronomio 24:16)
Podemos entender el pasaje subrayado
con varios sentidos diferentes, pero detengámonos en uno sólo.
Como una exigencia hacia los jueces, que tienen prohibido emitir juicios
sobre las personas basados en sus vínculos familiares. La sentencia debe
ser justa y si corresponde aplicar un castigo, éste será originado por
la acción del reo y no por los actos de sus padres, hermanos, hijos,
etc.
Tenemos un ejemplo en el Tanaj:
"Sucedió
que cuando el reino se consolidó con él, mató a sus servidores que
habían herido de muerte al rey, su padre. Pero no dio muerte a los
hijos de ellos, conforme a lo que está escrito en la Torá, en el
libro de Moshé, donde el Eterno mandó diciendo: Los padres no
morirán por culpa de los hijos, ni los hijos morirán por culpa de
los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado."
(2 Divrei Haiamim / II Crónicas 25:3-4)
De esta manera se establece verdadera
justicia, puesto que a ojos del Eterno nadie carga las culpas por las
acciones ajenas, sino que cada cual debe responder por sus propias
acciones.
Si tú pecas, tú pagas por ese pecado el "precio" justo.
Así de simple es la cuenta para el Eterno.
Si tú pecas, y tú te arrepientes sinceramente, eres tú el que recibe un
empuje hacia un más elevado plano espiritual, más luminoso y bendito.
Tú y tus acciones desnudos ante el Eterno, así de simple y cierto.
Debes tenerlo presente y recordarlo para hallar el camino a la Vida.
En palabras del libro de Iyov/Job:
"...¡en
mi carne he de ver a Elokim, a quien yo mismo he de ver! Lo verán
mis ojos, y no los de otro..."
(Iyov / Job 19:26-27)
Tus ojos "Lo verán" (es lenguaje
metafórico), no los ojos de otra criatura.
Tú debes responder por tus acciones en el juicio ante el Juez de jueces,
y solamente tu arrepentimiento sincero sirve para limpiarte de pecados y
errores.
Esto también implica que
nadie puede limpiar el pecado de otro, sino que cada quien debe hacer el
adecuado proceso de arrepentimiento y de esa manera conseguir el
saneamiento de su alma de las manchas que provocó con sus acciones.
Todos cometemos errores y
pecados, y el Padre, que es nuestro Creador bien lo sabe, por lo que nos
ha dado la manera para corregirnos. Desde los albores de los tiempos la
humanidad cuenta con la herramienta para perfeccionarse de los pecados
que cada uno comete.
Por supuesto que es el arrepentimiento total y sincero, el enmendar lo
que destruimos o dañamos en el mundo y en nuestra alma.
Atendamos a la bendita palabra:
"Entonces
el Eterno dijo a Caín: ...Si te enmiendas, ¿no serás enaltecido?
Pero si no te enmiendas, yacerá el pecado a la puerta. Y hacia ti
será su deseo; pero tú lo puedes dominar."
(Bereshit / Génesis 4:6-7)
Podemos dominar nuestra
tendencia hacia lo negativo, y podemos corregirnos de los errores que
hemos cometido.
No precisamos de intercesores, ni de magos, ni de ángeles, ni de
embrujos, ni de milagreros, ni de santos, ni de pastores, ni de
complejos dogmas, ni de sacrificios, ni de sangre... lee la Palabra que
te hemos expuesto recién y verás que solamente precisamos autenticidad
en nuestro empeño por corregir nuestras acciones.
Pero, si no nos arrepentimos, y si no hacemos caso a las palabras del
Eterno, entonces el pecado yace a nuestra puerta cual perro rabioso, que
espera a que abramos una pequeña rendija para introducirse furtivamente
y mordernos con su enfermedad. Luego de su mordida, ya atacados por el
mal, nos abrazaremos a cualquier doctrina creyendo encontrar allí la
solución a nuestro pesar. Pero ciertamente que cada día nos alejamos más
de cualquier salvación, en tanto no nos arrepintamos sinceramente y no
nos aboquemos con empeño al cumplimiento leal de los mandamientos que el
Eterno nos ha dado.
Atiende las palabras de Dios por medio del profeta:
"Lavaos,
limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis
ojos. Dejad de hacer el mal.
Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor,
defended al huérfano, amparad a la viuda.
Venid, dice el Eterno, y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados
sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean
rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Si queréis y obedecéis, comeréis de lo mejor de la tierra.
Pero si rehusáis y os rebeláis, seréis consumidos por la espada;
porque la boca del Eterno ha hablado"
(Ieshaiá / Isaías 1:16-20)
Comprométete con Dios,
cumple con los mandamientos que Él te ha dado (Siete
Universales para los
gentiles, 613 para los
judíos), limpia tu alma de acciones incorrectas, dedícate a actuar
con bondad y rectitud y hallarás la Verdad, la Luz y la Vida.
Y, por supuesto, el
delirante mito que la sangre del pecador Jesús redime a los pecadores,
es solamente eso: un triste y patético delirio que nada tiene que ver
con las maneras con las cuales el Eterno gobierna Su creación.
El Juez exige de cada persona las cuentas por sus obras, no mide la fe y
mucho menos te "salva" por la fe que depositas en un trastornador de la
verdad.
Deben saber todos los que
siguen estas doctrinas de perdición que están exponiendo su vida eterna
al más grande de los peligros y a la sociedad a una continua y cada vez
más profunda degradación.
Aquel que quiere vivir en
paz con el Padre y con serenidad de espíritu, no se rebaja a seguir al
perverso Jesús, ni los trasnochados dictados de sus predicadores1
, tampoco adopta el modo de vida de los filósofos de
cualquier academia, secta, dogma o religión.
El fiel a Dios recuerda lo que está dicho sobre los que profetizan
falsamente:
"Mentira
profetizan los profetas en Mi nombre. Yo no los he enviado, ni les
he mandado ni les he hablado. Os profetizan visión mentirosa,
adivinación vana y el engaño de sus propios corazones... Por la
espada y por el hambre perecerán tales profetas."
(Irmiá / Jeremías 14:14, 15)
El que busca la paz, la
vida, la luz, abraza el estilo de vida que el Padre indica:
"Pero
si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos
Mis estatutos y practica la justicia y la misericordia, ciertamente
vivirá; no morirá. No le serán recordadas todas sus transgresiones
que cometió; por la justicia/misericordia que hizo vivirá."
(Iejezkel / Ezequiel 18:21-22).
Con arrepentimiento sincero,
justicia y misericordia; con cabal compromiso en el cumplimiento de los
mandamientos es que se consigue saldar la deuda con el Juez, NO de otra
manera.
Tenlo presente por favor, pues quiero
lo mejor para ti.
Escríbeme con tus comentarios
edificantes, y recuerda de colaborar con este sitio.
Shalom y bendiciones.
Notas:
1- Pastores, ministros,
presbíteros, falsos-rabinos, predicadores de los evvangélicos,
mesiánicos, netzaritas, en fin... todos los que creen en la
autoridad de Jesús, con el nombre que lo llamen.
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