En esta ocasión veremos como podemos poner en
práctica en nuestra vida diaria algunos de los conceptos fundamentales
de la Cterapia.
Para que el odio y el rencor desalojen nuestro corazón
"No aborrecerás en tu
corazón a tu hermano.
Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado
a causa de él.
No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Eterno."
(Vaikrá / Levítico 19:17-18)
Si aún no hemos ido a pedir perdón a aquel que hemos
perjudicado.
Si aún no ha venido a pedirnos perdón aquel que nos ha perjudicado.
Si aún no hemos liberado en nuestro corazón a aquel que nos ha dañado,
he aquí algunos breves consejos.
Es preferible realizar esta práctica en la noche, un
poco antes de retirarse a dormir. Sin embargo, también se puede llevar a
cabo en cualquier momento del día, pero con la condición de que no esté
urgido en el tiempo, pues el ejercicio debe ser hecho con total
compromiso y calma, y teniendo a disposición algún tiempo.
(Es aconsejable no realizarlo ni en Shabbat ni en festividades
judías, a excepción de los Iamim Noraim).
Antes o después de hacerla, se debe dar (o separar)
dinero con la finalidad de hacer tzedaká -caridad-.
Ubíquese cómodamente en algún recinto que esté en
silencio, o con el menor ruido posible. Trate de que ninguna prenda de
vestir lo esté presionando fuertemente.
Puede estar sentado, reclinado o acostado, lo importante es que esté
cómodo y relajado.
Cierre los ojos y manténgalos así todo el tiempo que dure este
ejercicio.
Deje los brazos a los lados del cuerpo, flojos, las manos abiertas. Que
sus talones estén tocándose levemente.
Aspire lenta y profundamente, contenga el aliento mientras cuenta hasta
5, luego expira lentamente por la boca todo el aire.
Repita este movimiento de respiración controlado 5 veces.
Ahora, mientras continúa respirando con lentitud y profundidad tiene que imaginar a la persona con la cual está
emocionalmente distanciado.
Vea en su mente el cuerpo de la persona, cómo acostumbra vestir, observe
con detenimiento sus gestos y muecas habituales. Sienta sus olores y
perciba su voz que dice "shalom", mientras acentúa y estira la
última sílaba. Repita usted también la voz "shalom" estirando y
acentuando la última sílaba. Haga en su mente este saludo recíproco
cinco veces.
Una vez que ha visualizado esto, mire a la persona a los ojos y dígale
con serenidad y firmeza: "Te ofrezco mi amor y te doy mi perdón".
Lo debe decir en voz audible por usted, y lo debe decir aunque le
cueste.
Debe decirlo hasta que logre sentirlo de verdad en el corazón. (Si ha
pasado mucho tiempo en el intento y no lo logra, recomience el ejercicio
a partir del control de la respiración, posterior saludo con "shalom",
etc.)
Perdone y ofrezca su amor a
esa persona de manera auténtica y sincera.
Luego imagine que desde
su corazón brota un rayo de poderosa luz
rosa, que comienza siendo pálido y va pasando a rosa intenso. Mientras
el color rosa va oscureciéndose vea como el rayo va creciendo en anchura y se dirige hacia el corazón de la otra
persona hasta alcanzarlo. Vea como los dos corazones están ahora
unidos a través de este maravilloso rayo rosa poderoso e intenso.
Sienta como este rayo rosa inunda a ambos corazones con amor y perdón.
Mantenga esta imagen todo el tiempo que quiera y mientras
tanto vaya percibiendo como en realidad su corazón se llena de amor y
serenidad.
Mientras hace esto repita varias veces "Te ofrezco mi
amor y te doy mi perdón".
Cuando su corazón está en paz,
vea como en su mente usted se abraza con la persona, advierta como su
estado de ánimo es de serenidad.
En su mente deje ir a la otra persona sabiendo que tanto ella como usted
ahora son libres.
El paso final del ejercicio es decir con toda la fuerza
de su alma y total concentración: "Dios mío, que ninguna persona
sufra a causa mía. Perdono ahora a todo aquel que me ha ofendido o ha
hecho enojar y Te pido perdón por mis errores y pecados. Te pido que
prevalezca Tu Bondad y Tu Justicia."1.
Abra los ojos y agradezca al Eterno, con palabras
breves y sencillas, por esta oportunidad de crecer espiritualmente.
Recuerde dar tzedaká antes o después de este
ejercicio, y no olvide que el verdadero pedido de perdón debe ser hecho
ante la persona a la que se ha ofendido. Si es a usted al que han
agredido, tenga en cuenta que el que es duro de corazón y no perdona
tampoco recibe perdón del Eterno.
Por último, la búsqueda de la justicia es totalmente
compatible con el no guardar rencor ni odio en el corazón.
CTerapia online
Notas:
1- Este pedido está basado en una plegaria que se
suele hacer como parte de la Keriat Shemá Al HaMitá -el rezo tradicional
para la hora de retirarse a dormir. |