Estas son algunas de las facetas personales que
se suelen desarrollar por medio del Cterapia:
1- Limpieza emocional y conexión emocional
Debido al proceso de adiestramiento que vamos viviendo desde antes
de nuestro nacimiento, y a ciertos traumas puntuales en nuestras
vidas, vamos tragando emociones negativas.
No aprendemos a canalizarlas, sino que somos educados a no expresar
nuestras emociones y reprimirlas en nuestro interior.
Pareciera como si fueran caros tesoros, esas emociones negativas,
pues las confinamos y guardamos con celo y obsesión.
Y sin embargo, son verdaderos venenos que corroen nuestra alma y
corrompen nuestra vida.
No vivimos realmente cuando somos atosigados por esos tormentos
internos, pues:
-
derrochamos nuestras energías vitales en
reprimir las emociones negativas para que no emerjan;
-
porque derrochamos energía repitiendo
inconscientemente los patrones de conducta que nos esclavizan;
-
porque luchamos para no permitirnos explotar,
pero cada vez es más duro pues vamos acumulando presión y más
presión al reprimir nuestros sentimientos;
-
porque luchamos contra nuestra esencia en lugar
de vivir en armonía con nuestro Yo Auténtico.
Por medio de Cterapia se consigue una liberación de las emociones negativas
reprimidas que esclavizan el alma.
Cuando estas energías enquistadas son liberadas correctamente,
fluyen y energizan los cinco planos de nuestro ser. Entonces nos
sentimos más vigorosos físicamente, más poderoso emocionalmente, más
aptos socialmente, más brillantes intelectualmente y más confiados y
fuertes de voluntad.
Con esa renovada energía, que era nuestra pero estaba enquistada y
mal distribuida hasta entonces, podemos armonizar el mundo
interno con el externo y de esa manera favorecer las condiciones para
mayores transformaciones vitales.
Cuando conseguimos discriminar entre las diversas
máscaras/identidades aprendidas a las que llamamos Yo Vivido,
estamos aptos para conectarnos con quien se es realmente, el ser
auténtico, libre de los límites impuestos injustamente por los
otros.
2- Encuentro con el sí mismo
Con los condicionamientos que cargamos a causa del adiestramiento
que hemos ido recibiendo, tenemos la noción de que nuestros mapas
internos, lo que nosotros creemos de nosotros mismos, son la
realidad.
Pero, lo cierto es que los mapas no son el terreno, y lo que
nosotros hemos aprendido a creer de nosotros mismos raramente
coincide con lo que somos auténticamente.
Es decir, andamos sin rumbo leyendo de un mapa distorsionado y
orientados con una brújula que varía de Norte cada vez.
Si aprendemos a soltar esos mapas u hologramas internos que nos limitan
inadecuadamente, tendremos la capacidad para darnos cuenta de que no
sabemos realmente donde estamos parados.
Esto es fácil de escribir y hasta de comprender intelectualmente,
pero muy duro de llevar a los hechos, pues nos guarecemos en nuestra
pequeña celda fea y tormentosa pero que nos es bastante conocida en
lugar de aventurarnos a descubrir quién realmente somos en nuestra
esencia. Quedarnos sin nuestras máscaras llena de ansiedad, pues
perdemos las referencias que conocíamos hasta entonces. Eran
referencias incorrectas, que marcaban erróneamente, pero al menos
nos servían para aferrarnos a algo...
Aquel que se arriesga a dejar su miserable isla
inhóspita para surcar el océano plagado de riesgos en pos del buen
puerto, está en condiciones de alcanzarlo, tarde o temprano.
Pero, el que se acomoda a su padecer y se ilusiona con que es mejor
ese sufrimiento que el riesgo desconocido, tristemente termina su
vida envuelto en su ilusión y pobre anímicamente.
Alejado de sí mismo, falto de contacto real con los otros.
Eso es lo que tiene aquel que no deja sus mapas internos que le han
cedido otros tan ciegos perdidos como él.
Cuando el viaje comienza, y de a poco se van
trazando nuevos horizontes y se van reconociendo nuevas estrellas,
se van también reparando de
los vínculos básicos que definen las relaciones de poder con
jerarquías, pares y con uno mismo.
Esto es una intensa vivencia de verdadera liberación,
que faculta para comprenderse y comprender al prójimo, perdonar y
perdonarse, amarse para amar al prójimo.
Todas estas verdaderas llaves para la original riqueza de la vida.
3- Ampliación de la conciencia
Desde el nacimiento de la persona, la mente va siendo limitada en su
esplendida capacidad de penetrar recónditos secretos.
Miles de pensamientos ociosos cruzan nuestra mente, reclaman
atención, desgastan nuestras energías vitales, nos engañan y no nos
permiten enfocarnos en aquellos pensamientos que son positivos.
Es como si tuviéramos en una inmensa habitación oscura una lámpara
con cien focos, de los cuales solamente unos pocos están encendidos.
Las luces así debilitadas apenas si permiten discernir algunas
sombras y bosquejar algunas formas. Pero, si de algún modo
pudiéramos alzarnos para llegar hasta la lámpara y allí ir
encendiendo más y más focos de luz, pronto las sombras dejarían su
lugar a las definiciones, a la claridad, a la conciencia activa.
La Cterapia es la que nos permite alzarnos sobre nuestros problemas
cotidianos y dedicarnos a hacer luz en los rincones de nuestra vida.
Cuando por medio de la Cterapia algunos bloqueos
mentales caen, se produce una expansión de la conciencia. Expansión
que posibilita y facilita mayores expansiones, mayor conciencia,
mayor luz y gozo auténtico.
Recordemos que la ubicación de nuestros límites
mentales difícilmente se encuentran en nuestros genes o en nuestra
naturaleza espiritual, sino que son más bien el legado y fruto del
adiestramiento que hemos recibido de nuestros mayores desde incluso
antes de nacer y de condiciones de índole social.
En general, nuestros límites mentales no definen
realmente nuestra capacidad de conciencia.
Potencialmente somos geniales, el mundo está a nuestro alcance.
Es cuestión de quererlo y trabajar para conseguirlo...
4 - Integración del hacer, sentir, comunicar, pensar y confiar
Mientras en el interior de alma no se armoniza el Yo Vivido con el
Yo Esencial, la energía anímica se malgasta en constantes luchas
internas, represión de emociones, mantención de relaciones tóxicas,
etc.
Pero cuando las máscaras caen, la persona logra hallarse y encuentra
los mecanismos para armonizar e integrar sus diversos planos del
ser.
De esta manera, en el interior de la persona se silencian las voces
carnavalescas y feroces que despedazan el alma, y se instala el
silencio creativo. La paz constructora reemplaza las tortuosas
disputas internas, y de esta manera se posibilita la comunicación
auténtica
con uno mismo y con los otros.
5 - Desactivación de los mecanismos de auto-castigo
En general vivimos pendientes y a la búsqueda de castigos que nos
hagan sentir menos culpables y temerosos.
Vamos reproduciendo en nuestra vida patrones de conducta adictivos,
repetitivos, que en gran medida buscan reproducir real o
simbólicamente los castigos que hemos recibido (o creído recibir)
durante nuestros primeros años formativos.
Cuando la Luz ahuyenta las máscaras del Yo Vivido,
y cuando se encuentra el camino hacia la verdadera identidad, la
búsqueda de los auto-castigos pierden razón de ser, y por tanto se
desactivan los mecanismos perversos que mantienen a la persona como
atrapada en un siniestro destino de eternas vueltas a similares
situaciones de padecimiento.
6 - Acceso a la sabiduría esencial
Nuestro Yo Esencial es depositario de todo el conocimiento
universal, mantiene una conexión espiritual con el Todo.
Sin embargo, la persona en sí tiene cerrada la puerta de acceso a
esa inagotable fuente de conocimiento, sabiduría y placer.
Cuando las represiones caen, los disfraces se
cuelgan del perchero y la persona se aproxima y amiga con su Yo
Esencial encuentra un camino luminoso hacia la Fuente de la
sabiduría esencial.
No es fácil el camino, ni simple de aceptar las
señales espirituales en nuestro interior, pero allí están a la
espera del re-conocimiento enmascarado como conocimiento externo.
7 - Instalación de la creatividad como modelo de vida
La alegría, espontaneidad y flexibilidad como ejes del
entretenimiento para el bienestar.
8 - Afirmación del autocontrol
Cuando se desarticulación los mecanismos de auto-castigo, pierden
fuerza los sabotajes a los que uno se convida, carecen de fuerzas
los juegos negativos y se diluyen las relaciones tóxicas.
La persona aprende que el control de sus impulsos
no se encuentra fuera de ella, sino en su interior, y aprende a
ejercer ese control con mesura y adecuación.
La mayoría de los padecimientos de la persona se
relacionan con problemas de control, o por exceso o por deficiencia.
Pero para el Yo Auténtico el control justo es uno más de sus esferas
de existencia y expresión.
9 - Libre albedrío
Mientras la persona se somete a sus faraones internos, difícilmente
ejerce el libre albedrío pues está actuando libretos ajenos de un
modo automático, cual si fuera un programa de computadora.
Pero, cuando los cinco planos de la persona rompen
sus respectivas cadenas y se integran, la persona aprende a
conocerse, a conocer su ambiente, a conocer al prójimo y de esa
manera está capacitada para actuar realmente en base a decisiones
propios y no solamente movido por adiestramientos internalizados.
10 - Constante desarrollo
Cuando las herramientas son asumidas por la persona, y se las maneja
con habilidad, se ubica la persona en una espiral ascendente de
desarrollo y realizaciones.
El éxito verdadero está esperando, es cuestión de
aceptarlo...