Todo conocimiento o información que tenemos proviene de dos orígenes:
-
Espiritual
-
Material.
Antaño, hace más de 2500 años, el conocimiento espiritual
era trasmitido por los fieles profetas del Eterno, quienes recibían sus
mensajes que luego trasmitían con fidelidad a sus destinatarios.
No nos detendremos ahora en conocer el mecanismo mediante el cual el mensaje
del Eterno se convertía en imágenes o palabras perceptibles para el profeta,
o en sueños proféticos para cualquier persona que el Eterno se los enviara;
solamente debes entender que en general el mensaje no pasaba por los órganos
de los sentidos, sino que impactaba directamente en el intelecto del
receptor. Estoy seguro que te costará captar esta idea, puesto que el 99% de
lo que conocemos ha pasado por los sentidos antes de llegar a nuestro
cerebro, pero haz el esfuerzo de imaginar que en tu cabeza tienes un
receptor de radio y puedes recibir una transmisión sin necesidad de aparato
de radio, sin auriculares, sin usar tus oídos, etc. Directamente en tu
cerebro se percibe la transmisión, sin defectos ni interferencias. Algo así,
supón, era el recibir mensajes desde el plano espiritual.
Pero, hace unos 2500 años el Eterno selló (hasta la Era Mesiánica) el canal
directo hacia el conocimiento espiritual, ya no hay más profetas, ni sueños
declarados ciertamente como proféticos.
¿Qué nos queda para penetrar en ese alto conocimiento?
Tenemos:
-
el actual y vigente texto de la Torá perpetua, junto a
todos los libros que componen el Tanaj;
-
los párrafos mantenidos celosamente en nuestra
Tradición;
-
y muy escuálidamente algunos nebulosos atisbos en
sueños o ensoñaciones que algunas personas perciben.
Estas visiones en sueños o ensoñaciones son escasísimas,
además están muy filtradas, profusamente teñidas de subjetivismo y plagadas
de lagunas de información, por lo cual no son confiables.
Por consiguiente, para penetrar en el conocimiento espiritual, es
imprescindible el estudio sistemático, cabal y debidamente orientado de Torá
(escrita y oral). Por supuesto que de acuerdo al nivel espiritual de cada
uno, y atendiendo al estadio de desarrollo emocional/intelectual individual1.
La persona que ama su vida y desea encontrar el "Manual de Buena Vida" que
el Eterno le heredó, sin dudarlo se dedicará con esmero y empeño al estudio
prolijo de Torá, para perfeccionar su alma y adquirir los valores correctos
que El Eterno ha dispuesto para ella2.
De esta manera, el conocimiento espiritual penetrará en los rincones más
recónditos de su alma y dotará de luz a su vida:
"Éstos son los mandamientos,
las leyes y los decretos que el Eterno vuestro Elokim ha mandado que os
enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis
para tomarla en posesión.
Son para que temas al Eterno tu Elokim, tú con tu hijo y el hijo de tu
hijo, guardando todos los días de tu vida todas Sus leyes y Sus
mandamientos que yo te mando, a fin de que tus días sean prolongados.
Escucha, pues Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya
bien y seas multiplicado grandemente"
(Devarim / Deuteronomio 6:1-3)
Por su parte, la información material debe ser captada por
alguno de nuestro cinco sentidos, o por el sistema nervioso (si el estímulo
proviene desde dentro del ser).
La información que percibimos entonces será procesada de acuerdo
a alguno de los cinco planos que conforman al ser humano: físico,
emocional, social, intelectual y espiritual.
Depende del plano de origen del mensaje, así como del centro en el cual
impacta con mayor potencia, el resultado que deparará.
Te daré un ejemplo para que lo comprendas.
La falta de glucosa en tus células es captado por tu cerebro el cual envía
un mensaje: tengo hambre.
He aquí un mensaje del mundo material que impacta en tu ser. En este caso no
actúo un órgano de los sentidos, sino tu sistema de percepción interna.
Ahora bien, si el mensaje se queda solamente en el plano de lo físico, la
persona tendrá hambre y buscará saciar su apetito, instintivamente, sin
miramientos ni reflexiones.
Si el estímulo toca con más fuerza el plano emocional, la persona querrá
comer algo que le guste, lo que le antoje, ya no necesariamente algo que le
quite el hambre, sino que además le sea de su agrado.
Si la señal material impacta fuertemente en el plano social, la persona
quizás espere para comer a la hora de la cena familiar, aunque "muera de
hambre". O tal vez coma aquello que socialmente es bien considerado: una
dieta de moda, o algo por el estilo. Es decir, el estímulo físico queda
supeditado a los lineamientos de la sociedad, sobre-excediendo lo que es la
tendencia natural a saciar el hambre.
Si la señal de apetito golpea el plano intelectual, la persona encontrará
maneras de razonar acerca de lo que mejor supone le servirá de alimento: sea
por conteo de calorías, adecuación del alimento que será consumido, etc.
Por último, si el sentir hambre se conecta con el plano espiritual, la
persona recordará agradecer al Eterno por la bendición de poder comer, o
quizás prestará atención a que la comida sea espiritualmente apta.
Éste ha sido un ejemplo muy sencillo para describir un estímulo
material simple, cotidiano.
Ahora bien, estamos constantemente bombardeados por estímulos material, que
nos llegan desde todos los planos humanos.
Nuestro cuerpo que envía señales silenciosas al sistema nervioso, sucesos de
la naturaleza que nos impactan, relaciones personales que nos involucran,
mensajes de la sociedad, pensamientos que reclaman nuestra atención.
Ciertamente la persona hace un filtraje inconsciente de la mayoría de los
estímulos, pues de lo contrario estaría sumergida en un vaivén
incontrolable, literalmente se volvería loca.
Por ejemplo, vas caminando por la calle y percibes cada sonido audible
(perros, c0nversaciones, bocinas, el tránsito, gritos, puertas, rumor de
hojas de los árboles, el viento, etc.); ves todo; hueles todo; etc. Por
supuesto que terminarías descontrolado, saturado, hundido en un océano
impresionante de percepciones.
Ahora bien, la cuestión es que debes aprender a
concentrarte en qué plano reaccionarás y ante qué estímulos.
Te daré un ejemplo.
Si tu plano intelectual se plaga de fantasías emergentes del plano
emocional, por ejemplo de celos, ¿dejarás que tu vida se centre en torno a
esos fantasmas de pensamiento? ¿Dedicarás tu tiempo a indagar o husmear en
los resquicios de la vida de tu pareja? ¿La someterás a duro interrogatorio
cuasi-policial? ¿Le pegarás o llegarás al crimen pasional? ¿Descuidarás tu
trabajo y amistades con tal de perseguirla? ¿Te consumirá en dudas
inacabables? En fin... ¿harás de este pensamiento trastocado el eje de tu
vida?
¿O te concentrarás en descubrir el motivo para estos pensamientos furtivos y
resolverás el problema en el plano correcto y con los procedimientos
adecuados?
Te daré otro ejemplo.
Estás casado y ves a una bella mujer en algún lugar público. Tu corazón
palpita, el deseo carnal te exalta. ¿Te dejarás desviar por esta tentación?
¿Corromperás tu lazo matrimonial, tu fidelidad, tu honestidad? ¿Te sumirás
en pasiones enfermas, en mentiras y encubrimientos? ¿Practicarás de manera
contumaz la mentira y doble vida? ¿Pondrás en riesgo tu salud y el bienestar
de aquellos que confían en ti? En fin... ¿permitirás que tu concupiscencia
te venza y te conviertas en esclavo de su poder?
¿O te concentrarás en descubrir el origen para esta fogosidad y trabajarás
en los conflictos que lo generaron en el plano correspondiente y con los
mecanismos apropiados?
Realmente, podríamos seguir ejemplificando para que
entiendas la idea central que te quiero trasmitir: es posible aprender a
responder correctamente ante los estímulos que recibes, a ubicarlos en el
plano preciso (de origen como para respuesta), a encontrar el procedimiento
más justo para satisfacer las necesidades sin desequilibrar el sistema
integral.
La mejor manera es encontrar la guía que proviene del plano
espiritual para dirigir con rectitud cualquier información que proviene del
mundo material.
Espero que mi explicación haya sido clara y quedo a tu
disposición para responder a cualquiera de tus dudas pertinentes al
respecto.
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1- En atención a esta
prevención es que, por ejemplo, el estudio de la Cabalá está
vedado a los que no son judíos profundamente imbuidos en el
estudio de Torá escrita y oral, dedicados de lleno al compromiso
de cumplir con los preceptos, equilibrados emocional e
intelectualmente.
2- Recordemos que el estudio de
Torá para los gentiles debe concentrarse exclusivamente en
temáticas relativas a los Preceptos Universales que el Eterno
les ha dado, y de aquellos aspectos de la Torá escrita que
pueden servirles para mejor servir al Eterno y ser solidarios
con el prójimo. Todo esto bajo la esmerada guía de algún maestro
judío conocedor del tema y solvente espiritualmente.
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