Shabbat Elul 9, 5763 - 6/9/03
Comentario de la Parashá Ki
Tetzé
: Aparenta ser lo más veloz...
(Esta semana corresponde leer la parashá
llamada Ki Tetzé ("Cuando
salieres") que es la
sexta del quinto tomo de la Torá, el
sefer Devarim, conocido en español como "Deuteronomio").
Ifat tohar=>
ben lasnuá=> ben sorer umoré
(En hebreo dice: la de bello aspecto, hijo de la aborrecida,
hijo rebelde y contumaz).
El comienzo de nuestra parashá presenta tres
temas concatenados:
-
La atracción de un varón judío hacia una
hermosa mujer extranjera, a la que ha conocido como cautiva de guerra.
Queda establecido que
luego de algunos procedimientos la puede tomar por esposa.
-
Un sujeto que tiene una esposa amada y otra
odiada, la cual es madre de su primogénito al que debe privilegiar en su
herencia sobre los
demás hijos, aunque el padre no quiera hacerlo por la aversión a la madre.
-
Unos padres que tienen un hijo rebelde y
adicto, el cual les es imposible de educar, y que anda
constantemente por el camino de lo criminal e inmoral.
Sus títulos bien podrían ser:
-
La pasión arrobadora.
-
El desencanto que se perpetúa.
-
El sufrimiento inconsolable.
Rashi en su explicación al versículo Devarim /
Deuteronomio 21:11 (a partir de TB Snahedrín 107a), nos esclarece la relación entre los tres temas:
"Lo que la Torá expone aquí es a causa del
ietzer hará -instinto a lo
negativo-.
Si el Eterno no le diera algún modo de desposar a la hermosa cautiva
extranjera, el varón lo haría igualmente recurriendo a acciones prohibidas.
Como sea, al desposarla, finalmente llegará a aborrecerla...
Y para colmo, tendrá con ella un hijo rebelde, adicto y extraviado.
Es por esto que los temas están expuestos consecutivamente."
(Es una traducción libre).
Enamoramiento es
algo distinto al amor
Pongamos la notable enseñanza del excelso
Rashi en una perspectiva más amplia.
¿Qué es probable que acontezca cuando el elemento que determina la elección
conyugal radica en la belleza física, en la atracción por las apariencias,
en la fascinación por lo superficial y pasajero?
La respuesta de Rashi (en realidad de la Torá) sería:
muy probablemente un intenso enamoramiento de esta índole desembocará en odio.
Tal como ya lo dejaron enseñado nuestros
Sabios:
"Todo amor que depende de algo material,
cuando se termina lo material,
termina el amor.
Todo amor que no depende de nada,
se perpetúa.
El primer tipo es el de Amnón por Tamar (2 Shemuel / II
Samuel 13);
el segundo, el de David por Iehonatán (1 Shemuel / I
Samuel 18)."
(Avot 5:18)
El enamoramiento
que se basa en la pasión,
que se construye como mera búsqueda de la satisfacción de necesidades
personales,
y que tiene su anclaje en lo que es perecedero... finalmente perece.
Y al perecer, emergen sentimientos negativos, acciones que provocan o
acrecientan el dolor que se hallaba ya escondido en las entrañas de esa
relación.
Es que el amor, el verdadero amor, tal como dijera Mark Twain: "...
aparenta ser lo más veloz, pero en verdad es lo más lento en madurar. Ningún
hombre o mujer conoce qué es el perfecto amor hasta que no han estado
casados un cuarto de siglo." (Notebook, 1894; en
traducción libre).
Entonces, el soldado que ha caído bajo el influjo del enamoramiento hacia la
belleza física de la extranjera cautiva, ¿acaso ha hallado el verdadero amor
o solamente un fugaz espejismo de entusiasmo?
En un caso así, el dulce sabor de la pasión deja pronto el lugar a la
amargura, a una vivencia de fricciones y descontentos que suelen irse
intensificando con el paso de los días.
Un triste final
tras un extasiado principio
Como resultado del vínculo conyugal abatido,
por
los embates contra la armonía familiar,
por el disenso en las metas e ideales,
por la falta de un proyecto compartido para realizar,
por la disparidad de criterios respecto a la educación de los hijos,
y
por relaciones carentes respeto y verdadero amor,
se llega al tercer tema del comienzo de la parashá:
el
hijo adicto, contumaz y rebelde,
que no obedece ni a su padre ni a su madre,
que violenta las normas de la convivencia social,
que descalifica cualquier intento por devolverlo o llevarlo al camino de lo
que es bueno.
Ambos desesperados e impotentes padres se ven obligados a
presentar su triste caso ante los tribunales de justicia, los cuales, de
acuerdo a la legislación, tienen la potestad de condenarlo a la pena
capital, acabando con la vida del rebelde y sumiendo en mayores reproches y
angustias a los ya atormentados padres.
Es éste un desenlace tan trágico, que en el Talmud
(TB Sanhedrín 71a) queda asentado que nunca se dio un
proceso así ni se dará, y que esto no es más que un recurso legal extremo
que existe (aunque en realidad se han hallado numerosísimos
atenuantes, que limitan el castigo sobre el hijo rebelde, ver TB Sanhedrín
45b), por lo que su principal finalidad principal es de servir como
moraleja contra los que se dejan llevar por la pasión y no por fines
superiores al momento de realizar su elección conyugal, para que refrenen
los llamados del deseo, y presten atención a los consejos de la moderación.
Sin embargo, es preciso acotar que aunque en
los hechos es improbable que se llegue al caso extremo que presenta la Torá
del hijo totalmente rebelde e irrecuperable siendo condenado a muerte, sí es
muy frecuente hallar grados intermedios de personas moral y espiritualmente
extraviados, sobre los cuales es posible trabajar para recuperarlos y
hacerlos andar por el camino agradable a ojos del Eterno.
El crudo llamado de la Torá a vivir en realidad
Como podemos comprender, la eterna e inmutable Torá nos está
dando una fuerte lección de vida, algo que nos puede llegar a incomodar
grandemente, pues quizás choca contra lo que la laxa moralidad moderna
califica como bueno y aceptable.
O quizás porque se opone a lo que el deseo personal señala como preferible,
aunque el deseo jamás mide las postreras consecuencias de los actos.
Al respecto, quisiera mencionar las palabras del Rov:
"El error de los modernos representantes de
la religión es que prometen a sus seguidores la solución a todos los
problemas de la vida, sin dejar una expectativa que la religión no
solucione.
La verdadera espiritualidad, por el contrario, profundiza los problemas,
nunca se prepone solucionarlos...
El ideal judío de la personalidad espiritual no es el individuo armonioso,
determinado por el principio del equilibrio, sino uno con su alma rasgada y
el espíritu quebrado que oscila entre Dios y el mundo.
El hombre verdaderamente espiritual aguanta constante agitación mental,
colisión psíquica.
La Kedushá -consagración, santidad-
eleva al hombre, no porque le concede armonía y síntesis, balance y
pensamientos mesurados, sino revelándole lo irracional e insoluble del
enigma de la existencia.
Kedushá no es un paraíso, sino una paradoja."
(Rav Yosef Dov Soloveitchik, ztz"l, "Sacred and Profane";
en traducción libre)
En síntesis
La Torá nos ayuda a pensar correctamente, es más, nos exige que lo hagamos,
pues la Torá/Dios está en el polo opuesto a la narcosis de la fe, ya que
rechaza los dulces encantamientos de los mensajeros de la falsa
espiritualidad.
Porque, solamente criticando nuestras acciones a la luz de la Verdad/Torá
podemos caminar con seguridad por esta vida, pues solamente así estamos en
condiciones de descubrir que realmente en el paraíso se esconde una
serpiente, confusión y malestar.
¡Les deseo Shabbat Shalom UMevoraj!
Moré Yehuda Ribco
Notas:
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los hallan
HACIENDO CLIC
AQUÍ y AQUÍ.
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Relato
Cerrada y oscura era la noche, ni la luna
ni las estrellas empalidecían la oscuridad, cuando el incendio comenzó a
devorar algunas moradas de madera.
Los habitantes del poblado rápidamente organizaron cadenas humanas, para
pasarse los baldes con agua, y de ese modo extinguir eficazmente el fuego.
En poco tiempo las llamas fueron apagadas, sin embargo, el enojo de las
personas contra Dios recién se estaba encendiendo.
Unos a otros se decían: '¿Cómo Dios que es taaaaan bueno permite que
acontezcan tragedias como ésta? ¿Por qué no mandó una lluvia que liquidará
milagrosamente el incendio? De hecho, ¿por qué no realizó un milagro para
que el incendio no sucediera? Es más, ¿por qué directamente no quitó el
poder combustible al fuego, para preservar nuestras propiedades? ¿Qué Dios
de justicia es este Dios?'
Y así, unos a otros los pobladores se iban preguntando tontamente, en tanto
incrementaban su enojo y tontera.
Hasta que, gritó el que era considerado el más tonto entre todos los tontos
habitantes, y dijo: '¡Dejen ya de culpar a Dios en aquello que es inocente!
¿O acaso no se dan cuenta que si no hubiéramos tenido el fuego del incendio
no hubiéramos podido vernos para pasarnos los baldes con agua y así apagar
el incendio?'
Preguntas para meditar y profundizar:
-
¿Cómo se puede relacionar este relato con el
comentario que brindamos de la parashá?
-
¿Es muy necio el comentario del que
consideraban tonto, o es muy profundo y apropiado?
-
Con las reglas que afean a la mujer bella
cautiva, ¿acaso la Torá se está oponiendo a que las personas luzcan
hermosas, o que sean atractivas a ojos de sus parejas?
-
El proverbista dijo: "Hijo mío, si tu
corazón es sabio, también a mí se me alegrará el corazón."
(Mishlei / Proverbios 23:15).
¿Por qué dice "también a mí se me alegrará el corazón", si en el
verso no dijo nada acerca de alegría del hijo, sino de su sabiduría?
-
El Rav enunció sabiamente: "La
espiritualidad/religión no es, en principio, un refugio de compasión y
misericordia para el desanimado y desesperado, una corriente encantada para
los espíritus machacados, sino un encolerizarse, un torrente clamoroso de la
conciencia del hombre, con todas sus crisis, punzadas, y tormentos."
(Rav Yosef Dov Soloveitchik, ztz"l; en traducción libre).
¿Cuál es la enseñanza práctica de esta frase?
¿Y cuál es su enseñanza ideológica?
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