Shabbat Elul 23, 5762 - 31/8/02. (Al finalizar
esta Shabbat comienzan algunas comunidades de ashkenazim a hacer las
Selijot).
Comentario de la Parashá Nitzavim
: Crecer juntos.
¡Shalom iekarim!
¿Cuántas veces encontramos en la Torá
(Pentateuco) las palabras beneijem -sus hijos- y baneja -tus
hijos-?
51 veces.
En muchas ocasiones la frase es "ata ubaneja" - "tú y tus hijos"; tal
como aparece en nuestra parashá:
"si vuelves, tú con tus hijos, al
Eterno tu Elokim y obedeces Su voz con todo tu corazón y con toda tu
alma..."
(Devarim / Deuteronomio 30:2)
No es casualidad que sea frecuente esta
cercanía de palabras, pues, apunta a una cercanía en los hechos.
La Torá desea que haya padres, y que haya hijos.
Y la Torá anhela que unos y otros estén unidos.
Es confianza de la Torá que padres e hijos se fundan en un abrazo que los
una de corazón y alma, en procura de alcanzar una meta compartida.
El objetivo es que se dediquen a crecer en compañía, padres e hijos,
hijos y padres creciendo al mismo tiempo, cada cual en su área propia.
Éste es uno de los caminos por lo que se consigue alcanzar la Era Mesiánica,
ya que el último de los profetas señaló que a la venida del Mashiaj:
"...hará volver el corazón de los padres
a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres..."
(Malaji / Malaquías 3:24)
¡Les deseo Shabbat Shalom!
¡Shaná Tová!
Moré Yehuda Ribco
Relato a
propósito del comentario
En cierta ocasión un hombre se presentó ante
un rabino (famoso por su espléndida sabiduría, pero también conocido por su
rígida impaciencia ante las excusas) y le pidió que lo aconsejara y
bendijera para que su hijo fuera un talmid jajam -un estudioso
erudito de Torá-.
El rabino mira fijamente a los ojos del padre y le pregunta: ¿Tú estudias
Torá?
El padre un poco avergonzado, aparta la mirada y responde: Y... no tanto
como quisiera... usted sabe... hmmm... el trabajo, la parnasá, la situación,
el...
Lo interrumpe el rabino, al parecer cansado de excusas, y le dice:
Basta, basta, te entiendo. Dime, si tú no eres estudioso, ¿cómo pretendes
que tu hijo lo sea?
Y responde casi en un susurro el padre: No sé, pensé que su bendición
rabino... algún consejo, algo maravilloso... en verdad, ¡no lo sé!
Y el rabino finaliza: Ay querido mío, no esperes por milagros. Haz
esto, regresa a tu casa, toma tiernamente de la mano a tu hijo y siéntense
juntos a estudiar un poquito de Torá. Primero un párrafo, luego compartan un
poco más. Estudia con él, y un día quizás descubrirás que tu hijo es
un talmid jajam. Quizás, jamás llegue a serlo. Pero lo que sin dudas
encontrarás, es que tú y él juntos han crecido y se han unido.
De la Parashá
Nitzavim
De la Parashá
Vaielej
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