Purim nos recuerda la salvación física del pueblo de Israel, de los decretos de Hamán, que "intentó exterminar... a todos los judíos del reino de Ajashverosh... sacando suertes (Pur)". Lo único dejado al azar era la fecha del exterminio, que fue fijada para el 13 de Adar, por eso Purim se celebra al día siguiente de su fracaso, es decir el 14 de Adar.

Hamán argumenta al soberano que "hay un pueblo disperso y diseminado entre los pueblos de todas las provincias de tu reino, con sus leyes, distintas de las de todos los pueblos, y que no cumplen las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz".

Vemos aquí que la fiesta recuerda algo que no sólo ocurrió una vez, sino que representa una realidad que existe, y que en diferentes épocas se hace más manifiesto.

La historia, narrada en el libro de Esther nos prescribe también la forma de celebración: "porque en tales días obtuvieron los judíos paz contra sus enemigos, y en este mes la aflicción se transformó en alegría y el llanto en felicidad; que los convirtieran en días de alegres festines y mutuos regalos y de donaciones a los pobres".

Dice el rabino Ierajmiel Barylka: "Purim fue siempre la antítesis del pensamiento uniforme; de la aceptación callada de los decretos ignominiosos tolerados y racionalizados por los adulones, de los personeros eternos que doblaban la rodilla y se postraban ante el poder. Por eso quizá molestó más que otras fiestas a los represores y a sus racionalizadores e ideólogos. Durante Purim, los niños, los payasos y los rabinos de Purim gobernaban y creaban el clima".

La costumbre de disfrazarse para Purim nos sugiere que tal vez el resto del año es cuando estamos disfrazados, y por una vez nos liberamos y nos abrimos a percibir otras realidades. ¿Dónde está lo real y dónde lo aparente? Es muy significativo de que el nombre de Hashem no aparece mencionado en ninguna oportunidad en este libro.

En una primera aproximación parece que la mano de Hashem no tuviera nada que ver en esta fiesta. Hamán logra convencer al rey de que le permita exterminar a los judíos seguramente porque el mismo Ajashverosh, que no era de la familia real, no se sentía seguro en el poder, y sabía que se tramaban continuamente conspiraciones para derrocarlo y aún asesinarlo. Hamán hace entrar a los judíos en el lugar conveniente dentro de sus temores. Sin embargo, cuando el Rey se entera de que el influyente judío Mordejai, impidió un complot en su contra, y de que su propia esposa es judía; entonces la suerte se revierte para los judíos.

Podemos entender esto de otro punto de vista. Hamán no cayó en la cuenta de que su propia acusación de que los judíos son "un Pueblo" con "Sus leyes" contenía la clave de nuestra redención. Mordejai "no dobló su rodilla ni se posternó". Se rehusó a comprometer los valores eternos de la Torá incluso haciendo peligrar su propia vida. Esto es algo que no va con el sentido común. Pero sí con el sentido no común de que existe una realidad trascendente y fuerzas que se mueven más allá de las apariencias. Mordejai no solo logró nuestra salvación de la aniquilación, sino que ganó incluso el respeto del Rey Ajashverosh, y fue nombrado Primer Ministro, trayendo prosperidad al Imperio.

Para el Talmud, los eventos que conmemoramos en esta fecha son evidencia del "ocultamiento" de la divinidad y de la participación indirecta del Creador en la historia.

El nombre Esther es de origen persa, su nombre hebreo era Hadasá, pero el nombre Esther es simbólico de la actuación encubierta héster panim de Hashem.

 Carlos Schellenberg.

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Lic. Yehuda Ribco

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