El arte de manipular

El diccionario online que consulto habitualmente trae esta definición de manipulación: “Controlar sutilmente a un grupo de personas,o a la sociedad,impidiendo que sus opiniones y actuaciones se desarrollen natural y libremente”.

El bebe grita (llora, patalea) para manipular a la madre, o persona a cargo, para obtener de ella alimento, o cualquier otra cosa que satisfaga su necesidad sentida. Es natural, es saludable, es bueno que así sea. El bebe no tiene muchas más herramientas para comunicar su estado de insatisfacción y reclamar ser atendido, ni cuenta con recursos para actuar de modo independiente sin recurrir al auxilio de otros.
Desde la impotencia clama por bienestar a una personalidad poderosa que “mágicamente” le brinda asistencia. Así, a pesar de (o gracias a) su limitación, encuentra el mecanismo instintivo para obtener atención de aquel que le cuida.
Esta conducta se repite, una y otra y otra vez, por la reiteración de estímulo-respuesta la conducta se va endureciendo para transformarse en hábito. De esta manera, el niño ha formado una respuesta automática y artificial por encima de la estructura básica del instinto. Es decir, ya no solamente tiene la reacción del instinto, ahora también la del hábito formado a partir del mismo+las respuestas del ambiente.
(Es sumamente importante que el niño sea atendido adecuada y apropiadamente ante sus llamados, es clave vital para la posterior salud en varios planos del ser. Pero, también es indispensable que el niño vaya sintiendo frustraciones “programadas”, o no, y aprenda a controlar su impotencia, a no pretender el dominio milagroso de la existencia, otros mecanismos para interactuar a la hora de satisfacer sus necesidades.)

El niño va creciendo, aprende otras conductas, más adaptativas, más adecuadas a la vida en sociedad, más racionales, pero ya ha quedado grabado en la dura roca de su memoria profunda una “verdad” por la cual al sentirse en estado de impotencia recurre mecánicamente a la limitada gama de respuestas inconscientes que tiene a mano.
Entonces, el niño más grande procede de manera idéntica cuando se encapricha con algún asunto que le atrae o desea, un juguete, distracción, golosina, o la simple y sencilla dominar sobre los padres (o quienes están a cargo). Los berrinches o pataletas, ¿qué son sino este hábito aplicado ahora de modo incorrecto para la obtención de un beneficio?
A determinada altura de su vida, es evidente que el niñito ya está en condiciones de reclamar atención y satisfacción usando otros modos, sin embargo el llanto-grito-pataleo-desconexión de la realidad está tan marcado en su memoria, es tan accesible automáticamente, que sin pensarlo ni planificarlo se decanta por esa opción. Así manipula, porque controla subrepticiamente a otros para coartarles la libertad y demandar de ellos las respuestas esperadas. Seguramente no hay maldad detrás de esto, sino simplemente impotencia desesperada por atraer algo de atención que le permita obtener alguna probada de poder.

Luego es probable que el uso del hábito manipulador sea empleado también de forma planificada, a sabiendas de que es un mecanismo conocido y probado para recibir aquello que se pretende.
Por supuesto, esto funciona si los padres lo admiten y lo siguen habilitando y no hacen el esfuerzo de cambiar ellos y cambiar el niño, para que cambie también la relación. Al final resulta desgastante para todos, pero se cree (otro hábito, en este caso mental) que el cambio es mucho más costoso, más difícil, inseguro; por lo tanto, se persevera en las conductas incorrectas, desequilibradas, que ciertamente no conducen a la satisfacción, disfrute, salud.
¿Cómo hacer entender esto a los padres, para que ayuden a su hijo a entenderlo y aceptarlo?
La facilidad de dejarse llevar por la creencia de que permitiendo el berrinche el costo es menor, termina costando muchísimo más caro a todos.

El tiempo pasa, el niño se ha topado con otros adultos, que afortunadamente no responden servilmente a sus manipulaciones. Deberá aprender e internalizar otras conductas, repetirlas, formar nuevos hábitos que con suerte dejarán sin inmediatez a los hábitos que son ahora extemporáneos, inútiles, inoportunos… ¿enfermos?
Sin embargo, el viejo hábito no muere; está agazapado para atacar en algún momento. Así como también servirá como arma, más o menos conscientemente empleada, cuando se considere necesario.

Por otra parte, está la otra manera de manipular, la que no recurre a la violencia en forma de llanto-grito-pataleo (y sus derivados); sino que aprendió el arte de seducir con ternura, caricias, elogios, dulzura, seducción, promesas, etc.. Es la que se afianza en ramificaciones de la desconexión de la realidad como mecanismo que lleva a obtener un falso poder a partir de la sentida/real impotencia.

¿Cuántas veces has hecho uso de tus debilidades para obtener cosas de parte de la gente de tu entorno?
¿Recuerdas las ocasiones que por medio de pataletas, generadas en tu sentimiento de impotencia, obtuviste una especie de control sobre otros?

¿Y en cuántas oportunidades adrede metiste la pata en algún asunto, para provocar enojo en alguien importante para ti, o lástima, o pena, o que te castigaran?
Porque, aunque resulte ilógico lo que te diré, lo que satisface tu necesidad pueden ser cosas no muy claras y sencillas, como podría ser la leche para el bebe, o el juguete para el niño. A veces desde lo profundo de nuestro inconsciente requerimos reacciones maternales amorosas, pero a veces son las punitivas. A veces queremos estar mal para que nos aúpen y refuercen nuestra confianza en la relación, otras queremos que nos castiguen para sentirnos menos culpables. Otras queremos sacarnos de encima tareas, otras ser atendidos.

Es un tema sumamente interesante y provechoso, pero que suele toparse con mucha resistencia… ¿adivinas los motivos?

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carlosg

Sr. Moreh, entonces manpular no es algo que sea malo de por si mismo.

Jonathan Ortiz

En dias pasados pensaba que «la gente» (generalizando), cree tener un dios personal y lo utiliza como una manera de amenazar a otros. Ejemplo: «tu me robaste, no me preocupo, arriba hay un dios que para abajo ve».

Más allá de demostrar consciencia de la existencia de un Creador que hará algun tipo de justicia, se usa a Dios como un último recurso para manipular la situación de impotencia. Es decir, como no puedo hacer nada te amenazo con Dios como si este fuera el matón/guardaespaldas de cada quien.

Saludos y gracias!

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