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OBRAD CON PRUDENCIA, REYES DE LA TIERRA Por Alfredo Zambrano G.
¿No es, acaso, este Salmo una síntesis bien definida y diseñada del escenario político que hoy está sufriendo Israel como nación? Ayer y hoy pude leer este Salmo con gran detenimiento, y me dio la sensación que estaba leyendo un artículo de prensa actual (pero elaborado en el mismo corazón del Eterno) acerca de la realidad política que vive hoy el amado e indestructible pueblo de Israel. En cada uno de los días que han pasado de este conflicto (lo que algunos periodistas han denominado “CRISIS EN EL MEDIO ORIENTE”) vemos naciones, gobiernos y organizaciones internacionales alborotadas y alborotando a las masas en contra del pueblo de Israel (marchas antisemitas, manifestaciones acaloradas, documentos y artículos de prensa que recriminan rabiosamente al Estado de Israel por su política de defensa de su seguridad nacional). Los más “insignes” representantes de estas naciones se reúnen para buscar “estrategias diplomáticas” que lleven a un alto al fuego y se establezca la paz en esa zona; sin embargo, como cosa rara, sus estrategias y planeaciones son del todo perjudiciales para los intereses legítimos de Israel, tanto para su seguridad interna como para su estabilidad social, económica y hasta espiritual. Bien dijo el Salmista con inspiración profética: “meditan vanidad”, es decir, planifican ventoleras, fantasías y quijotismos. Lo único que desean realmente estos líderes, con muy pocas excepciones, es erradicar a Israel de su tierra y devorar su identidad y esencia como un pueblo libre y soberano que es. El Tanaj (el Texto Sagrado) predijo que los reales planes de estos reyes (Presidentes, gobernantes, diplomáticos) es desestabilizar a Israel, el ungido del Eterno, y apoderarse por la fuerza (o a través de la manipulación y el chantaje) de su riqueza histórica y espiritual. Su deseo realmente no es buscar la paz y el bienestar de los judíos, sino librarse de sus influencias positivas y de su productivo conocimiento, especialmente de su tecnología. Para nadie es un secreto que el pueblo judío ha beneficiado y bendecido al mundo (incluyendo a cristianos, musulmanes, budistas, ateos, etcétera) con más del 70% de los descubrimientos e invenciones que tienden a mejorar la calidad de vida de los seres humanos (salud, tecnología, política, economía, artes, letras, medios de comunicación, deporte, cinematografía, arquitectura, y muchas áreas más de la vida del hombre). ¿No debe haber de parte de las naciones de la tierra hacia el noble pueblo de Israel una cuota de gratitud y reconocimiento por todo este cúmulo de beneficios que han recibido de sus sabios y científicos? En vez de ello, ¿qué vemos u oímos? Actitudes y vociferaciones de odio, menosprecio y burla en contra del pueblo judío. ¿No es, acaso, la ingratitud uno de los males más fatídicos y perjudiciales para la estabilidad social de los hombres y de los pueblos? Pienso, siendo fiel al espíritu del Salmo 2, que lo que realmente corre por las venas de estos reyes y gobernantes es un sentimiento nefasto de envidia y celo contra la nación santa de Israel. Esto puede verificarse en el trato que las diferentes culturas, pueblos e imperios, a lo largo y ancho de la historia de la humanidad, mostraron para con Israel. Babilonios, persas, griegos y romanos son sólo algunos ejemplos acerca del odio gratuito que estos imperios y otros sistemas arrojaron en contra de Israel, buscando siempre su debilitamiento, destrucción y aniquilación total. No obstante, esos grandes imperios pasaron a la historia, pero Israel sigue viva, indisoluble e indestructible, y esto a pesar de las noches obscuras y crueles que le ha tocado vivir en carne propia. Ahora bien, es mi deber anunciar que así como sucedió ayer, también sucederá hoy: el Eterno se reirá y se burlará de los planes de estos conspiradores, y desplegará todo Su poder a favor de Su hijo primogénito, el pueblo de Israel, y a través de su gente mostrará Su justicia y bondad en toda la rueda de la creación hasta llenarla con la gloria del conocimiento de la Torá, la verdadera Instrucción. ¿Qué deberían hacer hoy los jueces, gobernantes y presidentes de cada nación y pueblo de nuestra golpeada tierra?
Líderes de las naciones e instituciones internacionales, actúen con equidad hacia Israel y ármense de pureza, para que el Soberano Rey de reyes no se enoje, y terminen, entonces, pereciendo en el camino consumidos por la ardiente indignación de Su justicia. Así fue en el pasado, y así será hoy y mañana. ¡Alabad al Eterno, todas las naciones! ¡Alabadle, todos los pueblos! Porque grande es Su misericordia para con nosotros, y la fidelidad del Eterno permanece para siempre. ¡Aleluya! (Salmos 117: 1-2). Sr. Alfredo Zambrano G. Director de FULVIDA Táchira – Venezuela Visita: www.serjudio.com y www.sernoajida.com | ||||||
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