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  Misioneros // Jesús                          

          PABLO: TRAIDOR, ILUMINADO, APOSTATA, ¿QUE?

Claves:  Jesús, Pablo, Yeshua, mesías, mesiánico, dios, idolatría, hijo, mashiaj, falso, traidor, hereje, brujería, superstición, pecado, extravío, maldición, historia, teología

Texto que recibimos del autor de este interesante sitio: Kol Israel.
Lo publicamos, a pesar de no ser exactamente del interés de nuestro sitio, pues a diario nos llegan numerosos e-mails faltos de dignidad de misioneros que intentan convencernos de abrazar el absurdo de la idolatría que propulsó el Pablo del cual se leerá a continuación.

Esta es una de las cuestiones que mayor número de veces me habéis planteado y aunque a todos he respondido, sin embargo, he creído conveniente reunir en un solo documento cada una de las respuestas ofrecidas, ampliando un poco más si cabe todas y cada una de ellas.

Así pues confío que aquí se vean disueltas las dudas y resueltas las incógnitas que plantea la persona de Pablo para quienes se han puesto en contacto conmigo tanto desde el judaísmo, como desde el cristianismo (éstos por curiosidad más que nada) y como no podía ser de otra forma, también los llamados "mesiánicos", y en especial a quienes de entre ellos han comenzado a sospechar que hay demasiadas sombras en sus postulados.

Lamentablemente por motivos de espacio nos vemos limitados a exponer solo una pequeña parte de la información existente, una información que si pudiéramos ofrecerla al completo todavía ayudaría a clarificar más los hechos que ocurrieron a lo largo de la segunda mitad del primer siglo y que acabaron con el nacimiento de una nueva religión.   

 

Obviaremos profundizar en el punto de vista cristiano porque es de todos conocido cual es el criterio que sustentan. Por otro lado un criterio perfecta, pero exclusivamente válido solo para el cristianismo. E intentaremos descubrir cual fue la verdadera personalidad y el verdadero caracter de Pablo partiendo desde una perspectiva judía, a la vez que para apoyar ésta visión aportaremos pruebas históricas y opiniones eruditas que sin duda otros cuestionarán, pero que en cualquier caso son difícilmente rebatibles.

Me gustaría contentar a todos ofreciendo una respuesta sincrética que agrade por igual a unos y a otros, pero eso lamentablemente no será posible; puesto que me sustento en procesos históricos irrenunciables académicamente. Quienes prefieran mantener su fe impoluta, que abandonen ahora la lectura de este documento.

 


 

Cualquier Enciclopedia católica o documento de referencia cristiana, enseña que para el cristianismo Pablo es:

 

Saulo, llamado más tarde Pablo, era natural de Tarso. Era un hebreo bien formado en la Ley de Moisés con el fariseo Gamaliel. Ingresó a la severa secta de los fariseos, convirtiéndose en un perseguidor y enemigo de cristo. 

Lo apasionado de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote, luego de haber tomado parte en la lapidación del diácono Esteban, para ir a Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús.

Según la costumbre judía, desde los cinco años debió de aprender a leer en la Biblia hebrea. Desde su juventud, Pablo aprendió igualmente la lengua griega, que era la corriente en Tarso. Por razón de su educación farisea, se duda si frecuentó también alguna de las muchas escuelas griegas, en aquel importante centro de cultura helenística. Pablo cita incluso algunos escrítores griegos (Arato, Phaen. V, 429 [Hch 17:28]; Menandro, Thais [1 Co. 15:33]; Epiménides, Or. [Tit. 1:12)).

Pablo es la personalidad más influyente en la historia del cristianismo. Desde su conversión en el camino de Damasco su vida estuvo siempre dominada por una ardiente devoción a cristo, quien se convirtió en el motivo, el objeto y el motor de su predicación, que ha marcado la dirección del cristianismo desde entonces.

 

En ésta síntesis nos encontramos con tres premisas denunciadas no solo por eruditos judíos, sino también por historiadores y teólogos cristianos independientes, en el sentido de que el cristianismo de Pablo era fundamentalmente filosofía griega y que el cristianismo debe su evolución y existencia precisamente a Pablo y no a Jesús o sus más inmediatos seguidores. Y el reconocimiento expreso (¿confesión quizá?) de que la persona de Pablo es incluso más influyente que la del mismo Jesús. En definitiva que Pablo es el responsable de la maquinaria teológica cristiana. Pablo creó al Jesús cristiano.

Si nos conformamos con éste dato, ya nos basta para convencernos de que la traición de Pablo es un hecho que no admite réplica. Contundente entonces y contundente hoy.

 

Pero dejando de lado las cuestiones que competen solo al cristianismo, vamos a investigar si ésta declaración se corresponde con la realidad y con la história.

Una história que aunque parezca poco relevante, a ella tienen mucho que aportar los manuscritos de Qumram.

Cuando se descubrieron los rollos del mar Muerto en 1947 se generó un enorme entusiasmo, tanto en los círculos académicos como entre el público en general. Pero para 1954 ese entusiasmo inicial había sido apaciguado con gran maestría y sospecha . Se afirmó entonces que los rollos, habían revelado todo lo que tenían que revelar, y se elimnó cualquier atisbo de dramatismo a ese desenlace. 

 

Las primeras traducciones revelaron que existían notables diferencias entre el Jesús de la historia y el cristo de la fe.

Este descubrimiento no fue ajeno a la todopoderosa y omnipresente institución vaticana, y una sombra siniestra se cernió sobre las investigaciones, tanto que todo lo relacionado con los rollos y las traducciones en curso acabaron en las oficinas de la moderna Inquisición, "el tribunal para la defensa de la fe". Cualquier fechado, traducción e interpretación  estaba ahora sujeta al severo escrutinio eclesiástico, una estrecha y feroz vigilancia para evitar que saliera a la luz cualquier dato o documentación que pusiera en peligro la dogmática cristiana tradicional.

 

Quizá os estéis preguntando que tienen que ver los rollos de Qumram con la pregunta que da pie a este artículo y que pretende descubrir qué o quién fue Pablo realmente. Afortunadamente para nuestra investigación; existen vínculos entre algunos de los textos encontrados en Qumram y Pablo, como podremos comprobar.

 

Cualquier persona ha oído hablar de Alejandro, César, Confucio, incluso Mahoma, como personajes históricos todos ellos, y en ese conocimiento se puede llegar a discernir lo puramente legendario y mítico de la realidad de su propia existencia como individuos. Pero para conocer a Pablo y las consecuencias de su actitud, hay que conocer primero al Jesús histórico, diferenciar al Jesús histórico del Jesús teológico es una labor dificultosa que se ve entorpecida muchas veces por quienes se encargan de mantener yuxtapuestos ambos conceptos. En el cristianismo la historia y la teología se hallan enredadas de tal manera que hoy por hoy son inseparables. Sin embargo cuando se examinan por separado se descubre que una es una amenaza terrible para la otra. En este sentido ha resultado más práctico eliminar todas las vías que las separan.

Ver a Jesús como vemos a cualquier otro personaje histórico equivale dentro del cristianismo a una blasfemia.

 

Y nuevamente os estaréis preguntando que tiene que ver Jesús con Pablo, pues aquí radica la cuestión fundamental, que uno y otro no tienen nada en común y a pesar de lo cual, Pablo se erige en la figura primordial del cristianismo como creador, inductor y propagador de la supuesta doctrina de cristo. Y porque no tienen nada en común, cuando descubrimos al Jesús histórico, podemos concluir que además de traidor, Pablo era un iluminado, pero un iluminado visionario como aquellos que aseguran tener visiones celestiales cada tarde de seis a siete.

 

Los rollos de Qumram nos conectan con ambos personajes, solo que nos presentan un cuadro muy distinto al edificado por el stablishment eclesiástico. 

 

En el artículo textux receptus tocamos un tema tabú para el cristianismo, así que no entraremos en este a redundar sobre lo mismo, tan solo un inciso, y es que cualquier especialista bíblico serio reconoce que los evangelios son históricamente poco fiables en el que judíos y romanos se parecen más a los extras de un film hollywoodense que a individuos que escriben historia, la ausencia total de referencias sociopolíticas, culturales y de otra índole social y religiosa demuestran que los evangelios fueron compendiados para sustentar una religión nueva mucho más que para describir a un hombre. 

 

Después de los evangelios la que tenía que haber sido la figura central (Jesús) se diluye para dejar paso a la apisonadora de Pablo y su versión particular del "cristo". Todo se limita a Pablo en un libro en el que casi el 90% gira en torno a su persona y a su proclama. Si los Evangelios no son más que una simplificación excesiva de un mito, los Hechos consisten en una especie de novela picaresca: una novela picaresca que además está pensada para fines específicamente propagandísticos y con Pablo como protagonista. Quizá dé alguna idea sobre la mentalidad, las actitudes y las aventuras y desventuras de Pablo, pero no ofrece ninguna visión fiable del mundo en el que Pablo se desenvolvía.  

 

Ninguna referencia a Roma, a Claudio, Nerón y el famoso incendio, a las intrigas sirias ni a los devaneos aristocráticos de Agripa o el destrierro de Antipas, nada. No hay mención alguna a nada. Esto es desesperante para cualquier historiador. Es como si el Israel de entonces se limitara a Pablo y a su proclama incendiaria.

 

Se conoce más del mundo de Jesús y Pablo por lo que citan otras fuentes que por lo que narran los escritos cristianos. Fuentes que dicho sea de paso no mencionan nada de Jesús, o cuando lo hacen sulen ser referencias de escasa importancia.

 

Es por ejemplo gracias a los rollos de Qumram que conocemos todo un mundo de partidos y sectas judías que es impensable encontrarlo siquiera someramente mencionado en el "nuevo testamento". Un mundo de rivalidades religiosas, y políticas, de creencias, ritos diversos etc. Pero sobre todo, del estado de ánimo que existía en el Israel de la época contra la dominación romana.

 

Sería estupendo poder ampliar esta serie de datos haciendo un recorrido por cada una de las sectas judías presentes, puesto que Jesús parecía tener conexión con todas y a la vez nada en común con ninguna. Pero lo dejaremos para otra ocasión porque el cúmulo de información existente es demasiado extenso como para incluirlo ahora.

Aunque parezca infundado, algunos de los manuscritos de Qumram son de una importancia incalculable, ya que revelan las zonas oscuras de la religión cristiana y muestran entre otras cosas que dentro de la primera comunidad seguidora de Jesús, hubo efectivamente un mentiroso, y un traidor.

 

La iglesia cristiana se apresuró a eliminar todo vínculo que aparecía en los textos ya traducidos y que conectaban al movimiento surgido alrededor de Jesús con los esenios o algún grupo escindido de estos, al principio no por supuesto, dado que la idea que entonces se tenía de los esenios es que era un grupo quietista irrelevante. Pero cuando aparecen las figuras del mentiroso, del traidor, de Santiago etc, rápidamente la iglesia prefiere evitar cualquier relación de los esenios con el cristianismo, y en esta tarea el tribunal para la defensa de la fe tuvo mucho que ver. 

 

Veamos los hechos; Robert Eisenman, jefe del departamento de Estudios Religiosos y profesor de Religiones de Oriente Medio en la California State University de Long Beach tradujo algo interesante. Eisenman había sido estudiante en Cornell en la misma época que Thomas Pynchon. Allí estudió literatura comparada con Vladimir Nabokov, y se licenció en Física y Filosofía en 1958; recibió el master en estudios de hebreo y del Próximo Oriente en la New York University en 1966. En 1971 la Columbia University le concedió un doctorado en Lenguas y Culturas de Oriente Medio, centrado específicamente en historia y en derecho islámico. También ha sido miembro externo de la Universidad de Calabria, Italia, y ha dado conferencias sobre derecho islámico, religión y cultura islámicos, los rollos del mar Muerto y los orígenes cristianos en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En 1985-1986 fue investigador residente en el William F. Albright Institute of Archaeological Research de Jerusalén, y en 1986-1987 miembro visitante senior del Linacre College, Oxford, y profesor visitante en el Oxford Centre for Postgraduate Hebrew Studies.  

Eisenman escribió Maccabees, Zadokites, Christians and Qumran (Macabeos, sadoquitas, cristianos y Qumran), publicado en 1983 por E. J. Brill de Leiden, Holanda. El libro era exactamente lo que uno podía esperar de esa clase de autor cuando escribe para un editor académico. Había más notas al pie que texto. Había una exposición.de enormes conocimientos históricos y una formidable mezcla de fuentes y referencias. 

Pero había también una tesis central de estimulante lucidez y sentido común en la que se desvela la hasta ahora desconocida relación entre los rollos de Qumram y la figura de "Santiago" el hermano de Jesús. Para sorpresa de los arqueólogos, filólogos y demás eruditos e investigadores de los textos apareció la disputa que Santiago había mantenido con Pablo la cual aceleró el surgimiento de una nueva religión llamada cristianismo, este se trataba de un eslabón de incalculable valor historiográfico que venía a desvelar muchas incógnitas, una de ellas, que Pablo efectivamente había sido un traidor, y un apóstata, pero no solo para el judaísmo fariseo tradicional, sino también para la secta de Jesús de la cual Jerónimo dijo: "Estos nazarenos eran celosos al extremo de la ley de Moisés, no diferenciándose en nada de los demás grupos judíos fariseos habidos en Israel, excepto porque tenían como maestro a Jesús”. Evidentemente que este hallazgo alertó a los eruditos más ortodoxos del cristianismo, tanto que se tomaron todas las precauciones para que este dato continuara permaneciendo en el más absoluto secreto...hasta que lo descubrió Eisenman.

Otro erudito, el profesor Davies había insistido en la eterna confusión de teología e historia. Se enseña el Nuevo Testamento como un relato literal y preciso de los hechos del primer siglo. Y si uno toma el Nuevo Testamento los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles- como incontrovertible realidad histórica, resulta imposible hacerles justicia académica a los rollos. En efecto, el doctrinario cristiano como suele decirse, “manda, aunque mande mal”.

Las cuestiones suscitadas son muchas; los textos eran pre o poscristianos, y hasta qué punto coincidían con las actividades de Jesús, alrededor de 30 E. C. ¿Y con los viajes y las epístolas de Pablo, aproximadamente entre 40 y 65  E.C.?. ¿Y con la composición de los Evangelios, entre 70 y 95 E. C.? Cualquiera que fuese la fecha que se les adjudicase, eran un evidente cauce de problemas para el cristianismo, pero el nivel de esos problemas podía inclinar el fiel de la balanza en favor de la verdad histórica. Si por ejemplo, se podía datar los rollos como muy anteriores a la era cristiana, podían comprometer la originalidad y singularidad de Jesús: podían mostrar que algunas de sus palabras y conceptos no eran enteramente suyas sino que provenían de una corriente de pensamiento, enseñanza y tradición ya establecida y que estaba todavía en el aire. 

Pero si los rollos databan de la época de Jesús, o poco después, las dificultades podían ser aún mayores. Se los podría utilizar para sostener que el “Maestro de Justicia” que figura en ellos era el propio Jesús, y que por lo tanto los contemporáneos no veían a Jesús como nada de ninguna de las cosas que más tarde le adjudicaron. 

Tomando por ejemplo un importante manuscrito "La regla de la comunidad" leemos que  habla de aquellos "que caminan por el sendero de la perfección como si los mandara D-s”. No habrá, afirma el texto, "piedad para los que se aparten del camino..., no habrá consuelo... hasta que su camino sea perfecto".  

En Mateo 21:42, Jesús invoca al profeta Isaías 28:16 y se hace eco del Salmo 118:22: "La piedra que los constructores desecharon en piedra de clave se ha convertido". La “Regla de la comunidad” invoca la misma referencia, al afirmar que "el Consejo de la Comunidad... será esa probada pared, esa preciosa piedra angular".

Si los rollos de Qumran y los Evangelios se hacen eco unos de otros, esos ecos son todavía más evidentes entre los rollos y los textos paulinos: los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de Pablo. El concepto de “santidad” , por ejemplo, y por supuesto la propia palabra "santo”, son muy comunes en el cristianismo más tardío, pero sorprendentes en el contexto de los rollos del mar Muerto. No obstante, según la primera línea de "La Regla de la comunidad": "El Maestro enseñará a los santos a vivir de acuerdo con el Libro de la Regla de la Comunidad...". 

¿Cuál era este libro de la Comunidad?, la Torah.

Pablo utiliza abundantemente conceptos qumrámicos. Uno de los textos de Qumran, por ejemplo, habla de “todos aquellos que observan la Ley en la Casa de Yehuda, a quienes D-s librará... a causa de sus padecimientos y a causa de su fe en el Maestro de Justicia". Pablo, por supuesto, atribuye un exagerado poder redentor similar a la fe en Jesús. La justicia de D-s, dice en su carta a los Romanos (3:21-3), llega "por la fe en Jesucristo". A los Gálatas (2:16-17) les declara que "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo”. Queda claro que Pablo está familiarizado con las metáforas, los giros, la retórica utilizada por la comunidad de Qumran en su interpretación de los textos del Tanaj. Pero, como veremos, fuerza esta familiaridad al servicio de un propósito muy diferente. Hemos visto que la enseñanza era contundente: "El Maestro enseñará a los santos a vivir de acuerdo con el Libro de la Regla de la Comunidad...", Pablo sin embargo se relaja tanto como para borrar de un plumazo la significancia y el valor eterno de la Torah para el pueblo de Israel, ¿era pues un apóstata o no lo era?. 

Sus intentos por persuadir a los judíos, especialmente los residentes fuera de Israel, para que se aferraran a la fe que él proclamaba al margen de la Torah, se vieron (gracias a H') completamente abocados al fracaso. Rechazado por los judíos, se fue a los gentiles, los cuales no le pondrían ningún reparo.

En su carta a los Gálatas, Pablo renuncia a la validez de la Torah y a su preeminencia en la vida judía. Pero en los textos de Qumran la Torah es de vital importancia. La "Regla de la comunidad" comienza así: "El Maestro enseñará a los santos a vivir de acuerdo con el Libro de la Regla de la comunidad, para que puedan buscar a D-s... y hacer ante El lo que es bueno y justo, como El ordenó mediante Moshe y todos Sus servidores los Profetas...".

 Más adelante, la "Regla de la comunidad" establece que todo el que "transgrede una palabra de la Ley de Moshe, o cualquier otro punto, será expulsado" y que la Torah durará "mientras dure el dominio de Satanás" ..

En su observancia de la Ley, Jesús, sorprendentemente, está mucho más cerca de los textos de Qumran que de Pablo. En el Sermón de la Montaña (Mateo 5:17-19), Jesús deja clara su postura, una postura que luego traicionaría Pablo.  

Dejemos por un momento la ya demostrada traición de Pablo y veamos que tenía de iluminado.

El Documento de Damasco

El mundo de la erudición bíblica sabía de la existencia del Documento de Damasco desde mucho antes del descubrimiento de los rollos del mar Muerto en Qumran.  Pero al no disponer de un contexto, los estudiosos no sabían de que manera abordarlos. A finales del siglo XIX, se descubrió que el desván de una antigua sinagoga de El Cairo contenía una guenizá que procedía del siglo IX E.C. En 1896, unos cuantos fragmentos de ésta guenizá fueron confiados a un tal Solomon Schecter, un profesor de la Universidad de Cambridge que estaba en ese momento en El Cairo. 

Resultó que un fragmento contenía la versión hebrea original de un texto que durante mil años sólo había sido conocido en traducciones secundarias. Eso incitó a Schecter a profundizar su investigación. 

En diciembre de aquel mismo año, juntó todo el contenido de la guenizá -164 cajas de manuscritos en las que iban 100.000 piezas- y se las llevó consigo a Cambridge. Del conjunto de material salieron dos versiones de lo que se conocería como "el Documento de Damasco". Las versiones de la guenizá de El Cairo eran, por supuesto, copias posteriores de  una obra mucho más antigua. Los textos estaban incompletos, los finales estaban ausentes y quizá  faltaban porciones grandes en el medio.

Pero el Documento de Damasco iba a representar para las tésis cristianas una auténtica bomba de relojería. Schecter lo publicó por primera vez en 1910. En 1913, R. H. Charles lo reeditó en su compilación de The Apocrypha and Pseudoepigrapha of the Old Testament. El Documento de Damasco habla en primer lugar de un grupo de judíos que, a diferencia de sus correligionarios, permanecieron fieles a la Torah. Entre ellos apareció un "Maestro de Justicia" Que como Moshe, los llevó al desierto, a un lugar llamado "Damasco", donde establecieron una renovada "Alianza" con D-s. 

Numerosas referencias textuales confirman que esa Alianza es la misma que encontramos en la Regla de la comunidad de Qumran. Y es evidente -ningún especialista lo discute- que el Documento de Damasco habla de la misma comunidad que los otros rollos de Qumran. Sin embargo, se dice que la comunidad está situada en Damasco. Resulta claro, por el contexto del documento, que el lugar del desierto llamado "Damasco" no puede de ninguna manera ser la ciudad romanizada de Siria.  Se hayaron  no menos de diez copias o fragmentos del Documento de Damasco en las cuevas de Qumran y las evidencias arqueológicas vinieron a demostrar que ese "Damasco" como punto geográfico, no era la ciudad siria, sino un lugar concreto en un punto determinado del desierto de Judea.

De nuevo Eisenman descubre un hecho incontrovertible y altamente pernicioso para la institución eclesiástica. 

El  Documento de Damasco se hace eco del "Rollo del Templo", al referir asuntos de interés reservado de una disputa en la comunidad que tiene un papel más importante en otro de los rollos del mar Muerto, el "Comentario de Habacuc". Esta disputa involucra a un hombre nombrado como "el Mentiroso", que deserta de la comunidad y se convierte en su enemigo. El  Documento de Damasco condena a los "que entran en la Nueva Alianza en la tierra de Damasco, y que de nuevo la traicionan y se van". Poco más adelante, el documento habla de los "que desertaron pasando al bando del Mentiroso".

La mención a Damasco es conocida en el cristianismo por su relato en el que Pablo es encomendado a llevar una misión de busca y captura a ese lugar y en el que en el transcurso de su viaje, Pablo tiene una visión que transformaría su vida...y la historia. Pero Siria, en esa época, no era parte de Israel, sino que era una provincia romana distinta, gobernada por un legado romano, sin vinculación administrativa ni política con Judea. Es ahistórico afirmar que Pablo recibiera el permiso de Roma para perpetrar crímenes y promover revueltas en una provincia distinta a la propia. Efectivamente recibió órdenes de los sacerdotes de Jerusalem, pero ni pensar en recibir el permiso romano para semejante fin. La estabilidad del orden civil era el caballo de batalla de los gobernadores romanos, mantener la paz era prácticmente el único deber al que se consagraban una vez pisaban tierra de Israel. Una actuación tan inconsciente por parte de las autoridades religiosas de Jerusalem habría enfurecido tanto a Roma que sin duda se habrían echado encima antes de que se hubieran dado cuenta, ¿operar en otra provincia?, ¡ni en sueños se atreverían a tanto los responsables de Jerusalem!.

Pero si se entiende que "Damasco" es en realidad Qumran, la expedición de Saulo cobra de pronto un perfecto sentido histórico. A diferencia de Siria, Qumran quedaba en territorio donde tenían legítimo valor las órdenes del sumo sacerdote. Sería del todo posible que el sumo sacerdote en Jerusalén enviase a sus "ejecutores" a extirpar los judíos herejes de Qumran, a sólo treinta kilómetros de distancia, cerca de Jericó. Esa acción se habría ajustado totalmente a la política romana, que se cuidaba de no inmiscuirse en asuntos puramente internos. Los judíos, en otras palabras, tenían total libertad para acosar y perseguir a otros judíos dentro de sus dominios mientras esas actividades no afectasen a la administración romana. Y como el sumo sacerdote era impuesto por Roma, sus esfuerzos por extirpar correligionarios rebeldes serían tanto más bienvenidos.  

El "comentario de Habacuc" Encontrado en cueva 1 de Qumran, el "Habacuc Pesher", o “Comentario de Habacuc” , representa tal vez la aproximación más estrecha, en todo el corpus de manuscritos del mar Muerto conocidos, a una crónica de la comunidad o, al menos, a algunas situaciones importantes de su historia. Se centra ante todo en la misma disputa que describe el Documento de Damasco. Esa disputa, que rayaba en un incipiente cisma, parece haber sido un suceso traumático en la vida de la comunidad de Qumran. Figura no sólo en el Documento de Damasco y el “Comentario de Habacuc” sino en otros cuatro textos de Qumran; y parece que hay referencias a ella en cuatro manuscritos más.

Al igual que el Documento de Damasco, el Comentario de Habacuc relata cómo ciertos integrantes de la comunidad, inicuamente instigados por una figura identificada como "el Mentiroso", se separan, rompen la Nueva Alianza y dejan de observar la Torah. Esto precipita un conflicto entre ellos y el jefe de la comunidad, el "Maestro de Justicia". También se menciona un infame adversario conocido como el Sacerdote Malvado. Eisenman ha demostrado de manera convincente que "el Mentiroso" surge dentro de la comunidad de Qumran. Tras ser admitido por la comunidad y aceptado como miembro de cierta reputación, deserta. Por lo tanto no es solamente un adversario, sino un traidor. 

No solo por la datación que se hizo de los manuscritos que narran estos sucesos, sino por la exactitud en los hechos socio políticos que se relatan de fondo es que la disputa y el cisma coinciden plenamente con lo que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Camino de "Damasco" Pablo tiene una visión: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”. Saulo le pide a la voz que se identifique. “ Yo soy Jesús -responde la voz-, a quien tú persigues.”. Ya en Damasco le devolverá la vista un integrante de la “Iglesia primitiva”, y él se dejará bautizar.  Un psicólogo moderno no vería nada especialmente insólito en la aventura de Saulo. Puede, por cierto, haber sido producto de una insolación o de un acceso epiléptico. También se la podría atribuir a una alucinación, a una reacción histérica o psicótica, o tal vez, sencillamente, al remordimiento de un hombre impresionable con sangre en las manos. Pero Saulo la interpreta como una auténtica manifestación de Jesús, a quien nunca conoció personalmente, y se produce su "conversión" y se convierte en uno de sus aprendices o discípulos. Según su carta a los Gálatas (Gá1. 1:17-18), permanece bajo su tutela durante tres años, que pasa principalmente en Damasco. Según los rollos del mar Muerto, el período de prueba y de adiestramiento para un recién llegado a la comunidad de Qumran era también de tres años.

 Luego de los tres años de aprendizaje, Pablo regresa a Jerusalén, a reunirse con los jefes de la comunidad. No es de extrañar que la mayoría sospechen de él, y que no se muestren totalmente convencidos de su conversión. En Gálatas 1:18-20, dice que sólo vio a Santiago y a Cefas. Todos los demás, incluyendo los apóstoles, parecen haberlo evitado. Le exigen pruebas una y otra vez, y sólo entonces encuentra algunos aliados y empieza a proclamar su "nueva fe". Pero se producen algunas discusiones y, según Hechos 9:29, ciertos miembros de la comunidad de Jerusalén lo amenazan. Para calmar una situación abiertamente de riesgo sus aliados lo envían a Tarso, el pueblo (ahora en Turquía) donde nació. En realidad lo que hacen es eliminar temporalmente un problema, lo envían a su tierra para que difunda allí su mensaje.  

A los responsables de la comunidad "pre cristiana" les preocupaba más la situación política de Israel que cualquier otra cosa, recordaban que Jesús les hablaba de "fin de los tiempos", guerra, obtención de espadas etc, y tener al enérgico y todavía sospechoso Pablo cerca les causaba perturbación. Enviar a Pablo a Tarso respondía a una necesidad "beligerantemente mesiánica" si por improbable golpe de suerte ese Pablo advenedizo obtiene hombres, dinero, material bélico o cualquier otra cosa de valor, muy bien. Si en cambio lo destripan, no se lo echará mayormente de menos, ya que es más una molestia que otra cosa. ¿No es esta una afirmación temeraria?, no a la luz de lo descubierto en los rollos de Qumram.

Unos cinco años más tarde, mientras Pablo enseña en Antioquía, se cuestiona el contenido de su trabajo. 

Como explica Hechos 15, varios representantes de la jefatura de Jerusalén llegan a Antioquía tal vez, sugiere Eisenman, con el propósito de verificar las actividades de Pablo. Esos jefes subrayan la importancia de la estricta observancia de la Torah y acusan a Pablo de negligencia, apostasía y total dejadez. Él y su compañero Barnabás reciben la orden sumaria de regresar a Jerusalén para una consulta personal con la jefatura. Desde ese momento, se abre y se ensancha un cisma entre Pablo y Santiago; y el autor de Hechos, en esta disputa, se convierte en apologista de Pablo. En todas las vicisitudes que se suceden, es necesario recalcar que Pablo es, en realidad, el primer hereje "cristiano", y que sus enseñanzas -que sentarán los cimientos del ulterior cristianismo- constituyen una desviación flagrante de la forma  original  aprendida, y enseñada por la la jefatura. La supuesta experiencia mística de Pablo confundió a los responsables de la secta de Jesús, Pablo hablaba de cosas que ellos nunca habían escuchado antes, filosofía griega en lugar de palabras de Torah, una extraña fe en lugar de obediencia, gentiles en lugar de judíos, acaba Pablo relegando a D-s y establece, por primera vez, el culto de Jesús. 

Pero no termina ahí, cuando escribe a los Gálatas, claramente hace burla de aquellos que conocieron personalmente a Jesús e incluso expresa que cuanto sean o digan le importa un bledo. Para el 58 ya se ha alejado totalmente de aquellos y de su observancia a la Torah. Escribiendo a los Filipenses, afirma que no busca "la justicia mía, la que viene de la Ley..." . Esas son declaraciones provocativas y desafiantes de quien se proclama un renegado. El "cristianismo" , tal como se desarrollará a partir de Pablo, ya ha prácticamente cortado toda relación con sus raíces, y ya no se puede decir que tenga algo que ver con Jesús, sino con la imagen que Pablo tenía de Jesús.  

Cuando regresa a Jerusalem nuevamente Santiago y los demás lo someten a interrogatorio para ver que de verdad había en las acusaciones que se daban contra él en cuanto a que enseñaba contra la Torah. Es una acusación justificada y auténtica a la luz de lo que enseña en sus cartas, pero Hechos no refleja la verdadera respuesta de Pablo y a la vez responde negando toda acusación, y mintiendo. Este es el mentiroso que aparece en los textos de Qumram, tal y como Eisenman desvela en su libro. En realidad no le someten a un prueba de fidelidad, lo que han pensado para él es mucho más sutil, un castigo por su traición y por su manifiesta apostasía. Deberá presentarse en el Templo, ¿acaso ellos no sabían la que iba a armarse en cuanto le vieran?, sí, lo sabían y por eso lo enviaron allí.

Eisenman llama la atención sobre un pasaje fundamental del “Documento de Damasco”, que declara que "si un hombre transgrede después de jurar que vuelve a la Ley de Moshe de todo corazón y alma, entonces se le aplicará el justo castigo” 

En todo caso, Hechos se reduce a un choque entre dos personalidades, Santiago y Pablo. Eisenman ha demostrado que Santiago aparece como el custodio del conjunto original de enseñanzas, el exponente de la pureza doctrinal y la rigurosa observancia de la Ley. La última cosa que se le podría haber ocurrido sería fundar una nueva religión .. Eso, precisamente, es lo que hace Pablo. 

El Jesús de Pablo es un dios hecho y derecho, cuya biografía iguala, milagro por milagro, la de las divinidades rivales con las que compite por devotos: después de todo, para la venta de dioses rigen los mismos principios. Para los valores morales de Santiago -en realidad, para los valores morales de cualquier judío devoto-, eso es, por supuesto, blasfemia, traición y apostasía. Dadas las pasiones que despertaban esas cuestiones, no es muy probable que la grieta entre Santiago y Pablo se hubiese limitado al plano del debate civilizado.

Durante el conflicto entre Santiago y Pablo, la aparición y desarrollo de lo que llamamos cristianismo estuvo en una encrucijada. Si la línea central de su evolución se hubiese ajustado a las enseñanzas de Santiago, no habría existido el cristianismo, sino una especie particular de judaísmo que podría o no haber llegado a ser dominante. Pero como resultaron las cosas, la línea central del nuevo movimiento se consolidó poco a poco, durante los tres siglos siguientes, alrededor de Pablo y sus enseñanzas. Así, para indudable horror póstumo de Santiago y sus compañeros, nació una religión completamente nueva: una religión que cada vez tuvo menos que ver con su supuesto fundador.

Veamos ahora el testimonio de Eusebio de Cesarea, el historiador de la iglesia cuando refiere un dato más que interesante sobre los evangelios:

Libro III. III

8. La explicación es verdadera. Se puede ver cómo los tres evangelistas únicamente refieren por escrito los hechos del Salvador ocurridos un año después del encarcelamiento de Juan el Bautista. Y ellos mismos lo indican al principio de sus relatos.

Los evangelios originales deberían de contener el relato equivalente a un año de la vida de Jesús, en concreto el año posterior al encarcelamiento de Juan el bautista; pero resumen tres y con una serie de detalles cuyo caracter se circunscribe a la propaganda.

A lo largo de este capítulo III encontramos afirmaciones todavía más interesantes como que dos de las cartas atribuídas a Juan no son de su pluma, la II carta de Pedro tampoco es auténtica, la carta a los Hebreos no es de Pablo, el Apocalípsis no fue escrito originalmente por el mismo Juan llamado evangelista.

XXV 2. A continuación hay que disponer las Epístolas de Pablo, después se ha de decretar como cierta la I Epístola de Juan, así como la de Pedro. Luego, si se desea, el Apocalipsis de Juan, sobre el que a su tiempo manifestaremos lo que se cree de él.

3. Los escritos discutidos... son las llamadas Epístolas de Santiago, la de Judas y la II de Pedro, y las que llaman II y III de Juan, tanto si son del evangelista como si son de alguien con el mismo nombre.

4. Hay que considerar como espurios los siguientes: Los Hechos de Pablo, el llamado Pastor, el Apocalipsis de Pedro, la que dicen que es Epístola de Bernabe, el escrito llamado Enseñanza de los Apóstoles y, como dije, si se desea, el Apocalipsis de Juan. Este escrito es rechazado por algunos pero es reconocido por otros.

XXXIX 16.  Papías Sobre Mateo dice así: «Mateo compuso su discurso en hebreo y cada cual lo fue traduciendo como pudo».

Hay que ver, resulta que casi la mitad del nuevo testamento no debería de ser tenida en cuenta, las epístolas de Juan II y III, así como el apocalípsis no están autentificadas de ninguna manera y no son atribuibles al mismo Juan a pesar de que haya quien las quiera aceptar como de su mano. Luego la epístola de Santiago es de origen incierto, y la de Judas no ha de tenerse en cuenta, la II de Pedro queda fuera de la canonización y los que podrían añadir luz acerca de quien fue Jesús realmente son tenidos por la iglesia oficial como heréticos o espúreos. Será porque el evangelio de Felipe afirma que Jesús estaba casado, le gustaba dar besos a todas las mujeres del grupo y...o tal vez como sugiere el evangelio de los egipcios, a quien les predicó otro seguidor de Jesús, que la resurrección no fue real sino simbólica, así como lo es el rito del bautismo.

Una de las declaraciones más extrañas que podemos leer en el nuevo testamento es la afirmación de Pablo: “y si Cristo no ha resucitado vana es nuestra predicación y vana nuestra fe...": I Cor 15, 14,17.

El concepto de que Jesús fuera o no el Mesías, es un concepto que podemos comprobar a la luz de las profecías mesiánicas, pero aquí Pablo empezó por el final, el cristianismo se fundamenta ¿en qué?, ¿en la premisa de que Jesús era el Mesías?, ¿o en la resurrección?, Pablo debería de haber afirmado que “Si Cristo no es el mesías, vana es nuestra fe” en lugar de eso fundamenta su creencia en la resurrección de Jesús, un hecho que no podemos comprobar.

Según la narración evangélica, algunos resucitaron entonces por la acción directa de Jesús, de alguna manera la resurrección de Jesús extrañamente se produce en la soledad, ni siquiera el informe de la guardia explicita que clase de cosas raras ocurrieron. Y desgraciadamente, no existe documento extra testamentario que confirme o niegue semejante acontecimiento.

 

Y oh misterios de la existencia, frente al testimonio (supuestamente) riguroso que la guardia da a los líderes religiosos, ninguno manifiesta la más mínima sorpresa o inquietud. Ninguno es presentado asombrándose de un suceso que sin duda alguna debería de haberles convencido o al menos conmovido. A los líderes de Jerusalem, no se les movió ni una ceja.

 

Que resucitara o no, no le plantea ningún problema a la iglesia, que sea el mesías o no, efectivamente sí le plantea problemas. Pero no plantea menos problemas que su nacimiento:

 

Libro I

VII 1. Debido a que Mateo y Lucas transmiten en los Evangelios la genealogía de Cristo de diversos modos y muchos los consideran contradictorios, y por su parte cada creyente se ha afanado en inventar alguna explicación para justificarlos.

 

Si los escritores de los evangelios comienzan su relato a partir del encarcelamiento de Juan el bautista resulta claro que las famosas genealogías son un añadido posterior. De hecho las genealogías se conocían de diversas y diferentes maneras, pero fue Julio el africano quien para el 200 las compuso por primera vez en la forma que se encuentran hoy.

 

El nacimiento de Jesús también presenta dificultades desde su inicio, puesto que el nacimiento tal y como es planteado por el cristianismo es de vital importancia para mantener TODO el resto de doctrinas crísticas subsiguientes, y vino sin embargo a ser creído por “historias” y no por evidencias documentales, NI SIQUIERA POR LO RELATADO POR LOS EVANGELIOS, Eusebio de Cesarea en su libro I, cap VII, ap 15 cita finalmente después de hablar acerca del nacimiento de Jesús: “Sea como fuere, no se puede encontrar explicación más clara que ésta y por esta razón yo lo creo; asimismo toda persona bondadosa. Y a pesar de no estar atestiguada, cuidémonos de ella, porque una más consistente no puede explicarse. De todos modos, el Evangelio es totalmente verdadero».

Resulta de lo más ilustrativa la manera en como se explica lo inexplicable, la historia del nacimiento de Jesús ¡NO ESTA ATESTIGUADA! pero lo peor es que hay que cuidar de la versión en la que la iglesia va a creer porque como dice el texto: “el evangelio es totalmente verdadero”, ¿o habría decir que “es necesaria y obligatoriamente verdadero”?. 

Finalmente y cito a Eisenman; El Comentario de Habacuc una vez ordenado en una secuencia coherente mostró un relato idéntico a la disputa de Hechos, con unos personajes centrales tan cuidadosamente detallados, que las referencias de Josefo acerca de la persona de Santiago y el Maestro de Justicia de los manuscritos de Qumram, mostraban a la misma persona. Al igual que Santiago, el Maestro de Justicia tuvo que pelear con el "mentiroso", alguien que habiendo sido admitido en la comunidad luego se volvió un renegado, riñó con el Maestro y llevándose parte del mensaje de su fundador y de los miembros de la comunidad.

El Comentario de Habacuc narra que "el mentiroso" no escuchaba la palabra recibida por el Maestro de Justicia quien lacusaba al mentiroso de haber profanado el Nombre del Santo. El texto literalmente afirma que "el mentiroso" se mofó de la Torah en medio de toda la comunidad y continúa diciendo que descarrió a muchos y creó una congregación sobre la base del engaño.

Luego Pablo utilizará sus cartas para expresar su indignación.

El Comentario de Habacuc declara que la jefatura de la comunidad estaba en Jerusalén al momento del que se habla. Eisenman advierte sobre otro punto que considera de especial importancia. En su epístola a los Romanos, Pablo afirma que "en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: El justo vivirá por la fe" . El mismo tema aparece en la carta a los Gálatas: "que la ley no justifica a nadie ante D-s es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe".  Estas dos declaraciones constituyen, en realidad, el origen del concepto teológico de su fe particular . Son en el fondo, como descubre Eisenman, los cimientos de la teología de Pablo.

Sientan la base desde donde Pablo hará frente a Santiago: desde donde proclamará la supremacía de la fe, mientras Santiago se cierra en la supremacía de la "Ley".  ¿Pero de dónde extrae Pablo su principio de la supremacía de la fe?  Desde luego, ese principio no era parte aceptada de las enseñanzas judías. En realidad, proviene del Libro de Habacuc donde dice: "el justo por su fidelidad vivirá" . Las palabras de Pablo en sus cartas son evidentemente un eco de esa afirmación; y el Libro de Habacuc es sin lugar a dudas la "escritura" a la que se refiere Pablo.  

Pero El Comentario de Habacuc en Qumram, cita el mismo pasuk ampliando su significado diciendo literalmente:

"Pero el justo por su fe vivirá. Esto concierne a todos los que observan la Ley en la Casa de Judá, a quienes D-s librará de la Casa del Juicio debido a sus sufrimientos y debido a su fe en el Maestro de Justicia". 

 

Y este pasaje equivale en realidad, a una formulación de la doctrina "paulina”. Dice taxativamente que el sufrimiento, y la fe en el Maestro de Justicia constituyen el camino de la liberación y la redención. De ese pasaje de los rollos del mar Muerto debe de haber sacado Pablo los cimientos de toda su teología. Pero el pasaje en cuestión declara inequívocamente que el sufrimiento y la fe en el Maestro de Justicia llevarán a la liberación sólo a aquellos que observan la Ley en la Casa de Judá.

Pablo descartará precisamente ese énfasis en la observancia de la Ley, precipitando así su disputa doctrinal con Santiago y los demás miembros de la comunidad .

Dicho lo cual cabe preguntarse que ¿cómo se puede extraer toda una maquinaria teológica, y tan eficaz a partir de relatos improbados y carentes de cualquier evidencia histórica sólida en su base, además de todo un cuerpo de doctrinas engañosas y fraudulentas haciendo uso negligentemente de enseñanzas sesgadas?. La respuesta es que por pura propaganda. Pablo creó al Cristo redentor y vendió su idea a los gentiles no sin antes mentir a la comunidad que le abrió sus puertas, traicionar a Israel, y apostatar de su fe enarbolando la bandera de una supuesta visión en un momento en el que ya había demasiados visionarios.

Creo que ya me he extendido demasiado, y no es mi deseo que nadie se aburra leyendo; y aunque todavía queda mucho por decir, ya habrá momento para hacerlo, sin duda.

Un saludo a todos y shalom.

Rafael.

                          

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