De padres a hijos

«Diles: ‘¡Vivo Yo, dice el Eterno, si no hago con vosotros conforme a lo que habéis hablado a mis oídos!
En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos los que fuisteis contados en vuestro censo, de 20 años para arriba, y que habéis murmurado contra mí.
A la verdad, no sois vosotros los que entraréis en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que os haría habitar en ella, con la excepción de Caleb hijo de Jefone y de Iehoshua [Josué] hijo de Nun.
Pero a vuestros pequeños, de quienes dijisteis que serían una presa, a ellos Yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado.
En cuanto a vosotros, vuestros cadáveres caerán en este desierto.
Vuestros hijos andarán errantes en el desierto durante 40 años. Ellos llevarán la paga de vuestras infidelidades hasta que vuestros cadáveres sean consumidos en el desierto.
Conforme al número de los 40 días en que explorasteis la tierra, cargaréis con vuestras iniquidades durante 40 años: un año por cada día. Así conoceréis mi disgusto.'»
(Bemidbar / Números 14:28-34)

Que los niños y mujeres permanecieran hasta completar cuarenta años en el desierto, fuera de Israel, resulta un castigo ilógico.
¡Ellos no pecaron!
Fueron los varones adultos quienes pecaron, por lo cual se les sentenció a que murieran en el desierto, durante esos años de exilio.
¿Desde cuando en la justicia verdadera se castiga al inocente a causa del culpable? ¡Así no procede el Eterno!
¿Será que no era un castigo declarado por Dios que debían llevar la carga de los padres, sino una consecuencia necesaria de los actos de los adultos?
¿Tal vez no era un hecho negativo para los hijos, sino un tiempo y experiencia necesarios para que maduraran correctamente, a diferencia de como crecieron sus padres?
Sabemos que en Dios no hay injusticia, por tanto, la respuesta debe ser edificante.

Pero, ¿por qué no hacer que murieran todos los pecadores en un instante, y dejar que los inocentes entraran de inmediato?
Quizás para que los otros pueblos no dijeran que Dios no pudo cumplir Su promesa de llevarlos a la Tierra de promisión.
Tal vez para que al entrar hubiera gente que se encargara de hacer la guerra, de cuidar el ganado, de formar familias junto a las mujeres adultas.
Probablemente porque los chicos debían crecer y aprender caminos de vida, diferentes a los caminos torcidos que la esclavitud había adoctrinado a los padres.

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