Integridad de hecho, palabra y pensamiento

Esta semana corresponde leer la parashá llamada Behar ("En la montaña") que es la novena del tercer tomo de la Torá, el sefer Vaikrá, conocido en español como "Levítico".

La Torá claramente ordena:

"Si vendéis algo a vuestro prójimo o compráis algo de mano de vuestro prójimo, nadie engañe a su hermano."
(Vaikrá / Levítico 25:14)

Este mandamiento obliga a que todas las transacciones y negociaciones estén basadas en un plano de mutuo respeto y confianza.
Parece ser una regla básica y lógica, en verdad, es un hábito que hace de la persona un triunfador, y brinda a la sociedad la necesaria armonía para permitir el desarrollo y progreso.

Pero, la Torá no se limita al plano de los asuntos comerciales, o aquello que parece estrictamente material, sino que también pretende enseñar a la persona (y por tanto a la sociedad) a convertir Este Mundo en un reflejo del paraíso.

Para esto es que ordena:

"Ninguno de vosotros oprima a su prójimo.
Más bien, teme a tu Elokim, porque Yo soy el Eterno vuestro Elokim
."
(Vaikrá / Levítico 25:17)

Con la mitzvá que prohíbe la onaat devarim se nos está exigiendo una conducta que valore a nuestro prójimo en su dimensión de tal.
Que nuestro hacer y nuestro decir lo reconozca siempre en su humana peculiaridad.
Que nuestro actuar le afirme en sus virtudes, y que no tema en señalarle provechosamente sus aspectos negativos.
Que lo apreciemos como un tú, y no como un ello (es decir, que no despreciemos su imagen y semejanza con Dios, reduciéndolo en nuestra fantasía a asemejarlo a una cosa o un animal).
Para todo esto es que tenemos que tener presente estos aspectos en nuestras relaciones humanas:

  • No recordarle a alguien el mal comportamiento de sus padres en el pasado, en lo cual él no es culpable.

  • No enrostrarle sus pecados del pasado al se ha arrepentido sinceramente de ellos.

  • Al que está sufriendo no se le debe decir: "Lo que te está pasando es por tu culpa, son tus pecados los que te provocaron tu mortificación".

  • No hacerle creer al vendedor que le compraremos la mercancía que no está enseñando, si realmente no es esa nuestra intención.

  • No ser grosero, ni hablar de manera obscena.

  • No dar intencionalmente respuestas engañosas o incorrectas.

  • No llamar a otra persona con motes ofensivos.

  • No hacer comentarios maliciosos con el ánimo de lastimar.

  • No insultar al prójimo.

Es de tal importancia y gravedad el respeto que se nos está exigiendo con este mandamiento, que la Torá nos recuerda que el que está ordenando esto es Dios, no otro que el Rey al que debemos reverenciar más allá de toda duda.

Sabemos que Dios retribuye mediante la regla denominada mida kenegued mida, que se puede traducir como "aquello que haces, te será devuelto con estricta justicia".
Por tanto, aquel que desea ser respetado, honrado, afamado y engrandecido: ¡ya sabe cómo ha de comportarse con el prójimo!

¡Les deseo Shabbat Shalom!

Moré Yehuda Ribco

 

Relato

En cierta oportunidad dos cohanim -sacerdotes descendientes de Aarón- competían en una carrera por alcanzar antes al altar, pues el primero en llegar tendría el honor de ser el que dirigiera los servicios religiosos.
El que iba perdiendo, en su desesperada ceguera, hizo una zancadilla al primero, quien cayó y perdió la carrera.
El padre del que se consideraba triunfador (sin serlo realmente) se aproximó a su hijo, le abofeteó en público, diciéndole: ‘Indigna es tu conducta para con tu prójimo, como para que te creas con el privilegio de representar a Dios ante la comunidad. Primero discúlpate sinceramente con el que ofendiste, compénsale justamente por tu tonta conducta, y luego apróntate para comenzar a servir a Dios desde el peldaño más bajo, que si eres constante y esforzado podrás algún día servirLo desde el altar como corresponde.’

(Versión original a partir de lo narrado en el  Talmud Babli Iomá 23)

Preguntas para meditar y profundizar:

  • ¿Cómo se puede relacionar este relato con el comentario que brindamos de la parashá?

  • Lo dicho por el profeta verdadero: "Dios, eres grande en designios y magnífico en hechos, pues Tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos del hombre, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras." (Irmiá / Jeremías 32:19, y ver en Kohelet / Predicador 12:14), ¿cómo lo relacionamos con el relato?

  • ¿Qué resulta ser más grave, el perjudicar sólo en lo monetario (onaat kesafim), o el oprimir al prójimo mediante gestos y palabras (onaat devarim)?

  • ¿Qué nos quiere enseñar Salomón, con la frase: "El justo camina en su integridad; felices serán sus hijos después de él." (Mishlei / Proverbios 20:7)?

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