Estudio “bíblico”

El ESTUDIO “bíblico” está reservado en exclusiva para los judíos, pues la Torá es heredad de Israel.
Ese estudio NO debe hacerse a fuerza de buenas intenciones, de habituar interpretar libremente, de generar ideas y opiniones según el propio criterio; sino que ha de estar guiado debidamente por el maestro capacitado, conocedor de la materia y de los modos de instrucción, y que provee de la creatividad limitada adecuadamente por el mensaje de la Tradición.
Es decir, no hay un verdadero estudio “bíblico” desprovisto del maestro apropiado, que conoce y respeta las fuentes tradicionales, y a la vez que tiene el ingrediente necesario para crear conocimiento actual.
Hemos publicado en otras ocasiones los párrafos legales y proféticos que confirman y demuestran esto, si tienes interés te pido que tomes el trabajo de buscar en el sitio.

El Eterno admite que el noájida estudie de Torá aquello que le pueda reportar crecimiento en su senda de fidelidad al Eterno.
Si bien la propiedad sigue siendo, y lo es eternamente, de los judíos, es admisible compartir lo adecuado con el noájida respetuoso y consciente de su lugar en la sociedad con el judío en la construcción de un mundo de SHALOM.
Obviamente que si para el judío el estudio debe ser regulado por un maestro idóneo en conocimiento y enseñanza de Torá, mil veces más esto se aplica a la hora en que el gentil desea beber de la rica Fuente de Israel.

De lo anterior es evidente que cualquier gentil que presuma de liderazgo bíblico, se imponga como maestro de Torá, imparta sus doctrinas al respecto, opine y pretenda enseñar doctamente; es una persona que está errada, tal vez llevada por buenas intenciones, pero carente del contenido y la cualidad necesarias. En el peor de los casos es un adorador del EGO, el cual es el responsable del surgimiento de todas las religiones, que contaminan la pureza humana, esclavizan al hombre y la sociedad, someten al mal a los inocentes, y usurpan la espiritualidad con religión.
Si tú eres seguidor de las nefastas enseñanzas de esos falsos profetas, “apóstoles”, “rohes”, “rabinos mesiánicos”, pastores, o cosas similares; debes saber que estás andando por una senda espantosa, de idolatría, de aberración abominable, de odio al Señor y carcoma de Salvación.

Que quede muy claro, para no recurrir a fuentes envenenadas a la hora de buscar el conocimiento luminoso y de vida de la Torá.
Aquel que busca el agua sagrada, que emana de la Fuente de santidad, no irá a recoger el hediondo barro en pozos secos, o apenas mojados, de los pregoneros de la religión. A tenerlo en cuenta, sin dejarse impresionar por palabras altisonantes, vestimentas enjundiosas, supuestos poderes proféticos, o cualquier otra trampa que el EGO prepara a los pies del incauto para que caiga en el sometimiento de la religión, en cualquiera de sus facetas, incluso en la que parece santidad judía.

¿Cuál sería la meta acorde para un verdadero estudio bíblico?
Varias son las finalidades, mencionaré solo algunas.

  • Conocer la Voluntad del Eterno, la que fue expresada por medio de Sus profetas.
  • Aprender los caminos armoniosos para aquel que desea vivir de acuerdo a los mandamientos del Eterno, aquellos que corresponden a cada uno de acuerdo a su identidad espiritual (noájica o judía).
  • Tomar conciencia del propio rol en la Obra del Eterno, para así laborar con esmero de acuerdo a lo que es apropiado.
  • Evitar caer en las manipulaciones de las religiones, que emplean el texto bíblico, a veces sumamente cambiado, con intenciones de mantener a las personas esclavizadas a creencias vacías de santidad y llenas de corrupción.
  • Recibir el consejo que lleva al autoconocimiento, al crecimiento en todas las áreas, a la eliminación de conflictos. Tal como si fuera un manual sagrado de psicología, pues quien mejor que el Autor del hombre para escribir el manual de la verdadera ayuda a la liberación del hombre.
  • Saber lo que es prohibido y permitido para el leal al Eterno, sea judío o noájida, y así conectarse plenamente a la vida cotidiana, mejorar las relaciones humanas, crecer como individuo, aportar a los demás positivamente.
  • Reconocer al Autor, para agradecerLe en verdad.
  • Fortalecer la propia identidad espiritual, sea la noájica o la judía, y así estar guarecido de la religión y su esclavitud infernal, que lleva al hombre a salvajadas tremendas, entre las que se incluye la negación del hombre, para negar a Dios.
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