Haftará Ekev

" (IES. 49:14) Pero Tzión [Sion] dijo: ‘el Eterno me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.’
(15) ‘¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti.
(16) He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí.
(17) Tus edificadores vendrán aprisa, y tus destructores y desoladores se irán de ti.
(18) Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido y han venido a ti. ¡Vivo yo, dice el Eterno, que con todos ellos te vestirás como si fueran joyas! ¡Y con ellos te adornarás como una novia!
(19) En cuanto a tus ruinas, tu desolación y tu tierra destruida, ciertamente ahora serás demasiado estrecha para los habitantes; y tus destructores estarán lejos.
(20) Aun los hijos de los cuales fuiste privada te dirán a los oídos: ‘Este lugar es demasiado estrecho para mí; dame espacio para habitar.’
(21) Entonces dirás en tu corazón: ‘¿Quién me dio a luz a éstos? Porque yo estuve sola y estéril, desterrada y apartada. He aquí que yo fui dejada sola; ¿de dónde, pues, han venido éstos? ¿Quién los crió?»
(22) Así ha dicho el Señor Elokim: ‘He aquí, yo alzaré mi mano hacia las naciones, y levantaré mi bandera a los pueblos. Ellos traerán en su seno a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.
(23) Reyes serán tus tutores, y sus princesas tus nodrizas. Con el rostro a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy el Eterno, y que los que esperan en mí no serán avergonzados.’
(24) ¿Le será quitado el botín al valiente guerrero? ¿Será librado el cautivo de las manos de un tirano?
(25) Pues así ha dicho el Eterno: ‘Ciertamente el cautivo le será quitado al valiente guerrero, y el botín será librado del tirano. Yo contenderé con los que contienden contra ti, y yo salvaré a tus hijos.
(26) A los que te oprimen, les haré comer sus propias carnes; se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo. Y sabrá todo mortal que yo soy el Eterno tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Iaacov [Jacob].’
 (IES. 50:1) Así ha dicho el Eterno: ‘¿Dónde está la carta de divorcio de vuestra madre, con la cual yo la he repudiado? ¿O cuál de mis acreedores es aquel a quien os he vendido? He aquí que por vuestras maldades fuisteis vendidos, y por vuestras rebeliones vuestra madre fue repudiada.
(2) ‘¿Por qué vine, y nadie apareció? ¿Por qué llamé, y nadie respondió? ¿Acaso es demasiado corto mi brazo que no pueda rescatar? ¿Acaso no hay en mí fuerzas para librar? He aquí que con mi reprensión haré que el mar se seque; convertiré los ríos en desierto hasta que se pudran sus peces y se mueran de sed por falta de agua.
(3) Yo vestiré de oscuridad los cielos, y les pondré cilicio como cobertura.’
(4) El Señor [Dios] el Eterno me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado. Me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que yo escuche, como los que son adiestrados.
(5) El Señor [Dios] el Eterno me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás.
(6) Entregué mis espaldas a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí mi cara de las afrentas ni de los esputos.
(7) Porque el Señor Elokim me ayuda, no he sido confundido. Por eso puse mi rostro firme como un pedernal y sé que no seré avergonzado.
(8) Cercano está a mí el que me justifica. ¿Quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
(9) He aquí que el Señor Elokim me ayudará; ¿quién me podrá condenar? He aquí que todos ellos se envejecerán como un vestido, y se los comerá la polilla.
(10) ¿Quién entre vosotros teme al Eterno y escucha la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre del Eterno y apóyese en su Elokim.
(11) Pero he aquí que todos vosotros encendéis el fuego y prendéis las antorchas. ¡Andad a la luz de vuestro propio fuego, y de las antorchas que habéis encendido! De mi mano os vendrá esto: ¡Acabaréis por yacer en el lugar del tormento!
 (IES. 51:1) ‘Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis al Eterno. Mirad la roca de donde fuisteis cortados, y la cantera de donde fuisteis extraídos.
(2) Mirad a Avraham [Abraham], vuestro padre; y a Sara, que os dio a luz. Porque cuando él era uno solo, yo lo llamé, lo bendije y lo multipliqué.’
(3) Ciertamente el Eterno consolará a Tzión [Sion]; él consolará todas sus ruinas. Convertirá su desierto en Edén y su región árida en huerto del Eterno. Alegría y gozo habrá en ella, acciones de gracias y sonido de cánticos."
Ekev [Haftará] , en IESHAIA 49:14, hasta 51:3 (Español)

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