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  Tevet 2, 5766 - 2/1/06

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 Fieles: Los que Retornan 

 


         A todo el pueblo cristiano y mesiánico del mundo:

Desde lo más profundo de mí ser:

Este es la experiencia de un hombre que decidió servir al Eterno en contra de todo riesgo.

Shalom, estimados Javerim:

Mi nombre es Alfredo Zambrano García, de 39 años de edad. Nací en un pueblo llamado Ocaña, Norte de Santander - Colombia, pero fui criado en la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira – Venezuela. Desde que tenía 17 años de edad estuve sumido en el mundo del evangelicalismo y los movimientos protestantes como “predicador” y “conferencista”. Fui creciendo en rango y posición dentro de los círculos cristianos, esto, en cuanto a autoridad y reconocimiento. Viajé a prácticamente todos los estados de mi nación y a un gran número de ciudades en Colombia. Me expandí a Curazao, Ecuador, Argentina, República Dominicana y Guatemala. Estuve entre los así denominados “grandes predicadores” y fui muy bien cotizado.

Desde el inicio miré el “ministerio” con mucha pasión, sinceridad y nobleza, pero esa expectación fue transformándose lentamente en una terrible pesadilla. ¿Qué fue lo que cambió mi percepción? En primer lugar, los casos y cosas que el Eterno me permitió ver entre aquellos que se dicen llamar “siervos de Jesucristo”. Estos casos y cosas me hicieron reflexionar: ¡“Algo malo, impuro y corrupto está arrastrando el Cristianismo”! En segundo lugar, las incongruencias tan palpables que existen entre el “Nuevo Testamento” y la Torá. Llegué a constatar que el “evangelio” que yo promovía no era otra cosa que la esencialidad del culto mitráico y que Cristo y Mitra eran en esencia la misma concepción religiosa (les invito a que comparen a estos dos personajes y saquen sus propias conclusiones). Esto me llevó a abandonar radicalmente cualquier conexión con los círculos cristianos, pues no quería continuar siendo un ser engañado que andaba por la vida engañando a otros. No obstante, en el proceso de búsqueda de la Verdad, caí en los brazos del mal llamado movimiento “mesiánico”, movimiento que hace un sincretismo entre el Judaísmo y el Cristianismo, pero que en el fondo sigue siendo cristianismo con esencia mitráica.

El mensaje del movimiento mesiánico (por lo menos el que yo practiqué) me atrajo mucho: dicen que HaShem es uno y único y que no hay pluralidad en Él; dicen que Jesús (Yeshúa) no es divino, sino un hombre de padre y madre en el cual reposaba la Plenitud de la Presencia divina; que Israel es el verdadero y eterno pueblo del Eterno; que la Torah no había pasado de moda, que seguía vigente e indivisible y que debíamos estudiarla, observarla y guardarla; que Jesús (Yeshúa) vino en su primera manifestación como Mashíaj Ben Yosef (el siervo sufriente) y que pronto volvería como Mashíaj Ben David (el rey victorioso); que la dieta bíblica, la Circuncisión y el Shabat, seguían vigentes y debíamos observarlos; entre otras enseñanzas más.

Aparentemente todo iba “bien” hasta que comencé a detectar tanto en la doctrina “mesiánica” como en el “Nuevo Testamento” inconsistencias, discrepancias e interpretaciones jaladas por los cabellos. Me fui dando cuenta que lo que Jesús (Yeshúa, Yeshu) aparentaba haber enseñado como algo novedoso y único había sido enseñado primeramente por Rabinos y Sabios anteriores a él. Esto me desconcertó inmensamente. Paralelamente seguí estudiando y revisando el culto del mitraísmo y me impresioné cuando observé que seguía teniendo “un extraño parecido” con la doctrina y mesiánica (Jesucristo y Mitra se veían perfectamente encajados en esos conceptos).

He venido estudiando la Torá con ahínco y tesón y siguiendo en silencio la página www.serjudio.com, hasta donde recuerdo, desde el año 2001. Los argumentos en contra del “mesianismo” me asustaban, incluso dejé de leerlos. ¡Me daban terror! Me asustaba el hecho de estar equivocado. No obstante, los revisaba de vez en cuando (algunas veces por curiosidad y otras por el deseo de encontrar la Verdad). Esto fue así hasta que comencé a estudiar objetivamente dichos argumentos acerca de las inconsistencias tanto del cristianismo como del movimiento mesiánico. Leí, estudié y analicé todas las respuestas a las preguntas relacionadas con Jesús y el Mashíaj y esto me fue dando luz y claridad respecto a la Verdad suprema que propugna el Judaísmo. Debo confesar sinceramente que fue en www.serjudio.com que recibí la estocada final.

 

Hoy mi solemne compromiso es con HaShem y su eterna e indivisible Torá. Me estoy iniciando en el camino noájico, con la firme esperanza de hacer la Conversión, junto con mi familia, al único Elokim verdadero. Por supuesto, estoy en pañales. Soy un bebé en cuanto al conocimiento de la Torá. He renunciado al título de Dr. en Divinidades y otros títulos teológicos, pues quiero aprender a los pies de los Jajamim (Sabios de la Torá). Sé que el Eterno aparejará todas las cosas y le pondrá orden a mi vida y a mi familia. Entiendo que es una Mitzvá encontrar un maestro de la Torah y estudiar con él. Estoy haciendo Tefilá por ello.

 

Que esta declaración pueda traer libertad y luz a tantos seres que hoy se encuentran sumidos en las más tenebrosas tinieblas y la falsedad. Y que sirva para reparar el daño que le propiné a tantas almas que escucharon de mi boca palabras de falseada y mentira. Todo sea por el honor de HaShem.

 

Shalom!

e-mail: profeortiz@hotmail.com

 


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