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  Nisan 27, 5766 - 25/4/06

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 Fieles // Misioneros

 

LA HISTORIA GEMELA DE JEROBOAM

Por Alfredo Zambrano G.

 Le invitamos a que lea con paciencia, con dedicación y mucho esmero este texto que ha sido cuidadosamente elaborado para su instrucción y desarrollo en la vida noájida.

 

“Yo, pues, te tomaré a ti, y reinarás sobre todo lo que deseare tu alma, porque serás rey sobre Israel. Y sucederá que si obedecieres todo cuanto te mandare, y anduvieres en Mis caminos, e hicieres lo recto a Mis ojos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos, como lo hizo David, Mi siervo, entonces Yo estaré contigo, y edificaré para ti casa segura, como la edifiqué para David; y a Israel te la daré a ti”.

(1 Reyes 11: 37-38)

 

Jeroboam llega al Trono de Israel:

Jeroboam fue el primer rey del Reino del Norte (las 10 Tribus de Israel). ¿Cómo llegó Jeroboam al Trono de Israel? Veamos algunos aspectos de su ascenso: Los últimos años del Rey  Salomón se caracterizaron por su notable extravío, infidelidad y acercamiento a la idolatría, conforme a las naciones de la tierra (Véase 1 Reyes 11: 4-8). El Eterno declara Su palabra de juicio contra Salomón y contra Su Reino: “...sin falta rasgaré el reino de ti, y lo daré a un siervo tuyo” (Véase 1 Reyes 11: 9-11). Sin embargo, el Eterno, por amor a David, pospuso el juicio y le hizo una enmienda: “Sólo, no le arrebataré el reino todo; una tribu le voy a dar a tu hijo, por amor de David, Mi siervo, y por amor de Jerusalén que yo he escogido” (Véase 1 Reyes 11: 12-13). El Eterno, para llevar a cabo sus propósitos, levantó contra Salomón una serie de adversarios, entre los cuales estaba ‘Jeroboam’, hijo de Nabat (Véase 1 Reyes 11: 14-26). Jeroboam, que era hombre activo, valiente y esforzado, fue colocado por el Rey Salomón sobre la Casa de Yosef -José- para que fuera su encargado de los impuestos (Véase 1 Reyes 11: 27-28). Un día, saliendo Jeroboam de Jerusalén, le salió al encuentro el Profeta Ahías Shilonita, y le dio un mensaje Profético sobre su porvenir como futuro rey de las diez tribus del Norte (Véase 1 Reyes 11: 29-39). Salomón, al enterarse de dicha Profecía, persiguió a Jeroboam con el propósito de matarlo (Véase 1 Reyes 11: 40). Jeroboam, al ver el peligro, huye a Egipto, y estuvo allí hasta la muerte de Salomón (Véase 1 Reyes 11: 40).

Tras la muerte de Salomón, Roboam, su hijo, subió al trono de Israel (Véase 1 Reyes 11: 41-43; 12: 1). Jeroboam regresó de Egipto a Siquem por petición de un populacho revoltoso que, inconformes con las drásticas medidas económicas impuestas por Salomón y afirmadas por el nuevo Rey, buscaban, con Jeroboam a la cabeza, convencer a Roboam de que aliviara los impuestos y rebajara así el yugo que sobre el pueblo se imponía (Véase 1 Reyes 12: 2-5). El Rey Roboam se niega a escuchar y atender el consejo de los ancianos y siguiendo el de los jóvenes, en lugar de aliviar los impuestos, los agravó (Véase 1 Reyes 12: 6-14). Pero todo esto era designio divino para confirmarle a Jeroboam el anuncio profético que le había sido dado por medio del profeta Ahías (Véase 1 Reyes 12: 15). Diez de las doce tribus de Israel decidieron separarse de la Casa de Yehudah -Judá- y formar así un nuevo Reino, con Jeroboam a la cabeza. Este Reino fue llamado: ‘El Reino del Norte’, ‘La Casa de Israel’ o ‘La Casa de Efraim’. Con la tribu de Benjamín, que decidió seguir y unirse a Yehudah -Judá-, con todos los fieles de las tribus que deseaban permanecer bajo el yugo de la Casa de David y todos los levitas y sacerdotes se conformó un nuevo Reino que llegó a conocerse como: ‘El Reino del Sur’ o ‘La Casa de Yehudah -Judá-‘. (Véase 1 Reyes 12: 16-20). Roboam se levantó para tratar de recuperar y someter a su autoridad el ‘recién formado Reino del Norte’, pero el Eterno intervino y evitó la guerra, declarándole a Roboam que lo que había sucedido era conforme al propósito de Dios (Véase 1 Reyes 12: 21-24). El Eterno permitió entonces que Jeroboam conformara el Reino, bajo la expresa condición de mantenerse fiel a ultranza a las leyes del Eterno, a la Torá.

 

La infidelidad de Jeroboam:

Pero Jeroboam no fue fiel al Eterno. Por codicia y sed de poder,  él se rebeló contra el Eterno, renegó de la Torá y paganizó su corazón y su reino. Jeroboam, por causa de su infidelidad, fue desechado por Dios, y su reino y su Casa fueron cortados para siempre, pues prefirió el consejo de su ambición en vez de la promesa profética que el Eterno le había ofrecido (Véase 1 Reyes 13: 34; 14: 7-16).

Veamos este asunto de forma más resumida:

  1. El Eterno le puso fin a su reinado: “Y Jeroboam no volvió a cobrar fuerzas en los días de Abías (Rey de Judá), y le hirió Dios de modo que murió” (Véase 2 Crónicas 13: 20).
  2. El Eterno le puso fin a su dinastía y a toda su Casa: (Véase 1 Reyes 15: 25-30; 29-30).
  3. El más grande recuerdo que quedó de Jeroboam: Jeroboam, el que hizo pecar a Israel”’ (Véase 2 Reyes 3: 3).

 

¿Cómo fue que Jeroboam frustró el Propósito de Dios para su vida?:

 

1)  Dejó llenar su mente y corazón de temor y miedo: (Véase 1 Reyes 12: 26-27). Todo iba bien con Jeroboam y su reino hasta que llegó el tiempo en que todos los hijos de Israel debían subir a Jerusalén a celebrar las Festividades del Eterno, y esto debía hacerse 3 veces al año conforme a las Instrucciones de la Torah dada a Moshé (Véase Shemot -Éxodo- 23: 14-17). El temor hizo que Jeroboam viera su futuro de manera incierta y desastrosa.

2)  En lugar de confiar en el Eterno y en Su Palabra para que lo afirmara en el reino, según la promesa, Jeroboam recurrió al brazo de carne y se rebeló contra Dios: Planificó de manera impía un proyecto del todo perverso para arrancar a Jerusalén del corazón de los Israelitas (Véase 1 Reyes 12: 26-28). Para lograrlo: 

Ø      Se inventó de su propio corazón ‘un sistema de adoración’ contrario a la Torah y ‘al Tabernáculo de David’.

Ø      Rechazó la Torah como Escritura rectora y guiadora: Dios había dicho que todos los Israelitas debían subir a Jerusalén 3 veces al año a celebrarle Fiesta. Jeroboam, además, escuchó de boca del Profeta Ahías, que ‘Jerusalén era la ciudad que Dios había escogido para poner allí Su Nombre’ (Véase 1 Reyes 11: 32, 36). ¿Qué debió hacer Jeroboam? ‘Subir sin temor a Jerusalén con toda la Casa de Israel y cumplir así con la Torah’.

Ø      Erigió dos nuevos dioses (dos becerros) para que todo Israel adorara en pos de ellos. Uno de los dioses lo colocó en Bethel; el otro, en Dan. Todo un plan macabro y estratégico.

Ø      Al colocar nuevos dioses, Jeroboam implantaba, a su vez, un nuevo sistema sacerdotal. Sustituyó, de esta manera, el verdadero Sacerdocio Levita por un “Sacerdocio” estrictamente pagano, inventado de su propio corazón (Véase 2 Crónicas 11: 14-15; 1 Reyes 13: 33).

Ø      Cambió las fechas de las Festividades establecidas por Dios e inventó su propio calendario de adoración y sus propias “Festividades”. (Véase 1 Reyes 12: 32-33). La Fiesta de los Tabernáculos (Sukkot) debía celebrarse (según la Torah) a los 15 días del mes séptimo (Véase Vayikrá -Levítico- 23: 39); Jeroboam inventó una nueva fecha: ‘a los quince días del mes octavo, mes que él había ideado de su propio corazón’.

Ø      Al introducirse nuevos dioses, nuevos sistemas sacerdotales, nuevos lugares de adoración, nuevas Festividades y fechas de adoración, Jeroboam introduce también nuevas costumbres y nuevas formas de celebración. Esto representaba un directo rechazo a Dios, a la Torah y a la forma de adoración establecida por David y aprobada por el mismo Eterno. Jeroboam rechazó ‘la herencia espiritual y cultural dada por el Eterno a todo Su Pueblo Israel’.

Ø      Algo nefasto y perverso: Mezcló el sistema idolátrico de Egipto (el faraón rey y sacerdote) con la forma de adoración establecido por Dios a Israel (Véase 1 Reyes 11: 40).

Ø      Dejaron brotar en sus corazones un espíritu anti-tabernáculo de David, anti-Dios, anti-Torah. Según nos cuenta la historia, todo Israel se paganizó hasta el extremo. Perdieron su herencia hebrea, su conexión con Abraham, Isaac y Jacob, y Dios decidió arrancarlos de su nación y esparcirlos por sobre la faz de la tierra (1 Reyes 14: 8-9). Los pocos fieles que se hallaron en la Casa de Israel se pasaron a la Casa del Eterno (Yehudá) por amor a Él, a la Torah y a Jerusalén (Véase 2 Crónicas 11: 13-16).

 

Pasa a la segunda parte


 

 


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