Tú y la vida A ti, mi amiga y hermana noájida,
¡Shalom!
¿Sabes qué es
lo más valioso?
Si tienes algo de mucho valor, que deseas conservar con gran cuidado, ¿a
quién se lo entregarías como guardián?
¿A un hijo descuidado e impulsivo, que busca actividades y rápidamente
se aburre y que derrocha energías infructuosamente?
¿O a un hijo responsable, valeroso, que se esmera por cumplir cabalmente
con sus tareas y que su apariencia de debilidad esconde una usina de
poder inmensa?
La respuesta a este planteo es bastante obvia: eliges al segundo, pues
puedes depositar tu confianza en él.
¿No es cierto?
Ahora piensa en este segundo planteo por favor: ¿qué es lo más valioso
en la vida?
Piénsalo unos instantes por favor antes de seguir leyendo, y veamos si
coincidimos en la respuesta que te daré.
Lo más valioso en la vida, es la vida.
¿Estás de acuerdo?
Creo que si en un primer momento dudas para darme la razón en esto,
luego de recapacitar un momento más estarás de acuerdo conmigo.
Nada es más valioso que la vida.
En un breve párrafo lo sintetiza el Creador:
"...he
puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la
maldición.
Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes, amando
al Eterno tu Elokim, escuchando Su voz y siéndoLe fiel."
(Devarim / Deuteronomio 30:19-20)
El Eterno nos insta a escoger a cada instante la vida, es decir, todo
aquello que promueve la existencia y la fortalece.
Tenlo presente cuando estés en una encrucijada y no sepas exactamente
qué elegir, pregúntate: ¿Cuál de estas cosas favorece la vida?
Y entonces te será más sencillo actuar correctamente y obtener mayor luz
y bendición para ti y los tuyos.
Quien encuentra mujer, encuentra vida1
Ahora unamos los planteos anteriores y formulemos una idea que no es
original, pero quizás no la tenías presente en este momento:
El Eterno ha dispuesto que "naturalmente" sea la mujer la encargada de
desarrollar, dentro de su cuerpo, el milagro de una nueva vida. Y, por
si esto fuera poco, Él ha determinado que sea la mujer la que dirija
"naturalmente" las cosas en su hogar, en el seno de su familia, para que
la promoción de la vida sea una constante.
Te daré algunos párrafos tomados de las Sagradas Escrituras para que
compruebes sin dudas lo que con el razonamiento puedes reconocer como
cierto.
Dice el texto sagrado:
"El
hombre llamó el nombre de su mujer Java [Eva], porque ella sería la
madre de todos los vivientes."
(Bereshit / Génesis 3:20)
Al primer ser humano se le
había asignado la tarea de poner nombres a cada ser vivo2.
Cuenta la noble Tradición que para tal tarea se valía de una profunda
sabiduría, que era tan intensa que le permitía conocer la misma esencia
de las cosas y seres.
Por tanto, cada nombre que ponía era una perfecto reflejo de la esencia
que mejor identificaba al ser nombrado.
La primer mujer se llamaba Java, Eva en español, que significa "madre de
todos los que viven".
¡Esa es la esencia más cabal de la primer mujer, de cada mujer!
La esencia femenina por excelencia es traer nueva vida, preservarla y
desarrollarla.
Es, sin dudas una de las tareas más importantes y delicadas que el
Eterno puede delegar.
Y lo delegó, a conciencia, en las mujeres.
¡Benditas vosotras en esta elección!
Dice el texto sagrado:
"Entonces
Elokim dijo a Avraham [Abraham]: ...En todo lo que te diga Sara,
hazle caso, porque a través de Itzjac [Isaac] será contada tu
descendencia"
(Bereshit / Génesis 21:12)
El Eterno aconsejó a
Avraham, quien era el más sabio y bueno de los hombres de su época, que
hiciera caso en todo a lo que su esposa, Sará, le dijera.
¿Entiendes lo que esto significa?
Que había alguien en un grado un poquito superior a Avraham en
percepción de la realidad, y esa persona era su esposa Sará3.
En general la mujer es mucho más perceptiva que el hombre, pues cuenta
con "por naturaleza" con un canal perceptivo más desarrollado que el
varón. (Es lo que comúnmente se denomina "intuición femenina").
Este don natural es lo que le permite a la mujer promover la vida, y no
solamente traerla al mundo. Pues la mujer, incluso sin preparación
académica, incluso no siendo sexualmente fértil, tiene una capacidad
para "dar vida"4.
El varón impregna la semilla de vida, le brinda energía, pero es la
mujer la que la desarrolla y la convierte en una realidad5.
En la práctica, cuando los
judíos (y noájidas) pedimos por salud y vida al Eterno rezamos
mencionando el nombre del enfermo o necesitado y añadimos el nombre de
su madre y no de su padre, por ejemplo: Itzjac ben Sara, Isaac hijo de
Sara.
¿Entiendes ahora porqué?
Pues, la vida se conecta directamente con lo femenino... ¿estás de
acuerdo?
Resumen
Lo que te debe quedar claro es que tanto el hombre como la mujer tienen
funciones que cumplir, y que ambos son imprescindibles6.
Sin embargo, el papel de la mujer es fundamental: pues sin vida, no hay
nada más.
En palabras de los Sabios:
"Todo
hombre que no tiene mujer, vive sin gozo, ni bendición ni
bienestar... un hombre sin mujer está incompleto"
(TB Ievamot 62b, 63a)
Nuestro encuentro de hoy
debe terminar, pero te dejo pendiente esta reflexión: ¿qué haces tú,
desde tu lugar como mujer, por la vida?
Un gran abrazo a todos mis hermanos, noájidas y judíos, que a pesar de las dificultades aman
intensamente a Dios y desean servirLo y por tanto aman a su prójimo y le ayudan. Y un afectuoso saludo a ti, hermana y amiga, que todavía estás bajo el liderazgo equivocado pero que sabes que pronto te liberarás y nos acompañarás en el Camino del Bien y de Luz. Shalom y bendiciones, cuídate y goza de lo permitido | 
Moré Yehuda Ribco
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