¿Culpable de qué?
A ti, mi amigo/a y hermano/a
noájida, ¡Shalom!
Presta atención a la enseñanza que te
brindaré a continuación, pues te será de utilidad para limpiar tu
corazón de penurias, para mantener lazos más placenteros con tu prójimo
y para precaverte de trampas de los manipuladores (especialmente que te
tienden los misioneros evangélicos y/o falsos-judíos mesiánicos).
Debes entender la diferencia entre "tener
culpable" y "tener sentimiento de culpa".
Es frecuente confundir ambas
expresiones, o tomarlas por idénticas, o como formando parte del mismo
fenómeno, pero ciertamente son muy diferentes.
¿Qué es "ser culpable"?
"Eres culpable" de algo1
cuando podías evitar un mal pero escoges no impedirlo y el mal se
produce.
Así pues, la culpa refiere a alguna conducta específica que ha provocado
cierto perjuicio, a un hecho adverso que has cometido (o del que te
abstuviste) porque escogiste hacerlo.
Por ejemplo: encuentras una billetera repleta de dinero, podrías
devolverla íntegramente pero decides botarla a la basura aunque te
quedas con el dinero.
Por supuesto que eres culpable de no devolver un objeto perdido,
así como de robo2.
Como compruebas con este ejemplo, existe la culpa por omisión (al no
devolver), y culpa por acción (al quedarte con lo que no te pertenece).
¿Qué es, entonces, el "sentimiento de
culpa"?
Es una percepción acusatoria sobre sí mismo al respecto de un hecho que
NO hemos cometido, o de un hecho que si cometimos pero sobre el cual NO
tenemos realmente culpa.
Por ejemplo: encuentras una billetera llena de dinero, quieres
devolverla, pero no encuentras ninguna indicación de quién podría ser el
dueño. Ni señales de identidad, números de teléfono, nada. Solamente una
billetera y dinero. Preguntas en la zona del hallazgo, pesquisas pero no
encuentras manera de hallar al dueño. Decides quedarte con el dinero.
Pero te sientes "mal", como si de alguna manera hubieras cometido un
delito o fueras indigno.
Debes tener en cuenta que la acusación que deviene en sentimiento de
culpa puede provenir de la propia persona, ser un auto-reproche; o el
sentimiento de culpa puede dispararse a raíz de la intervención exigente
o inculpadora de otra persona.
Toma el ejemplo anterior: supón que tú has hecho todos los esfuerzos
a tu alcance para encontrar al dueño y no lo has encontrado y por eso,
sin "culpas" decides quedarte con la plata. Le cuentas a tu amigo y éste
te dice algo así como "Eso es pecado, es dinero sucio. Nadie honesto
realmente procedería así". Tú estás convencido de que has obrado
correctamente, pero te empieza a "remorder la conciencia". Entonces, no
haces uso personal del dinero, lo entregas como caridad, no porque fuera
tu voluntad ayudar al prójimo, sino para desprenderte de ese objeto
acusador y obtener nuevamente tu paz interna.
Concentrémonos en el sentimiento de
culpa a raíz de las palabras o gestos de reproche que provienen de otra
persona y dejemos para otra oportunidad los que nacen del auto-reproche.
Para que tu sentimiento de culpa se dispare, tú tienes que aceptar como
válida la exigencia del otro.
Esto significa, que te sientes culpable porque algo dentro de ti te
indica que el reproche está justificado.
Es decir, el otro NO te hace sentir culpable, tú ya tenías el
sentimiento de culpa, el auto-reproche apuntando su dedo en tu contra;
pero, se precisaba de la acusación externa para que se desplegara
efectivamente tu sentimiento de culpa.
Si resumimos hasta aquí podemos decir:
-
el sentimiento de culpa surge por
algún hecho del cual no eres culpable;
-
se manifiesta porque ya estaba
alojado en tu interior el reproche en tu contra;
-
la exigencia o acusación de otra
persona es sentida como justa (aunque realmente no lo sea), porque
está en sintonía con tu auto-reproche previo.
Demos un paso más.
¿Cómo es posible que en tu interior
tuvieras esa exigencia y acusación en tu contra?
Una de las posibilidades, es porque tú debes tener muchas (o pesadas)
exigencias hacia los otros. Exigencias que quizás no manifiestas, que
quizás te guardas para ti, o que incluso permanecen escondidas en tu
inconsciente. El mantener esto reprimido supone un derroche innecesario
de energía, que podrías emplear en pensamientos y acciones
constructivas. Al mismo tiempo, se convierte en una fuente de rabia, de
deseos de agresión, que en principio estaba dirigida hacia fuera, pero
que ha retornado hacia ti, y desde tus entrañas te carcome3.
Otra de las posibles respuestas, es porque te han inculcado desde tu
tierna infancia un sentido (casi) constante de culpabilidad. De esta
manera, sufres de voces internas (en sentido figurado) que te acosan, te
exigen, de acusan, te señalan tus faltas reales o te achacan
perjudiciales hechos imaginarios.
En última instancia, es esto lo que explica también en buena medida la
tendencia de ciertas personas a ser sobre-exigentes con el prójimo, con
la vida, y a veces hasta consigo mismo. Se las ha "adiestrado" para
vivir con sentimiento de culpa, con predisposición a la crítica
destructiva, con tendencia al reproche inconsolable.
Te daré un ejemplo: La madre dice a su hijito: '¿Cómo no ME comes la
espinaca que te preparé? Con tanto amor y esfuerzo te hice esta comida.
Me levanté de madrugada para comprar para ti la mejor espinaca. Estuve
todo el día en la cocina sin hacer otra cosa más que pensar e ti. ¿Y así
me agradeces? ¿Así es como le pagas a tu madre su amor y sacrificio? ¡Habrase
visto semejante desprecio por la madre de uno!'. Y el niño, callado,
avergonzado, enojado, embucha con dolor uno tras otro los bocados de la
espinaca que tanto detesta.
Estoy casi seguro de que la mayoría de
los padres no actúan adrede de semejante manera, pero es habitual que lo
hagan.
Ladrillo tras ladrillo van construyendo una muralla de incomprensión,
incomunicación, agresividad, exigencias y sentimientos de culpa.
Frente a la exigencia de ese otro que es tan grande, tan perfecto, tan
poderoso, frente a ese padre o esa madre4,
el niño siente que no puede elegir, que carece de derecho a decir no.
Otro decide por él y a él le corresponde solamente acatar, sin siquiera
murmurar una oposición. Y si siente ánimos de rebeldía ante la
injusticia que le agrede, se muerde los labios, cierra con fuerza los
puños, se estremece conmovido por el dolor y la rabia, pero no
reacciona. Siente que algo está "mal" en él, pues alguien "normal" no se
pondría así. Y entonces agranda el sentimiento de culpa, pues le suma la
creencia de estar defectuoso y además de sentirse culpable por no poder
agradar a aquel que lo somete.
El malestar va creciendo en el interior de esta persona, cada vez más
hundida en sentimientos negativos y contradictorios, y cada vez más
lacerada por su agresividad, que al no poder ser descargada en el
exterior, se acumula y reclama energías vitales que podrían ser usadas
para otras actividades; o directamente la agresividad acumulada se
vuelve en su contra, y cae enfermo, o tiene muchísimos problemas de
vínculos, o vive en un estado de desequilibrio emocional, o cualquier
otro percance que anuncia el dolor que está desbordado en su interior.
Algunas personas han aprendido a
reaccionar, pero no de manera constructiva, por lo que no es el
sentimiento de culpa lo que les aqueja, sino los efectos materiales de
sus reacciones destructivas.
El niño va creciendo y va descubriendo
que realmente tiene más poder que el que creía anteriormente, pero esta
semilla de impotencia y culpa quedó igualmente plantada en su ser.
Por tanto, a pesar de tener el poder y la capacidad como para
enfrentarse a la exigencia, queda como inerme. Pareciera como si el otro
le hubiera provocado el sentimiento de culpa. Pareciera como si el otro
fuera omnipotente y la "víctima" estuviera completamente a su merced.
Realmente el otro, el manipulador, no provoca el sentimiento (ningún
sentimiento); pero tal como se presentan las cosas pareciera que es así.
Esta apariencia refuerza la creencia de que el manipulador realmente es
omnipotente y que de no acatar sus palabras la persona está cometiendo
un acto netamente repugnante, culpable.
Los astutos manipuladores emplearán el
sentimiento de culpa para someterte, para arrastrarte por donde ellos
quieran.
Los perversos manipuladores pueden consciente y hábilmente hacer uso de
técnicas que inducen al sentimiento de culpa, o puede que lo hagan de
manera natural, como si inconscientemente conocieran los mecanismos por
medio de los cuales estimular ciertos sentimientos o conductas en el
otro.
A esta
manipulación apelan frecuentemente los pastores, los falsos rabinos
mesiánicos, los misioneros, los astutos piratas de la fe.
Y es por esto que te enseño esta temática en esta sección de
serjudio.com, la que está dedicada a los "Fieles"; pues deseo que
aprendas al menos lo básico sobre esto para que así no seas víctima
ingenua de los arteros trucos manipulativos de los mercaderes de la fe.
Te daré un ejemplo, que quizás tú puedes reconocer como parte de lo que
te ha tocado soportar.
El pastor, falso rabino mesiánico, etc. te dijo (repitiendo al
nefasto NT): 'No importa lo que haces. Puedes ser el más amoroso ser
humano en el mundo. Puedes tener una conducta intachable. Los pobres y
menesterosos son invitados a diario a tu mesa. PERO, si no tienes fe en
Jesús (Yeshua o el nombre que le inventen) entonces te pudrirás
eternamente en el azufre del infierno. Solamente por fe en Jesús eres
salvo, y si no tienes fe, ¡púdrete!'.
¿Lo has oído alguna vez?
¿Te lo habías creído?
No es más que una baja técnica de manipulación que te somete a su
voluntad, para que no razones, para que no preguntes, para que acates
calladamente, para que des tu dinero sin molestar.
Pero, si tú has leído lo que te enseño en este sitio, si has bebido del
manantial de la Torá, sabes que la "salvación", el placer infinito en el
Mundo Venidero se obtiene solamente por medio del cumplimiento de buenas
acciones, acordes con los mandamientos que el Eterno te ha dado para que
cumplas. La fe es irrelevante, o al menos secundaria. Y por supuesto, la
fe o creencia en un falso dios, falso Mesías, falso hasta la médula
(Jesús), no te salva, sino que te pierde por siempre... ¡eso no te lo
dicen!
Ellos buscan que te sientas culpable, por todo, por cada momento de tu
vida.
Tienen la mentira del "Pecado Original" para que no puedas huir jamás de
la sombra de la "culpa eterna".
Tienen numerosas otras mentiras, medias verdades, verdades fuera de
contexto y otras astucias para confundirte, marearte, hacerte dudar de
todo menos de ellos.
Te hacen sentir culpa por todo, ¿te das cuenta ahora que te lo estoy
explicando?
Ponte a recordar tu triste pasado como evangélico, como mesiánico, no
importa cual secta de la cual te has liberado. Recuerda cuando el
macabro pastor (alias rabino-mesiánico a veces) te decía cosas tales
como: "Tu dinero es de Dios. Entrega el diezmo o le estás robando a
Dios". O cuando te decía: "Si te nacen dudas al respecto de lo
que te digo, debe ser porque tienes a Satanás en el corazón. Un santo no
duda de mis palabras. Solamente Satanás duda y se rebela". O cuando
te decía: "Jesús murió por ti. Por tus pecados. El sufrió en la cruz
para liberarte. Derramó su sangre para que tú te bañes en ella y seas
limpio de perdición".
¿Te suenan conocidas todas estas perversas manipulaciones?
¿Te das cuenta cuál es la culpa que quieren que sientas?
¿Percibes en donde te estaban mintiendo?
¿Reconoces cuál era la finalidad de sus malvadas palabras manipuladoras?
¿Te das cuenta?5
Ahora, si estás en el camino de los
noájidas y descubres que tú empleas métodos de manipulación; o alguno de
tu comunidad noájida lo hace; no dudes en pedirme ayuda para tratar de
aprender otras maneras para lograr alcanzar tus objetivos.
Si tu líder emplea el recurso de hacer sentir culpable, habla con él en
privado y dile que eso que está haciendo no es "kosher", no es
adecuado. Que si actúa así está haciendo las cosas como los idólatras
piratas y no como los "hijos de Dios". Si él insiste en manipular, si se
empecina en que él es siempre puro y que son los demás los errados y
traidores; entonces avísale que te buscarás otros guías hasta que él no
cambie su manera de proceder.
Si te sientes culpable, y no has hecho algo que sea perjudicial por lo
cual tener culpa; entonces trata de que en sesiones de
Cterapia conmigo podamos encontrar la manera de fortalecer tu
identidad y de equilibrar tu faceta emocional.
Recuerda que tú eres el hacedor de tus
sentimientos, nadie más.
Recuerda que nadie te puede hacer sentir bien o mal, solamente tú mismo.
Pero eres tú también el que puede preferir que otro tome las decisiones
por ti, el que te haga sentir esto o aquello, como si ese otro fuera
todopoderoso y tú un pobre guiñapo.
Como sea, rendirás tus cuentas ante el Eterno, que es Padre y Rey, y Él
te preguntará si ejerciste el libre albedrío con el cual Él te bendijo,
o preferiste ser un borrico conducido por un pirata manipulador.
No tienes libertad para decidir ser esclavo de nadie; así que no toleres
que te manipulen, no permitas que te induzcan a sentir culpable.
Vive como Dios te ha mandado, y no como un pastor malintencionado quiere
que vivas.
Si te quedan dudas pertinentes o
tienes comentarios edificantes, por favor, házmelos llegar.
Más abajo encuentras mi dirección de email.
Un gran abrazo a todos mis hermanos,
noájidas y judíos, que a pesar de las dificultades aman intensamente
a Dios y desean servirLo y por tanto aman a su prójimo y le ayudan.
Y un afectuoso saludo a ti, hermano/a
y amigo/a, que todavía estás bajo el liderazgo equivocado pero que sabes
que pronto te liberarás y nos
acompañarás en el Camino del Bien y de Luz.
Shalom y bendiciones, cuídate y goza
de lo permitido
Notas:
1-No existe alguien que "es
culpable", sino solamente que "es culpable de algo".
No existe la condición personal de "ser culpable", en general; pero
sí existe el aceptar la culpabilidad acerca de un hecho en
específico.
2- No confundas "ser culpable de algo"
con "ser responsable".
"Ser responsable" es ser capaz de dar respuesta por tus acciones y
omisiones, tanto si tú tienes culpa por algún suceso como si no la
tienes.
3- La agresividad hacia otra persona
que no manifiestas y haces retornar hacia ti, y que no elaboras para
convertir su energía en constructiva, es factor que interviene
fuertemente en sentimientos de culpa, depresiones, accidentes y
malestares psicosomáticos.
4- Abuela, abuelo, tíos, primos,
hermanos mayores, maestra, empleada doméstica, nana, etc.
5- En lo del diezmo te hace sentir
culpa por lo que tienes, como si no fueras digno de poseer nada. Como si
fueras ladrón, criminal o estafador si disfrutas del dinero que
buenamente has ganado y con que el Eterno te favoreció. Por supuesto que
su intención es quedarse él, el pastor, con el dinero, joyas,
electrodomésticos, etc. y gozar él de esas riquezas.
En lo de las "dudas de Satanás" te hace sentir culpa para que no te
liberes de su cárcel hecha de barrotes de mentira y manipulaciones
emocionales. Te prohíbe que pienses, te niega tu condición netamente
humana al vedarte el derecho a pensar, a cuestionar, a recibir
respuestas coherentes. El pastor teme a las preguntas, no las responde,
no las permite, huye de ellas; porque si surge un poco de duda, entonces
todo su edificio de mentiras y crueldad se derrumba. Piensa en el
pastor, falso jajam, Hernández, ¿recuerdas alguna pregunta
comprometedora que te haya respondido con evidencias reales, sin
manipulaciones, sin ofensas, sin apelar a las emociones, sin huidas?
En lo de "Jesús murió por ti", realmente, dime, si Jesús fue quien dicen
que fue; si era un dios, o un hijo de un dios, o un redentor de la
humanidad; ¿te parece que debía morir para salvarte a ti? Dios liberó a
Israel de la más salvaje esclavitud son necesidad de "morir". Introdujo
a Israel en su tierra, sin necesidad de "morir". Te promete, y cumple,
darte vida eterna si acatas sus mandamientos y VIVES con ellos; sin
necesidad de "morir", ni tú ni Él.
Entonces, ¡qué pobre diablo el tal Jesús que solamente muriendo puede
hacer algo!
Pero, en verdad, si existió el tal Jesús, su muerte no te libera de
nada, ni te compromete a nada, ni te obliga a nada, ni te salva de nada.
De haber muerto como cuenta tu mentiroso pastor, en verdad murió por sus
crímenes en contra de Roma, pues el Imperio tenía su ley y la hacía
respetar por todos los medios que ellos conocían. No era una ley
aceptable, no era correcto lo que hacían, pero esa era la "Paz" de los
romanos para el mundo. Y si Jesús atentó en contra de Roma, Roma tenía
su ley para ajusticiarlo.
No murió por tu culpa, no eres tú el responsable, ni tampoco quien
recibe algún beneficio de aquella muerte.
Tenlo presente.
No te dejes robar más de tus dinero, que bien te lo has ganado y que
bien Dios te bendito con él. Da caridad, ayuda a instituciones judías o
noájidas, da un diezmo generoso a tu comunidad noájida, pero NO dejes
que te siga robando el pastor.
No te dejes someter a la mentira. Pregunta, indaga, investiga, critica,
duda, expón tus inquietudes. No aceptes que te denigren, no dejes que
violen tus derechos.
No te dejes atontar con mentiras mitológicas de dioses salvadores que te
salvan con su sangre, pero te hacen sentir el más afligido de los perros
apaleados.
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