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PACIENCIA, AUTENTICIDAD Y FIDELIDAD AL ETERNO   

Por el Sr. Alfredo Zambrano G.

Y Shaúl esperó los siete días del plazo que había puesto Shemuel, mas Shemuel no vino a Ghilgal; entretanto se iba dispersando el pueblo de en derredor de él. Entonces dijo Shaúl: Traedme el holocausto y las ofrendas pacíficas; y él mismo ofreció el holocausto. Mas aconteció que como acabase de ofrecer el holocausto, he aquí a Shemuel que venía, y salió Shaúl a su encuentro para saludarle. Mas Shemuel le dijo: ¿Qué has hecho? A lo que respondió Shaúl: Cuando vi que se dispersaba la gente de en derredor mío, y que tú no venías dentro de los días del plazo, y que los pelishitas estaban reunidos en Mijmás, dije: ahora descenderán los pelishitas contra mí a Ghilgal, y yo todavía no he suplicado el favor del Eterno; por tanto me atreví y ofrecí el holocausto. Y Shemuel respondió a Shaúl: Te has portado neciamente; no has guardado el mandamiento del Eterno, tu Dios, que Él te impuso; pues que ahora el Eterno hubiera establecido tu reino sobre Israel, para siempre. Ahora, empero, no permanecerá en pie tu reino. El Eterno ha buscado para Sí un hombre conforme a Su corazón, a quien el Eterno ha nombrado príncipe sobre Su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Él te mandó”. (1 Samuel 13: 8-14)

Sé paciente y auténtico:
Hay errores se pagan caros, otros muy caros, y muchas veces sin que haya remedio para las nefastas consecuencias. Una simple acción alocada, necia y torpe del rey Shaúl hizo que su nombre fuera descalificado (en el corazón del Eterno) para ser rey sobre Israel para siempre. Su nombre hubiera trascendido, su reino y su casa hubieran sido afirmadas para todas las generaciones. Pero su yetzer hará (su mala inclinación) le jugó una mala jugada. Se precipitó, se afanó y no supo esperar en las promesas del Eterno. Hizo cosas que no eran de su competencia (ofrecer el holocausto). Se involucró neciamente en las funciones del otro. Mezcló el rol de rey con el de sacerdote, y esto es un gravísimo error cuyas consecuencias son del todo trágicas. ¿No es este el mismo panorama en el que se mueven los seudos judíos mesiánicos y netzaritas? En su afán (angustia) de querer “ser judíos”, actúan con falsedad, imitando conductas y modos de vida que no le son requeridos. No quieren entender que cada quien debe estar y desenvolverse en su propio lugar; cada quien cumpliendo el rol que le ha sido asignado, y que la grandeza de un hombre y de una mujer radica precisamente en el cumplimiento cabal de los roles que le han sido conferidos. Los judíos viviendo como judíos íntegros, y los noájidas viviendo como noájidas íntegros. Sin mezclar los roles, sin disminuirse el uno al otro.

Fidelidad al Eterno en los momentos de angustia:
Fíjense que Shemuel llegó exactamente cuando Shaúl terminaba de ofrecer el holocausto. Es decir, la solución a la crisis que estaba experimentando el rey Shaúl estaba a la vuelta de la esquina, a unos cuantos minutos, a unos pocos metros de distancia, pero el mal manejo de una situación angustiosa lo hizo actuar con necedad y torpeza. De aquí aprendemos que ninguna situación angustiosa que podamos sufrir en la tierra justifica una actitud rebelde en contra de los Preceptos del Eterno. Es precisamente en estos escenarios donde debemos comportarnos con mayor integridad y fidelidad al Eterno, seguros que la solución vendrá; no sabemos si del norte, del sur, del este o del oeste, de arriba o de abajo, pero lo que sí sabemos es que vendrá. Dijo el rey David: “Amad al Eterno, todos vosotros Sus piadosos (siervos). A los fieles los guarda el Eterno, y paga abundantemente al que obra con soberbia”. (Salmo 31: 24).

Después del examen viene la promoción:
En esta historia hay otro punto interesante. La crisis que experimentó el rey Shaúl era un examen, una evaluación para confirmarlo en el reino, con la salvedad, claro está, que eximiera dicha evaluación. Shaúl, para su propia desgracia, no lo entendió así, y falló, reprobando el examen en los últimos minutos (los más exasperantes). En lugar de ser promovido, fue rebajado y removido de su alto sitial espiritual, decreto que luego se manifestó en el plano físico, con su muerte y la extinción de su reino. ¡Ay, si esto lo entendiéramos todos! ¿Cuántos exámenes nos ha hecho el Eterno, con cada prueba o situación difícil que experimentamos? ¿Cuántas evaluaciones del carácter, probando nuestra fidelidad e integridad? ¿Con cuál finalidad? Con la finalidad que seamos promovidos, ascendidos, levantados a sitiales de honor. Fue el mismo Eterno quien afirmó: “porque a los que Me honran Yo los honraré, mas los que Me desprecian serán tenidos en poco” (1 Shemuel 2: 30). El término Honrar significa, entre otras cosas, poner en alto, promover, levantar el nombre. Dios coloca a un hombre en el mismo lugar que éste Lo coloca (arriba, abajo o medianamente). No podemos violentar esta ley. Todo es cuestión de ser íntegros al mandato divino, no importando los escenarios duros que nos golpeen.

Recuérdalo siempre:
Todo examen tiene un final, y luego viene la promoción a otro grado. Sé, por lo tanto, paciente, autentico y fiel en los momentos de conflicto. Y aunque este no debe ser el motivo de nuestra fidelidad al Eterno (sólo la exaltación de Su Santo Nombre), no obstante, es parte de las promesas mismas del Eterno, y debemos tenerlo presente, siempre, y especialmente en los momentos más oscuros de nuestra vida.
 

 Un abrazo…

 Sr. Alfredo Zambrano G.

Director de FULVIDA

Táchira-  Venezuela

 


"La persona generosa será prosperada, y el que sacia a otros también será saciado."
(Mishlei / Proverbios 11:25)
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