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SIGAMOS LOS PASOS DEL PADRE AVRAHAM Por el Sr. Alfredo Zambrano G.
Reconozco que este llamado del Eterno, a través del profeta Isaías, es primordialmente para los herederos legítimos del Pacto Avrahámico, los hijos de Israel, como ha sido registrado claramente por el profeta Isaías: "Pero tú, oh Israel, eres Mi siervo; tú, oh Jacob, a quien escogí, descendencia de Avraham mi amigo. Yo te tomé de los extremos de la tierra, y de sus regiones más remotas te llamé diciéndote: 'Tú eres Mi siervo; Yo te he escogido y no te he desechado." (Isaías 41:8-9). Sin embargo, nosotros los gentiles justos, observantes de los Siete Preceptos Noájicos, podemos aprender grandes enseñanzas morales y éticas de la vida del padre Avraham, el precursor del pueblo de Israel, su Siervo, Su primogénito, una comunidad separada por el Eterno para que lleve luz y libertad a todas las naciones de la tierra. Así lo anunció el profeta Isaías: “Y naciones caminarán a tu luz, y reyes a tu naciente resplandor”. Allí mismo afirmó: “Y su simiente será conocida entre las naciones, su linaje también en medio de los pueblos; cuantos los vieren, los reconocerán, que son ellos la simiente que ha bendecido el Eterno” (Isaías 61: 9). Vayamos, pues, tras las huellas del padre Avraham y sigamos sus pasos. 1. Cuando el Eterno encontró al padre Avraham, se dijo entre Sus servidores: EL REY HA ENCONTRADO SU JOYA. HaShem hurgó en diez generaciones hasta que la encontró. Tamizó a cada generación hasta que halló Su prenda preciosa, a Su amigo Avraham. Así mismo, debemos nosotros transformarnos para el Eterno en Su joya anhelada, en Sus fieles amigos. Él necesita una joya en cada generación, en cada nación, en cada pueblo, en cada familia, por medio de la cual pueda revelar Su esplendor, y pasa a todos los hombres a través del tamiz hasta que la encuentra. Dice el Tanaj: “Los ojos del Eterno están en todo lugar, atalayando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15: 3). También dice: “Fijaré mis ojos en los fieles de la tierra, para que ellos estén conmigo. El que anduviere en camino perfecto, éste me servirá” (Salmos 101: 6). ¿Qué esperas? Pon tu corazón a tono con el corazón del Eterno y hazte confiable para el Servicio de tu Creador.
2. El padre Avraham fue el antecesor del pueblo de Israel, una nación llamada a servir enteramente al Eterno. Fue el artesano de una generación de profetas, reyes y sacerdotes. Educó a sus hijos en el camino del Eterno y en la observancia de Sus Preceptos, y los instó a establecerse como una familia dedicada al temor del Eterno y a la práctica del bien entre los hombres. Nosotros, como imitadores de las excelsas conductas, debemos luchar por ser los antecesores y los constructores de las nuevas generaciones, caracterizadas por ser más justas e integralmente prósperas. Que nuestro hogar sea el semillero que dé lugar a una línea familiar y generacional que sean propulsoras del derecho, la paz y el verdadero progreso. Dice el Salmista: “!Bendito el hombre que teme al Eterno, que se deleita mucho en Sus Mandamientos! Su descendencia será poderosa en la tierra: la generación de los rectos será bendita”. (Salmos 112: 1-2).
3. De Avraham se dijo: “Y Tú viste que su corazón era fiel ante ti, e hiciste con él un pacto…” (Nehemías 9: 8). Que el Eterno, al examinar tu ser interior, vea en tu corazón el brillo singular de la fidelidad y la genuina humildad ante Su Presencia. Tienes libre albedrío. Tú puedes usarlo para llegar a ser una gran persona y elevarte por encima del sistema politeísta que hoy corrompe a tus contemporáneos. Lígate al consejo del rey David, quien exclamó: “A todo el que teme al Eterno Él le dirige por el camino que ha de escoger. Su alma reposará en medio del bien, y su descendencia heredará la tierra. El secreto del Eterno es para los que le temen, y su Torá se las hará conocer” (Salmos 25: 12-14).
4. Cuando Adán y Eva quebrantaron el Precepto del Eterno, la rueda de la Creación sufrió una fractura espiritual nefasta. Pero Avraham le dio vida al mundo al ser bondadoso con sus semejantes y traerlos bajo el conocimiento de la Unicidad del Eterno. De igual manera, nosotros somos llamados a reparar los daños morales y espirituales que las generaciones pasadas y/o presente le han propinado a la humanidad. Nacimos en el momento indicado, en el lugar indicado, con las capacidades indicadas; hagamos, pues, lo que nos corresponde. No seamos los continuadores de los males que rebajan al hombre, sino los reparadores de sus múltiples grietas y los edificadores de una renovada conciencia hacia el cambio verdadero. Mejoremos nuestro mundo, mejoremos nuestra ciudad. Dice el rey Salomón: “Por la bendición de los justos se ensalza la ciudad; pero con la boca de los inicuos es derruida”. También dijo: “Los labios del justo nutren a muchos; pero los necios mueren por falta de entendimiento” (Proverbios 11: 11; 10: 21). ¿Eres de los que derruyen la ciudad o de aquellos que la ensalzan y bendicen? ¿Eres de los que nutren a sus semejantes o de los que promueven la corrupción y los antivalores?
5. Avraham tuvo que enfrentar en su época el sistema idolátrico dominante. Siendo aún muy niño, se enfrentó a la furia de un rey despiadado (Nimrod) y a toda una maquinaria ideológica y religiosa que mantenía prisioneros a todos los hombres. El padre Avraham, siendo un infante, fue sentenciado a muerte, perseguido, celosamente buscado para darle fin a su existencia. Sin embargo, el Eterno lo resguardó e hizo que escapara con vida y que desarrollara una conciencia clara y bien equilibrada de Su Unicidad y Soberanía. Igualmente sucederá con nosotros. Seremos odiados y perseguidos por el actual sistema que pretende dominar las mentes de los pueblos. Nos enfrentaremos a difíciles situaciones de persecución, venganza y celo desmedido. Pero el Eterno no nos dejará avergonzados. Su cuidado será firme en nosotros y Su esplendor nos será revelado para que cumplamos nuestro propósito en la tierra, el cual consiste en mostrarle a los hombres que HaShem es el Rey del universo, el Uno y el Único. Nada ni nadie nos quitará nuestra honra: “El Eterno cuida de la vida de los perfectos, y la herencia de ellos será eterna” (Salmos 37: 18).
6. Avraham, apartado de los vicios y placeres del mundo, reconoció la grandeza del Eterno. Siendo un niño de tan sólo tres años de edad, se percató muy pronto de la Sabiduría y Omnipotencia del Creador. Comprendió que detrás de la creación está la mano y la inteligencia de un Ser Superior que hace que las cosas sucedan. Por lo cual, decidió rebelarse contra las creencias de su época y reverenciar y servir sólo al Eterno. Nosotros tenemos mayores privilegios que los que tuvo el padre Avraham: el Rollo de la Torá, las enseñanzas bien dilucidadas del Sabios de Israel, datos científicos que revelan la sapiencia de un Ser Superior que todo lo llena y todo lo sustenta, y el evidente fracaso de los sistemas idolátricos que han oprimido a las naciones durante siglos y han sido promotores de los más oscuros y tristes capítulos de la historia de la humanidad. No tenemos excusa. Percatémonos ya de la Grandeza, Soberanía y Unicidad del Eterno, el universal Dios de Israel, y decidámonos a servirlo y reverenciar Su Santo Nombre a través del cumplimiento cabal de Su voluntad. El llamado de Josué al recién liberado pueblo de Israel sigue vigente y activo hoy para todas las almas y familias de la tierra: “Ahora, pues, temed al Eterno, y servidle a Él con sinceridad y en verdad; y desechad a los dioses a que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto, y servid al Eterno” (Josué 24: 14).
7. Esta fidelidad al Eterno le costó al padre Avraham padecer en carne propia los siguientes castigos: a) Fue arrojado al calabozo, por desafiar la “grandeza” de Nimrod. Estuvo allí como prisionero durante diez difíciles años. b) Luego de los diez años como prisionero, ante la negativa de rendirle culto al auto divinizado Nimrod, Avraham fue arrojado a un horno de fuego. Allí permaneció durante tres días y tres noches sin sufrir daño alguno. La fidelidad del padre Avraham al Eterno, su Dios y Salvador, quedó registrada en las crónicas de la humanidad para que sigamos su ejemplo y nos inspiremos cada día en su firmeza y devoción. ¿Cuál será el costo que tendremos que pagar por mantenernos fieles al Eterno y a Sus Preceptos? Sólo HaShem lo sabe. Pero de una cosa sí debemos estar seguros: aunque el impío trate de destruir y devorar nuestras almas, debemos mantenernos firmes y fieles a Aquél que dijo: “!Yo, Yo soy el Eterno, y fuera de Mí no hay Salvador!” (Isaías 43: 11).
Sr. Alfredo Zambrano G. Visita: www.serjudio.com y www.fulvida.com | |||
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©2006 Yehuda Ribco, Montevideo, Uruguay. ___Queda terminantemente prohibido el uso de estos textos para fines de idolatría: |
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