Shalom.
Gracias por participar.
Empecemos aclarando un poco la distinción
entre cumplir con los preceptos y el modo de cumplir con
los preceptos.
Realmente aquel que cumple estrictamente las mitzvot podría ser
considerado un adicto a las mismas; pero es en definitiva lo que el
Eterno nos obliga a hacer, tal como está dicho: "En pos del Eterno
vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis. Guardaréis Sus mandamientos y
escucharéis Su voz. A Él serviréis y a Él seréis fieles" (Devarim /
Deuteronomio 13:5).
Por lo tanto, lo que tenemos que tener en cuenta es cómo el modo de cumplir
afecta la vida. Si las mitzvot se están cumpliendo de un modo
adecuado, mejoran la sintonía con la vida, perfeccionan el mundo, aproximan
a la persona a Dios, al prójimo, y al conocimiento de sí mismo.
Si por el contrario, son producto de la obsesión enfermiza, están apartando
a la persona del fundamento del servicio al Eterno, que es hacerlo mediante
el sano gozo, tal como está dicho: "Servid al Eterno con alegría; venid
ante Su presencia con regocijo" (Tehilim / Salmos 100:2).
Sabemos que uno de los motivos que tiene la
Torá para ordenarnos el cumplimiento de las mitzvot -los preceptos-,
es para perfeccionar nuestra dimensión espiritual, y para armonizar nuestro
plano físico.
Si la Torá, o las mitzvot son convertidas en sustancias
adictivas nocivas, que someten y esclavizan rigurosamente, se está
falsificando la médula del judaísmo. Para evidenciarlo desde el Tanaj,
atendamos por favor al salmista: "Andaré en libertad, porque he buscado
Tus mandamientos" (Tehilim / Salmos 119:45). Y como fuera enseñado en
Masejet Abot (6:2): "...la escritura del Eterno está grabada (jarut)
sobre las tablas (Shemot/Éxodo 32:16); no leas grabada (jarut), sino
libertad (jerut), pues la persona libre es la que se dedica al
estudio de Torá..."
Cuando una persona ha adquirido conductas que son saludables, y las ejecuta
de manera cotidiana, si llega a sentir displacer en las mismas es porque
está haciendo (o está bajo el influjo de) algo incorrecto.
Es como aquella persona que habiendo sido fumadora se habituó a no fumar, y
que tose, y se ahoga cuando hay un cigarrillo encendido en las cercanías.
No es este malestar causado por el hecho de que ahora es saludable y no
fuma, sino porque hay algo perjudicial que está atacando su salud.
Es decir, cuando estaba la persona apartada de la senda correcta (que es el
cumplimiento de los preceptos), los pecados y errores (quizás) parecían
no hacerle mella; pero cuando está avanzando por el camino correcto, cada
pecado o error resalta (y produce malestar). Tal como una pequeña manchita
visualmente predomina sobre una blanca sábana.
Sin embargo, si una persona por el hecho de
cumplir obsesivamente con los preceptos manifiesta tendencias
nocivas, o conductas peligrosas, o pensamientos/acciones que le provocan
evidente angustia; estamos en presencia de una actitud perjudicial, que bien
podríamos denominar como una adicción tóxica.
Cumplir preceptos es tan natural para el espíritu (del judío) como lo es
comer para el organismo humano. Pero, darse un atracón de comida es
perjudicial, tal como lo es padecer bulimia, o anorexia, o pensamientos
morbosos respecto a la alimentación, o una adicción compulsiva por comer, o
cualquier otra conducta (acción o pensamiento) del comer que resulten
insalubres.
Así también resulta ser con el fanático enceguecido por cumplir los
mandamientos, o cualquier otra conducta lesiva respecto al cumplimiento de
mitzvot.
Para concluir, es evidente que el idóneo
cumplimiento de los preceptos es una cuestión que incumbe a la totalidad de
la persona, tal como está dicho: "...para que ames al Eterno tu Elokim
con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas" (Devarim /
Deuteronomio 30:6), es decir, todo mi ser involucrado en amar/servir al
Eterno, pero, viviendo y no muriendo (real o simbólicamente) en ello.
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |