Shalom.
Gracias por participar.
Sobre estos temas ya hemos trabajado
profusamente, por lo que le ruego que busque aquí acerca de preceptos y
mandamientos, y además aquí sobre ética y moralidad,
y por último aquí encontrará acerca de modos
de vida edificantes para los gentiles.
Por esto, nuestra respuesta actual será escueta.
¿Qué es ser buena persona?
Para un asesino palestino es inmolarse llevando consigo cuantos más
inocentes pueda.
Para un cruzado medieval era matar y oprimir a cualquier infiel.
Para un mafioso es siendo leal a sus cofrades, respetando a sus mujeres y
asesinado y robando al resto.
Para el que es decente, ser buena persona es vivir de acuerdo
a la norma de la mayoría... ¿y si la mayoría es perversa o dominada por una
camarilla de hábiles malvados? Tome el ejemplo de los millones de
decentes ciudadanos germanos durante el nacimiento y auge del nazismo,
que decentemente apoyaban (incluso hasta la propia muerte) ideales
horrendos.
¿Qué quiere que le diga?
La buena persona es un concepto totalmente arbitrario, variable,
antojadizo.
Es más, lo bueno y lo malo también lo son.
(Por otra parte, el Bien y el Mal NO
dependen del parecer de las personas, sino que son absolutos).
La pregunta más pertinente quizás sería: ¿Cómo
vivir realmente como una persona de bien?
¿Cómo estar libre de antojos (propios o ajenos) que estafadoramente
cambian el Norte (el Objetivo, con mayúscula, ese que es invariable)?
¿Cómo andar, y saber que andamos, por el camino que lleva infaliblemente al
Bien?
La respuesta es simple, y consta de dos partes:
-
Fidelidad al único absoluto Bien.
-
Auto-crítica.
Expliquemos ambos aspectos.
El único absoluto Bien es Dios, tal como lo conocemos a través de Su Torá.
Tal como está escrito: "Bueno es el Eterno para con todos, y Su
misericordia está en todas Sus obras." (Tehilim / Salmos 145:9). No dice
el texto consagrado que Dios es bueno para los judíos en exclusividad; ni
para los que son de tal o cual creencia; ni para cierta raza o etnia; ni
para los que realizan este rito o el otro. Dice que es bueno con todos, y
misericordioso con todo lo creado. Dios manifiesta Su bondad más allá de
cualquier relativismo. (¡Qué pequeño es el dios de aquellos que dicen que
éste es bueno exclusivamente con los que son fieles a ciertos
dogmas!)
Y, la existencia de un Dios que es Uno y Único y Perfecto da sustento a la
invariabilidad de la norma, da vida a lo que es bueno, pues, Dios en su
perfecta unidad no se contradice ni nada se le opone realmente.
Siendo Dios el Bien, ¿cómo serLe fieles, y por
lo tanto conducirnos realmente como personas de bien?
La fidelidad a Él se manifiesta a través del apego total y responsable en el
cumplimiento de los preceptos que Él nos ordena cumplir (7 para los
gentiles, 613 para los judíos), tal como fuera dicho: "Guarda y obedece
todas estas palabras que yo te mando, para que cuando hagas lo bueno y recto
ante los ojos del Eterno tu Elokim, te vaya bien a ti, y a tus hijos después
de ti, para siempre." (Devarim / Deuteronomio 12:28).
Notará que el versículo menciona dos facetas del cumplimiento de mitzvot
-preceptos-: "cuando hagas lo bueno y recto a ojos de Dios", ¿acaso no es lo
mismo hacer "lo bueno" que hacer "lo recto"?
Pues no, no es lo mismo.
"Lo bueno" significa aquello que el Eterno nos ha ordenado expresamente
cumplir (en Su Torá, tanto escrita como oral, para los judíos; como los
siete mandamientos de las naciones a través del legado generacional entre
las naciones).
"Lo recto" es todo aquello que no ha sido especificado para ser cumplido,
pero que es su lógico y necesario derivado.
Le daré un ejemplo de esto. Se nos ha ordenado amar al prójimo, si lo
hacemos (de acuerdo a lo desgranado en la Torá oral), estamos siendo
personas de bien. Pero, si además hablamos al otro con amabilidad,
estamos siendo personas rectas. ¿Se comprende? Espero que sí.
Ambos quehaceres (lo bueno y lo recto) implican voluntad, conciencia y
autocrítica.
Voluntad: de acatar y hacer.
Conciencia: de ser siervos del Eterno, y asociados en la tarea de mejorar el
mundo.
Autocrítica: para no marearse con ideas, fantasías, ideales, ambiciones,
etc. Para el correcto respeto de los mandamientos es imprescindible la
nobleza de poder mirarse, juzgarse y reconocer los puntos oscuros o en
falta, de modo tal de mejorar.
Para servir ídolos (que son dioses, religiones, jefes, ambición, sexo,
etc.), es menester enceguecerse (en ciertos aspectos) y andar por la vida a
oscuras y con temor a hacer luz, pues, ¿se tolerará la imagen deforme de sí
mismo que la ceguera oculta? Cuando uno confía ciegamente y se apoya en
sistemas absolutos (y absolutistas) que tienen sus bases podridas, no se
espera atraer bienestar al mundo, sino modorra a los sentidos y así vivir
libre de culpas y deberes trascendentes.
Pero, el servicio a Dios es exclusivamente para personas que no tienen miedo
a encontrarse a sí mismo, con lo peor (y lo mejor) que hay en cada uno, y
así estar capacitados para crecer en verdad.
Hay algo más para tener en cuenta, y que
además es una notable diferencia entre el judaísmo y la idolatría.
En el judaísmo no se considera a la persona como un ente acabado,
finiquitado, y carente de dinamismo; sino que el ser humano es un organismo
en constante cambio, depende de sí para desarrollar lo mejor de su
potencial; o por el contrario, para dejarse ahogar por el vicio y/o la
muerte.
En la idolatría, la persona es lo que sus deidades falsas
representan.
Esto es así pues las personas reflejan en sus creencias lo que ellos están
siendo (haciendo).
Así, el judío que es fiel al Eterno y Su Torá estará en el mundo buscando la
paz, la justicia, el derecho, lo recto, el amor, al prójimo y a sí mismo.
En tanto que aquel que está detrás de dioses de madera, piedra, metal o
vanidad, se petrifica en un rictus amargo, enceguecido y carente de
cualquier chispa de vital trascendencia.
Ya lo enseñó el inspirado salmista hace milenios:
"Los ídolos de ellos son de plata y oro,
obra de manos de hombres.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero
no oyen; tienen nariz, pero no huelen; tienen manos, pero no palpan;
tienen pies, pero no andan; no emiten sonido con sus gargantas.
Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos confían."
(Tehilim / Salmos 115:4-8)
Para finalizar, sea para judíos como para
gentiles, el único resguardo para actuar en concordancia con el Bien es
acatar lo que Dios nos ha ordenado en Su Torá (el erróneamente llamado
Antiguo Testamento), y lo que está en total consonancia con ella.
(Por lo cual, queda descalificado como guía del camino a lo bueno: "Nuevo
Testamento", "Corán", "Popol Vuh", "Tratado teológico político", "Mein Kampf",
"El Capital", y otros por el estilo).
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
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Yehuda Ribco |