Shalom.
Gracias por participar.
Como ya hemos enseñado en numerosas ocasiones,
el único camino que tenemos para conocer a Dios es a través del
cumplimiento de los mandamientos que Él nos exige (7 con sus derivados para
las naciones; 613 para los judíos). A mayor asiduidad y constancia en
aplicarse a los preceptos, más es lo que se va descubriendo del
Eterno.
El cumplimiento, y por lo tanto la
proximidad con Dios, posee dos grados:
-
Temor (irha) o reverencia; y
-
Amor (ahava).
Expliquemos brevemente esto.
Está ordenado: "No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del
ciego; sino que tendrás temor de tu Elokim. Yo soy el Eterno." (Vaikrá /
Levítico 19:14).
Maldecir a un sordo, es generalmente un hecho de índole personal...
¡ni siquiera el sordo que es maldecido se entera!
Similarmente ocurre con el objeto de tropiezo puesto delante del ciego, ¡ni
siquiera el ciego que cae con el obstáculo ve quien es el
culpable-responsable de su caída!
Sobre estos hechos (negativos) nacidos en el corazón, y testimoniados sólo
por el mismo corazón, es que está expresado: "tendrás temor de tu Elokim".
Es decir, el "temor de Dios" tiene estrecha vinculación con las acciones y
también con lo que es íntimo, personal, con los pensamientos escondidos en
el corazón.
De aquí podemos ir aprendiendo que la persona que siente "temor de Dios" (irhat
Eloh-im o irhat Shamaim), anda por la vida con la idea de un Dios
Juez, vigilante estricto, absolutamente justo, siempre presente, infalible
testigo, Amo del universo. Tal como leemos: "¿Acaso podrá alguien
ocultarse en escondrijos para que Yo no lo vea?, dice el Eterno. ¿Acaso no
lleno Yo el cielo y la tierra?, dice el Eterno." (Irmiá / Jeremías
23:24).
Una persona así vive con la firme idea de la Presencia divina, tal como
fuera cantado: "Al Eterno he puesto siempre delante de mí" (Tehilim /
Salmos 16:8).
A este grado se llega por el hecho de estar cumpliendo los preceptos que Él
nos ha ordenado en su Torá (y han explicado los Rabinos), tal como nos fuera
dicho: "Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Torá,
escritas en este libro, reverenciando a 'el Nombre' [HaSHem] respetado y
grande, al Eterno tu Elokim" (Devarim / Deuteronomio 28:58).
Por lo tanto, aquel que menos mandamientos acata, menos temor de Dios reposa
en su corazón, y siente menos real la existencia de Dios y Su interés
constante por Su creación.
Como queda claro, irhat Shamaim no significa paralizarse por el
miedo, ni vivir petrificado sin disfrutar de lo bueno que la vida provee.
Todo lo contrario, el que es verdaderamente un irhe Shamaim (temeroso
de Dios), goza de cada ocasión para el gozo, y aprovecha la vida hasta su
última gota, en tanto se aparta de todo lo erróneo, perverso, extraviado y
falso.
Para resumir, irhat Shamaim sería mejor traducido como "reverencia a
Dios", que significa ser fieles a Dios, y estar conscientes de que cada acto
(público o privado) tiene consecuencias. Obtendremos maldición o bendición
de acuerdo a si nuestro comportamiento está conforme a lo ordenado en la
Torá, o no, y no por otra cosa. Tal como el más sabio entre los hombres
instruyera: "La conclusión de todo el discurso oído es ésta: Teme a
Elokim y guarda Sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre. Porque
Elokim traerá a juicio toda acción junto con todo lo escondido, sea bueno o
sea malo." (Kohelet / Predicador 12:13-14).
Una persona temerosa de Dios, está habituada a
actuar con excelencia, pues sigue los caminos de Dios (y ya sabemos que
todos Sus caminos son deleite), tal como leemos: "las parteras temían a
Elokim y no hicieron como el rey de Egipto les mandó, sino que dejaban con
vida a los niños varones." (Shemot / Éxodo 1:17).
Y cuando el corazón ha aprendido a vivir con irhat Shamaim, ocurre
que: "anda en integridad y hace justicia, el que habla verdad en su
corazón" (Tehilim / Salmos 15:2).
Sobre el "amor a Dios", que es el grado
superior en conocimiento de Él, ya hemos explicado en
numerosas ocasiones por lo que no me repetiré (busque si quiere en la
sección "Deidad").
Solamente diré que tras el "temor de Dios" surge el "amor a Dios". Esto es:
el que Lo ama, necesariamente debe reverenciarLe.
Ya que el que Lo ama, también cumple estrictamente con Sus mandamientos,
también es fiel irreductible a la Torá, también Lo reconoce a Dios en todos
sus caminos.
Entonces, ¿qué diferencia al temeroso del amante de Dios?
La cualidad superior del que ama a Dios radica en que llega a penetrarse de
la conciencia de que todo lo que Dios hace y ordena es para el Bien supremo.
Para finalizar, la respuesta a su pregunta,
está contenida en su pregunta.
Ya que usted cita: "En pos del Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él
temeréis. Guardaréis Sus mandamientos y escucharéis Su voz. A Él serviréis y
a Él seréis fieles." (Devarim / Deuteronomio 13:5).
¿No es acaso el compendio de lo que hemos explicado en este texto?
¿No es el "temor de Dios" la antítesis de la
imagen pagana de Dios como vengativo, sediento de sangre, opresor despótico?
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |