Claves: Arrepentimiento, teshuva, tshuva, perdón, expiación, sacrificio, ofrenda, ritual, sangre, profeta, Torá, mandamiento, precepto, equilibrio

Shalom.
Gracias por participar.

Ante todo, el judío NO debe "obedecer La Ley" como usted dice; sino obedecer a Dios que se expresó por medio de su inequívoca Torá, y obviamente que también debe actuar conforme a las leyes saludables de las naciones en las cuales reside.

Además, no sólo el judío es el que debe obedecer al Eterno, sino toda criatura viviente, especialmente los seres humanos, sean judíos o gentiles. Los judíos a través del cumplimiento de 613 preceptos bíblicos; en tanto que los gentiles cumpliendo los siete preceptos básicos universales, más sus 66 mandamientos derivados.

En cuanto a los pecados, ya hemos explicado que existen grados en el pecar; de acuerdo a la gravedad del pecado u error, es la conducta necesaria para repararlo.
En general, cuando hablamos de pecados voluntarios expiables, y en épocas en las cuales el santo Templo de Ierushalaim/Jerusalén estaba erigido, era menester que al arrepentimiento sincero le acompañara un sacrificio de expiación.

En la actualidad, a pesar de no poseer desde hace unos 2000 años Templo, igualmente el perdón está al alcance del que verdaderamente anhela y trabaja por arrepentirse. Ya que, nunca la ofrenda (animal o vegetal) fue el fundamento del perdón, sino la sinceridad del arrepentimiento, y el corregir la conducta a la Luz de la Torá eterna y verdadera. Tal como expresara el profeta:

"...Aunque multipliquéis las oraciones, Yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre (corrupción)!
Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de Mis ojos. Dejad de hacer el mal. Aprended a hacer el bien, buscad el derecho, reprended al opresor, defended al huérfano, amparad a la viuda..."
(Ieshaiá / Isaías 1:15-17)

Jamás lo principal fue el sufrimiento de un animal, ni el verter sangre, ni el quemar carne, ni el tratar de aplacar a Dios por medio de sacrificios (como si de un ídolo de pacotilla se tratara); sino que el fundamento radica en la contrición, y el enmendar la conducta, y el intentar reestablecer el equilibrio quebrado por la acción impropia, y el pleno retorno al cumplimiento de los mandatos de la Torá.

Es decir, para "lavar un pecado" hay que involucrarse en un proceso de múltiples pasos, el arrepentirse (en sí) es tan sólo uno de ellos. Y ni siquiera el más importante... ¡y ni qué hablar del sacrificio expiatorio, que resulta menudo!
Si quiere ahondar sobre el tema de la teshuvá (arrepentimiento total), le recomiendo que lea los textos que ya hemos publicado al respecto (que son varios), por ejemplo éste.

Si este texto le ha sido de provecho, no olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.

Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco