Shalom.
Gracias por participar.
Le daré un ejemplo, así creo que será más
fácil de comprender.
Suponga un buen padre que desea repartir sus posesiones a sus amados
hijos.
Entre las posesiones hay cosas muy valiosas (autos, mansiones, etc.); otras
valiosas (joyas, adornos, etc.); otras redituables (empresas, bonos, etc.);y
otras aparentemente poco satisfactorias económicamente (campos para
cultivar, pertenencias familiares, etc.).
El padre da a escoger a sus hijos lo que
ellos desean tomar como heredad (en vida del padre). Y la única condición
que les impone es que sigan unas simples reglas que les preservarán de
perjuicios, y que respeten el patrimonio de sus hermanos.
Y viene uno y elige el rancho en Texas.
Otro el petróleo en México.
Otro la villa en Mónaco.
Otro la industria química en Austria.
Otro y otro y otro.
Viene el más pequeño, y sin muchos rodeos acepta recibir el campo para
cultivar y aquellos textos escritos por el padre, tan poco apreciados por
sus hermanos más interesados en otras cosas.
Pasan lo años.
Uno dilapida su fortuna en juego y vicio.
El otro quiebra sus millonarias empresas y entra en bancarrota.
El otro sufre un tornado que lo deja en la miseria.
Otro prospera.
Otro se enriquece aún más.
Otro no acata las reglas básicas, y estafa y roba, y violenta, y usurpa.
Y el hijo que aceptó el campo para cultivar, mal que bien hace su trabajo.
Dando tropiezos empieza a desentrañar los textos escritos por el padre.
Pasan más años.
Algunos nietos siguen por los caminos de sus padres.
Otros se asocian a los primos.
Otros se desentienden de su herencia familiar y buscan nuevos horizontes.
Otros siguen por la senda errónea, aquella que al abuelo desagrada y que
pervierte la regla básica familiar.
Y los hijos del hijo del campo para cultivar, encontraron que el trabajo del
campo no es tan fatigoso y poco redituable como parecía al principio. Y
hallaron que los textos del abuelo son enseñanzas notables y de incalculable
valor. Aunque, hay que ser sinceros, algunos hijos de este hijo se embelesan
con las mansiones, fortunas y facilidades de sus primos.
Pasan todavía más años.
Los hijos de los hijos del hijo que aceptó el trabajo de cultivar el campo y
entender los textos siguen en la línea paterna, pues, ¿cómo no hacerlo?
¿Cómo no encontrar inusitado deleite allí en donde otros sólo ven farragoso
trabajo e historias de viejas? ¿Cómo no defender la heredad propia de los
primos que no son los justos propietarios y quieren ilegalmente apropiarse
de ella? Pero también, ¿cómo no aceptar al primo que desea ingresar
honestamente a laborar la tierra y regocijarse de los textos? Y, ¿por qué no
compartir lo que es pasible de compartir con los primos sin perder cada cual
su propia identidad-patrimonio?
Ahora bien, es evidente que el campo para
cultivar es el cumplimiento de los preceptos que Dios ha impuesto a los
judíos; en tanto que los textos del padre hacen referencia a la Torá
(escrita y oral).
La heredad de los judíos, es nuestra heredad; tal como cada nación tiene la
suya. Si sus antepasados escogieron otro modo de vida que a usted no agrada,
no es su culpa, pero igualmente sigue siendo su herencia familiar. Y
no tiene derecho a reclamar para usted lo que pertenece legalmente a otro.
Para el gentil, lo mejor es permanecer siendo gentil, procurando desarrollar
a pleno su identidad de acuerdo a las reglas básicas, las Siete Leyes
Universales, actuando así como un gentil justo, un digno hijo del Eterno.
(El gentil rebelde es aquel que voluntariamente desobedece
las Leyes Universales, pero no todo gentil por serlo está en rebeldía contra
Dios. Por ejemplo, rebelde es el que adora a Ieshu/Jesús; o el que asesina
en honor a vaya a saber qué causa nacionalista absurda; etc.).
Por su parte, si algún gentil desea ingresar a la Familia judía, tiene
entreabierto el camino a la conversión formal. Así podrá trabajar y gozar de
nuestra heredad natural, que será su heredad por adopción.
Y si el gentil justo quiere estudiar Torá, pues, debe pedir permiso y guía a
los dueños de la misma, y aceptar aquello que se le permita estudiar; pues
de lo contrario, ¿no estará usurpando la herencia que no le corresponde?
Así que, resumiendo.
Si usted es gentil y quiere estudiar Torá puede optar por el tortuoso camino
a la conversión formal al judaísmo; o puede optar por recibir la instrucción
y capacitación de parte de maestros judíos idóneos y entendidos en la
materia.
Además recuerde, que si usted es gentil Dios
le pedirá al final de su camino terrenal las cuentas por sus acciones, y le
juzgará según el parámetro de los Siete Mandamientos Universales (y sus 66
derivados), pero no le juzgará de acuerdo a los 613 mandamientos que debe
cumplir la nación judía.
En definitiva: ¡viva la diferencia!
Vívala, que es el modo de conquistar para usted lo mejor que usted puede
llegar a ser.
Espero haber expuesto con claridad el tema.
Como sea, quedo a las órdenes.
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |