Shalom.
Gracias por participar.
Espero que su salud esté bien, y su ánimo esté mejor.
Esto es lo que yo le diría a esa persona.
La respuesta tiene sus claros y sus oscuros:
LA VIDA ANTE TODO.
Tal como dice nuestra perfecta Torá: "...he puesto delante de vosotros la
vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida
para que vivas, tú y tus descendientes..." (Devarim / Deuteronomio
30:19).
Una interpretación a esta frase es: tú puedes elegir entre vivir o morir,
Dios te permite que escojas libre y voluntariamente, PERO, Él te exige que
prefieras la vida, pues así tendrás también la Otra Vida, y serás de
vivificación para tus descendientes.
Hasta el último instante, mientras aún quedan
posibilidades de permanecer con vida terrenal, es menester hacer todo lo
honroso para continuar en vida.
Tome este ejemplo: "Aconteció después de estas cosas que cayó enfermo el
hijo de la mujer, la dueña de casa, y su enfermedad fue tan grave que no
quedó en él aliento. Entonces ella dijo a Elías: –¿Qué tengo yo contigo, oh
hombre de Elokim? ¿Has venido a mí para traer a la memoria mis iniquidades y
hacer morir a mi hijo?
Y él le respondió: –Dame tu hijo.
Lo tomó del seno de ella, lo llevó al altillo donde él habitaba y lo acostó
sobre su cama.
Entonces, clamando al Eterno, dijo: –¡Oh Eterno, Elokim mío! ¿Aun a la viuda
en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciendo morir a su hijo?
Luego se tendió tres veces sobre el niño y clamó al Eterno diciendo: –¡Oh
Eterno, Elokim mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a su cuerpo!
El Eterno escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y
revivió.
Elías tomó al niño, lo bajó del altillo a la casa y lo entregó a su madre.
Luego Elías dijo: –¡Mira, tu hijo está vivo!
Entonces la mujer dijo a Elías: –¡Ahora reconozco que tú eres un hombre de
Elokim y que la palabra del Eterno es verdad en tu boca!" (1 Melajim / I
Reyes 17:17-24).
El niño estaba desfallecido, clínicamente muerto.
Pero, Elías utilizó todos los recursos a su disposición para salvarlo, para
permitirle vivir un tiempo más.
Y no lo hizo para ser aclamado, ni para ser endiosado, ni siquiera por
afecto al niño: lo hizo en honor a Hashem.
Pues, teniendo la oportunidad de vivir, ¿cómo preferir la muerte, siendo que
es la vida la oportunidad que tenemos para hacer nuestra parte en el Plan de
Dios?
Tal como cantó el salmista: "No moriré,
sino que viviré, y contaré las obras del Eterno" (Tehilim / Salmos
118:17). Si prefiere la muerte, que puede aparecer como más placentera que
la torturante vida, ¿contará las obras del Eterno?
Y si los padecimientos son incontables, y
pareciera que la muerte es el último escape, nos vienen a la memoria las
palabras del más sufrido entre los sufrientes: "Recibimos el bien de
parte de Elokim, ¿y no recibiremos también el mal?" (Iyov / Job 2:10).
Es decir, eso malo que nos pasa, incluso lo que no tenemos palabras para
describir su dolor, es nuestro patrimonio que el Eterno permite que
nos ocurra por algún motivo, que ciertamente siempre es para Bien.
Por lo tanto, desde el punto de vista del
Tanaj la respuesta es: escoja la vida.
Que traten de recuperarlo de las garras de la muerte, hasta el último
esfuerzo posible.
Y que sólo cuando lo último se ha intentado, se le deje morir en paz.
En todo caso, mientras activamente se busca la vida, uno bien puede rezar
pidiendo al Eterno que se apiade del terrible dolor, y Él envíe con
misericordiosa justicia la muerte.
Para cuando la congoja ahoga el aliento de
vida, tenga con firmeza estas palabras frente a su corazón:
"¡Oh Eterno, cuánto se han multiplicado
mis enemigos! Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos dicen acerca de mí: ''¡Elokim no lo librará!'' [Selah]
Pero tú, oh Eterno, eres escudo alrededor de mí; eres mi gloria y el que
levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé al Eterno, y Él me respondió desde su santo monte.
[Selah]
Yo me acosté y dormí. Desperté, porque el Eterno me sostuvo.
No temeré a las decenas de millares del pueblo que han puesto sitio contra
mí.
¡Levántate, Eterno! ¡Sálvame, Elokim mío! Porque a todos mis enemigos has
golpeado en la mejilla, y has quebrantado los dientes de los impíos.
Del Eterno viene la salvación. ¡Sobre tu pueblo sea tu bendición! [Selah]"
(Tehilim / Salmos 3:2-9)
Quiera el Eterno enviarnos pronto al Mashiaj,
para que finalicen así todos nuestros pesares, dolores y exilios. Amén.
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Iebarejejá H' - Dios te bendiga,
y que
sepamos construir Shalom
Yehuda Ribco |