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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Kislev 15, 5763 - 20/11/02)

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BeShem H' El Olam


 Respuestas a Preguntas
// Samaritanos // Judíos          

    ¿Pureza de los samaritanos?

Claves: Templo, Mikdash, judaísmo, Torá, rey, reino, samaritano, traidor, Dios, santuario, Ierushalaim, monte, Jerusalén, heredad, Israel

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta:  Estimado Yehuda, me gustaría saber porqué los judíos aborrecían a los
samaritanos miembros, según tengo entendido, del pueblo de Israel y
mantenedores de tradiciones en un estado de pureza sorprendente como las
tiendas blancas plantadas en la víspera de la Pascua en el monte Gerizim y
poseedores, al parecer, de la copia más antigua del Pentateuco y que los
samaritanos consideran escrita por el bisnieto de Aarón, Abishua.
Reciba un cordial saludo

Eduardo G.
País: España

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre completo, el nombre de la ciudad y país donde vive)

Shalom.
Gracias por participar.

No sé si la palabra más apropiada sea "aborrecer", que es la que usted utiliza.
Veremos en el correr de este texto el verbo más propicio.

Ante todo preguntémonos: ¿son los samaritanos miembros del pueblo de Israel?
La respuesta es sí pero no.
Para comenzar NO son descendientes de nuestros patriarcas, sino que provienen de otras naciones; es decir, su vinculación con el judaísmo es a través de la conversión (en masa) a las costumbres de Israel.
Pero, no fue una conversión total, formal, debidamente consolidada, de esas que permite al converso abandonar sus viejas prácticas idolátricas y creencias erróneas, para abocarse con fidelidad a lo que el Eterno exige de los israelitas.
Sino que fue una conversión parcial, motivada por intereses del momento, carente de sinceridad y falta del deseo ferviente por ser miembro de la Familia de Israel. Además, fue patrocinada por personas israelitas de nacionalidad, pero que eran sacerdotes de idolatría mezclada con Torá. Por lo cual, ¿cuánto de Verdad podían destilar sus extrañas enseñanzas a los paganos en vía de ser conversos?
¿Qué valor tiene un título de miembro de Israel, cuando no se lo ha adquirido por la vía legal, ni motivado por la sinceridad, ni acatando lo que debe ser acatado por un miembro de Israel?
(Por ejemplo, si yo como uruguayo emigro a su país (España), pero me introduzco como turista, y trabajo ilegalmente, y no me interesa mucho el destino de la nación española, y más tarde me vinculo con alguna organización clandestina que me vende el pasaporte Comunitario... ¿soy realmente un español? Y mis hijos nacidos en la península de padres uruguayos, ¿lo serán? Y si además nos convertimos en avales del terrorismo anti-español, ¿cómo nos consideraría usted?)

El peligro de estas conversiones parciales es que un gentil queda disfrazado como israelita, pero esencialmente no lo es.
Entonces, por fuera parecen ser miembros de Israel, pero al escarbar un poco en lo esencial, nos encontramos con un gentil.
A raíz de esta doble personalidad comienzan a emerger conflictos, primero los propios, de identidad personal: ¿quién soy, y qué soy?
Luego se evidencian los problemas con aquellos que son verdaderos judíos (el remanente de los Hijos de Israel) y que sostienen con firmeza su patrimonio nacional y cultural, por lo cual no pueden permitir que los ajenos quieran imponer su ideología extraña en el seno del judaísmo.
Y ésta es una lucha intestina, pues la cultura extraña no se presenta como un invasor extranjero que planta su bota sobre Israel, al cual es posible identificar y combatir activamente. Sino que actúa como un virus, infectando con ajenidad desde dentro, ocultamente y sin demostraciones virulentas... hasta que finalmente se hace patente el perjuicio, cuando quizás ya es demasiado tarde para remedios simples.

¿Cómo sabemos que éste es el origen de los samaritanos?
Pues, porque tenemos el FIEL relato en 2 Melajim / II Reyes 17:23-41.
Los primeros samaritanos eran extranjeros de diversas regiones asiáticas, llegaron a nuestras tierras involuntariamente, pues fueron traídos por el conquistador imperio Asirio, en su genial y perverso plan de transplantar poblaciones para apagar probables focos de insurrección nacionalista.
Así como las inmensas masas de los israelitas de Samaria (las famosas Diez Tribus Perdidas) fueron dispersados entre las posesiones asirias, extranjeros fueron ubicados en la Samaria desolada.
Con el paso del tiempo, los extranjeros se transformaron en intrusos advenedizos, que pretendieron adueñarse y poseer derechos a la tierra a la que fueron transferidos, cuando los verdaderos herederos estaban imposibilitados de reclamar su derecho (en esto, pueden ser considerados como un prototipo de los así llamados palestinos).
Por ser personas idólatras, tenían la creencia de que cada territorio tiene su divinidad. En el caso de Samaria sería el Dios de Israel.
Por lo cual, NO por amor a Dios, sino por temor a Sus castigos si es que no lo adoraban como ellos suponían que a Él agradaba, quisieron adquirir para sí la religión de los habitantes de esa tierra. Es decir, quisieron sumar a sus creencias idolátricas las creencias y prácticas de Israel.
Como mencionamos fueron instruidos por deficientes maestros, pero además ellos estaban confundidos y pasmados por las costumbres y creencias hebreas, básicamente trastornados por la Torá, que tiene un mensaje tan radicalmente diferente a lo que era (y es) común entre los idólatras.
Por eso, hicieron lo que habitualmente hace el obtuso: trata de que el universo encaje dentro de sus moldes, en lugar de adecuar los moldes.
(Algo así como el carpintero bruto que todo arregla a golpe de martillo).
Sumergidos en su religiosidad pagana no comprendiendo nada de nuestra historia (de los judíos y levitas, único remanente de los Hijos de Israel), y mucho menos del Deseo expresado claramente por Dios en lo referente a Su Torá, y el vínculo que el hebreo debe tener hacia ella (y sus preceptos).
Así que no existe tal pureza en las prácticas de los samaritanos, dado que es una mezcolanza de antiguo israelismo, con mucho de prácticas paganas, aderezado con numerosas invenciones surgidas de su propia historia y del deseo por acomodar la Historia a sus ideas.
Le reitero que la historia esta contada claramente en el Tanaj, léala por favor. Si usted confía en Dios, sabe de la veracidad de los textos que el Tanaj ofrece. Y si no confía, puede indagar en libros confiables de Historia.

Ahora bien, es indudable que los que desean ser fieles al Eterno no pueden aceptar que el intruso quiera imponer sus reglas, sea que el intruso venga de fuera, o esté viviendo dentro de casa.
Así que los judíos fueron duros defensores de su identidad, de su cultura, de su patria, en resumen, de lo que hace de los judíos una nación entre las naciones. (Uno de los ejemplos de esta terquedad positiva lo recordamos por estos días, cuando en Januca celebramos la victoria de la cultura de los judíos sobre el yugo de la poderosísima cultura de los helenos ocupante de Yehudá. Otro de los ejemplos, es el absoluto rechazo a las ideas de los amantes de Ieshu/Jesús que quieren transformar a los judíos en adoradores de falsas deidades.)
En tanto que los samaritanos eran el quiste de idolatría y falsa pertenencia a Israel, y que luchaban abierta o clandestinamente contra la existencia y cultura de los israelitas. Con el correr del tiempo entre los samaritanos se hizo evidente que debían destruir a los judíos y al judaísmo, al menos por dos motivos (sin dudas que hay más): para erradicar a los verdaderos dueños de la tierra de Israel; y para eliminar la evidencia de su origen y sistema de vida bastardeados.
Tome usted un ejemplo en el capítulo cuarto del libro de Ezrá / Esdrás, o también el cuarto capítulo pero del libro de Nejemiá / Nehemías. Léalos por favor y preste atención a los métodos facinerosos de los líderes samaritanos (cualquier similitud con los así llamados palestinos, no es mera coincidencia).
Entonces, ¿cómo no oponerse radicalmente a aquellos que quieren intoxicar la Tradición de Israel? ¿Cómo no poner un límite preciso entre lo que es de acuerdo al Deseo de Dios, y aquello que no lo es? ¿Cómo no luchar por preservar la propia identidad ajada y manoseada por los extranjeros? ¿Cómo no perseverar para mantenerse con vida ante el ataque infiel?

Si algún judío llegó a aborrecer a los samaritanos (tal como está contado que el amoroso Ieshu/Jesús lo hacía), es una cuestión de genio personal y no algo que sea compartible.
Pues, una cosa es aborrecer y otra bien distinta es tener en claro el peligro que alguno representa para la propia existencia y actuar en concordancia a este conocimiento.

¡Qué distinta sería la historia de los samaritanos (esos que se afincaron en nuestra tierra tras el exilio de los hebreos a Asiria) si hubieran buscado sinceramente al Dios de Israel, y la concordia con los que hubieran sido sus hermanos mayores, los judíos!
¡Qué distinto todo si en lugar de fantasear acerca de purezas raciales, hubieran reconocido con humildad su origen, y deseado beber mansamente de la Torá!

Quiera el Eterno pronto traer Luz a la vida de los confundidos, extraviados y apartados. Amén.

Si este texto le ha sido de provecho, no olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.

Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom

 Yehuda Ribco

email: comentario@serjudio.com?subject=Rap1660


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