Claves: Isaías, profeta,
Tanaj, Biblia, precepto, mandamiento, obra, acción, conducta, fe, creencia,
Dios, Hashem, fundamento, pureza, motivo
|
Shalom.
Gracias por participar.
Si este texto le será provechoso, recuerde que nuestro sitio continúa
funcionando con la colaboración económica
de los lectores.
¿Acaso dice Ieshaiá realmente lo que
usted cuenta en su misiva?
Tomémonos un minuto para cotejar la fuente:
"Todos nosotros somos como cosa
impura, y todas nuestras obras justas son como trapo de inmundicia..."
(Ieshaiá / Isaías 64:5)
Primeramente, el profeta no está
hablando de salvación, ni de cuestiones metafísicas, o de
procurarse la vida eterna a través de buenas obras o de
creencias.
Lo que Ieshaiá está haciendo es describiendo el panorama ético, moral y
espiritual de su época.
Nos da la imagen de que gran número de personas están manchadas por el
pecado, apartadas del Eterno, carentes de fundamentos firmes en el judaísmo,
que pasan por la vida sin rumbo ni objetivo. Tal como afirma el profeta en
el mismo verso: "Todos nosotros nos hemos marchitado como hojas, y
nuestras iniquidades nos han llevado como el viento." (Ieshaiá / Isaías
64:5).
Y le pido que continúe con las palabras del profeta, cuando en el versículo
siguiente asegura que: "No hay quien invoque Tu nombre ni se despierte
para asirse de Ti..." (Ieshaiá / Isaías 64:6).
Segundo, el profeta no está hablando
de generalidades, sino de algo bien concreto y particular, ya que no en vano
incesantemente reitera el nosotros y el nuestras.
Pues, su tema en esta sección son aquellos pecadores congéneres suyos, los
que vivían y pecaban a su alrededor.
A partir de la lección sobre ellos, es que nosotros podemos aprender para
mejorar.
¿Y cómo eran estas personas?
Como hemos visto un poco más arriba: "no hay invoque el nombre del
Eterno..."
Es decir, no había entre ellos quien buscara con fidelidad a Dios, y
cumpliera cabalmente con Sus preceptos. Aunque sí se hallaban muchos
cumplidores interesados...
Tercero, Ieshaiá absolutamente no se opone a lo que es pilar del judaísmo, a
saber que: a
Dios le place que la persona actúe de acuerdo a Sus mandamientos, siendo
secundarios lo que siente, cree o piensa. No por fe, sino por acciones;
es el lema de Dios, tal como el profeta se encarga de establecer al
profetizar: "Porque Yo, el Eterno, amo la justicia, y aborrezco la rapiña
y la iniquidad. Recompensaré sus obras con fidelidad, y haré con
ellos un pacto eterno." (Ieshaiá / Isaías 61:8).
Cuando en el versículo que a usted preocupa se menciona que "nuestras
buenas obras son como trapo de inmundicia", está queriendo enseñar algo
importantísimo: el único motivo puro para cumplir los preceptos es por
el deseo de servir a
Dios, nada más.
Aquel que cumple algún precepto únicamente para adquirir vida eterna,
o renombre, u honor, o lo que fuere que no sea el servicio a Dios; si bien está cumpliendo y por eso
recibirá justa retribución, también está ensuciando el cumplimiento
del mandamiento, lo que le obstaculizará el goce pleno de la retribución
justa. Y por tanto, su conducta viciada es una pantalla que se interpone entre la
persona y Dios. (Atención: cuando se está entrenando
para cumplir, o se está escapando de las garras del pecado, puede
considerarse como positivo apoyarse momentáneamente en promesas, o motivos
alternos al servicio desinteresado).
En síntesis, indirectamente Isaías
64:5 SÍ asegura que por las obras buenas se adquiere salvación. Y también
enseña que Dios indaga los motivos de nuestros actos, y que la impureza de los mismos degrada
la pureza del espíritu.
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
comentario@serjudio.com?subject=Rap1784 |