Shalom.
Gracias por participar.
Me resulta una pregunta muy interesante,
atinada, y acorde con estos tiempos (tanto por la esencia de
la respuesta que le daré más abajo, como también porque en esta semana
leemos precisamente la parashá Terumá).
Antes de comenzar a responder,
le
sugiero que lea esta respuesta reciente, que tiene bastante vinculación
con su consulta, ya que refiere a las limitaciones de los que andan detrás
de conocer los motivos, pensamientos o finalidades del
Eterno.
Habrá visto el título de esta respuesta: "Si
Dios no precisa... ¿quién precisa?"
¿Qué contestaría a esto?
...
Ahora bien, Dios es todo-poderoso, es decir
puede-todo.
Dios es inmutable y eterno, por lo tanto no tiene necesidades, ni carencias,
ni faltas.
Entonces, ¿cómo entender que pida ofrendas para Sí (ver
Shemot / Éxodo 25:2) de parte de nosotros, minúsculos, limitados,
débiles, mortales humanos?
Esta misma interrogante fue formulada a modo
de plegaria por el rey David, y luego nos dio su primera respuesta, que la
encontramos en el mismo Tanaj, lea por favor lo siguiente:
"Y el pueblo se regocijó por haber
contribuido con ofrendas voluntarias, porque con un corazón íntegro habían
hecho al Eterno ofrendas voluntarias. Y el rey David se alegró muchísimo.
David bendijo al Eterno a la vista de toda la congregación. Y dijo David:
''¡Bendito seas Tú, oh Eterno Elokim de Israel, nuestro Padre desde la
eternidad y hasta la eternidad!
Tuyos son, oh Eterno, la grandeza, el poder, la gloria, el esplendor y la
majestad; porque Tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la
tierra. Tuyo es el reino, oh Eterno, y Tú te enalteces como cabeza sobre
todo.
Las riquezas y la honra provienen de Ti. Tú lo gobiernas todo; en Tu mano
están la fuerza y el poder, y en Tu mano está la facultad de engrandecer y
de fortalecer a todos.
Y ahora, oh Elokim nuestro, nosotros Te damos gracias y alabamos Tu glorioso
nombre.
Porque, ¿quién soy yo, y qué es mi pueblo, para que podamos ofrecer
espontáneamente cosas como éstas, siendo todo Tuyo, y que de lo que hemos
recibido de tu mano, Te damos?
Somos forasteros y advenedizos delante de Ti, así como todos nuestros
padres. Nuestros días son como una sombra sobre la tierra, y sin esperanza.
Oh Eterno, Elokim nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para
edificar una casa a Tu santo nombre, de Tu mano proviene y todo es Tuyo.
Yo sé, oh Elokim mío, que Tú pruebas el corazón y que Te agrada la rectitud.
Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todo esto. Y
ahora he visto con alegría que Tu pueblo que se encuentra aquí ha dado para
Ti espontáneamente.
Oh Eterno, Elokim de Avraham [Abraham], de Itzjac [Isaac] y de Israel,
nuestros padres, preserva esto para siempre, formando el pensamiento del
corazón de Tu pueblo, y predispón su corazón hacia Ti."
(1 Divrei Haiamim / I Crónicas 29:9-18)
Si queremos sintetizar la explicación de
David, podríamos decir que: Dios ordena que se le entreguen ofrendas a Su
nombre, para que de ese modo la persona, cada persona:
-
rectifique su corazón,
-
crezca espiritualmente,
-
reconozca el amoroso poder ilimitado del
Eterno, y la comparativa nimiedad del humano,
-
aparte los sentimientos de inferioridad de su
mente,
-
deje la pasividad y actúe en procura de
construir un mundo mejor,
-
sirva al Eterno con alegría y sin esperar
premios, pues, ¿acaso no Lo está sirviendo con lo que es de Su propiedad?
-
aprenda a dar, a dar, a dar.
Es una hermosa y muy necesaria respuesta para
nuestros días de tanto orgullo, egoísmo, fe en ídolos, inmoralidad,
desesperanza, afanosa búsqueda del éxito material, alejamiento del camino
que a Dios agrada.
Añadamos otra respuesta, esta vez surgida de
la experiencia cotidiana, y que sirve más como ejemplo que complementa lo
anterior.
Cuando un padre/madre pide ayuda (realmente innecesaria,
aunque aparentemente importante) a su pequeño hijo, ¿para qué lo
hace?
¿Acaso porque precisa esa acción de su pequeño?
¿Acaso porque le está faltando eso que el minúsculo favor le reporta?
Sabemos que no es la utilidad el beneficio del padre.
Sabemos que no es la necesidad personal lo que lo motiva.
Sino, que detrás del pedido está su deseo de encaminar a su amado hijo por
la senda de la bondad, de la solidaridad, del valor único e insustituible
que tiene como persona, del inteligente desprendimiento, del dar, dar y dar
sin oscuros pensamientos egoístas.
Podemos dar otra respuesta, complementando a
las anteriores.
Cuando la persona colabora en un emprendimiento de generosidad colectiva,
(en el caso que usted consulta es el levantamiento y sostén
del Santuario), está forzado a dejar de lado la perspectiva
minúscula, individualista, intrascendente, egoísta; para actuar en conjunto,
en sociedad, en pos de metas compartidas. Está obligado da salir de la
mirada estática del propio ombligo; para comenzar a mirar los rostros de sus
socios, del mundo, de Dios (a través de lo que Él
ordena en Su Torá y de Su Presencia en la creación).
Dios bien podría haber dado a Israel un Santuario completo, tal como puede
crear el Universo a cada instante, pero, ¿esa generosidad ilimitada
hubiera sido de provecho para Sus hijos?
¿Hubieran participado; o hubieran sido olvidadiza parte de algo que les era
indiferente?
Así pues, participar, asociarse, tomar parte, es el camino para construir un
mejor mundo, de personas ocupadas en construir y no en humillar y
humillarse.
Y, una última respuesta (por
ahora).
El Eterno está enseñando que Sus fieles debemos aportar para las causas que
Lo representan.
Dar nuestro aporte económico y de cualquier otro tipo a Sinagogas,
Comunidades, Instituciones para beneficio de la sociedad, Escuelas,
Academias (Ieshivot), sitios en Internet de valor,
etc., todo aquello que proviene de los humanos que Lo están sirviendo por Su
Honor, y no por otra cosa.
Cuando envía su aporte de dinero a Serjudio.com, por ejemplo, está
colaborando con una minúscula parte en la gran Obra del Eterno, pero: eso
que parece tan insignificante en realidad es estar tomando parte, se está
asociando, está siendo el pequeño tornillo que permite que un inmenso motor
funcione.
Así pues, Dios le ordena que colabore, para que no quede por fuera de Su
Empresa.
(Por otro lado, contribuir con congregaciones religiosas no judías, sectas,
idolatrías, pastores, mesiánicos, asociaciones que promueven la falsedad o
el terrorismo; es rebelarse contra Dios, contra la humanidad, y destruir en
lugar de construir el mundo que El desea).
En resumen, apreciado Yaacov, el pedido del
Todopoderoso es para que aprendamos a actuar con rectitud, bondad y
justicia; y no porque Él esté carente de aquello de lo poco que Le podemos
contribuir, sino porque si no lo hacemos nosotros estamos careciendo de
generosidad, estatura y sentido de trascendencia.
Ya vimos el título de esta respuesta: "Si Dios no precisa... ¿quién
precisa?"
¿Qué contestaría ahora a esto?
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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