Shalom.
Gracias por participar.
Es bastante atinado el comentario que usted
hace acerca de la valoración que las emociones tienen en el judaísmo
clásico.
Sin embargo, permítame añadir dos aspectos:
-
No sólo de emociones y pensamientos está
formado el Hombre.
-
Las emociones y el pensamiento no van de la
mano a la par, se supone que uno de estos es el conductor.
Ahora pasaré a explicar brevemente ambos
detalles.
No sólo de emociones y pensamientos está
formado el Hombre.
Cada
mañana de día laboral el judío debe atar a su brazo y coronar su testa con
los Tefilín (sobre éstos ya hemos explicado y
estudiado, por lo cual lo remito a la sección correspondiente en el área
dedicada a los "Objetos".)
El procedimiento para envolverse con los Tefilín es a grandes rasgos
el siguiente:
-
Se ubica la caja que contiene los párrafos de
Torá seleccionados en el músculo del antebrazo a la altura del corazón. La
caja debe estar apuntando al corazón. Se bendice y aferra fuertemente la
caja allí.
-
Con la correa de cuero se dan siete prolijas y
firmes vueltas en torno al brazo en dirección a la muñeca.
-
Se pone la caja de la cabeza a la altura de la
frente, en el nacimiento del cabello infantil, en línea recta desde el medio
de los ojos.
-
Se bendice y ajusta la correa de cuero en
torno a la cabeza.
-
Se cerciora de que el nudo de la bincha de
cuero esté precisamente en la nuca.
-
Se dejan caer a los lados, por sobre el pecho,
lo que sobre de la correa que forma la bincha.
-
Volviendo a la correa del brazo, se dan tres
vueltas firmes en torno al dedo medio.
-
Se prolija lo que sobra de la correa del brazo
en torno a la mano.
Ahora veamos los aspectos relativos que quedan
vinculados con este procedimiento, de acuerdo al orden en que son puestos
los santos objetos:
-
El corazón. Tradicionalmente se asocia el
corazón con el... pensamiento (así es en el judaísmo),
especialmente con aquel que trata con los temas más profundos e íntimos.
Y también se lo reconoce como el asiento para la emotividad.
-
El brazo. Que es la potencia. Sin embargo, en
la puesta de los Tefilín no
es llevada a la acción, pues se detiene antes para pasar a:
-
La percepción sensorial (los
Tefilín en línea con el medio de los ojos).
-
El pensamiento y la percepción extra-sensorial
(los Tefilín circundando la coronilla).
-
El equilibrio, la marcha, los mecanismos mentales
primitivos del Hombre (el nudo en la nuca).
-
La conexión entre lo de Arriba y lo inferior.
-
La acción que modifica el ambiente.
-
La acción que recae sobre el que la ejecuta.
Los podemos resumir como:
-
Emociones.
-
Potencialidad.
-
Percepción.
-
Pensamiento.
-
Sensibilidad.
-
Instintos.
-
Comunicación.
-
Acción.
Así pues, en la imagen del Hombre atado a sus
Tefilín reconocemos algo más que pensamientos y sentimientos,
encontramos al Hombre íntegro e integrado.
Cuando la Cultura pretende cercenar alguna de estas dimensiones humanas, o
exacerbarla desmedidamente, algo no está funcionando armoniosamente.
Por ejemplo, el celibato, o los ermitaños, o los que ayunan casi a diario, o
los que se privan de hablar, o los que se niegan el acceso a su emotividad,
o los que desprecian el razonamiento, etc.; son motivo de desequilibrio
personal, y que afecta a la sociedad.
Todo lo del Hombre, si está en su justo término, en el momento adecuado y
encuadrado por normas trascendentes (las de la Torá),
es necesario, útil, bueno y armonioso.
Por ejemplo, comer y deleitarse con manjares está muy bien, en tanto sean
kosher y en los momentos establecidos. Por ejemplo gozar de los placeres
del sexo, es una bendición, en tanto sea en la intimidad de los cónyuges, en
los días que no está vedada la intimidad sexual. Por ejemplo, la agresividad
es necesaria, cuando la vida está amenazada por factores externos, y es
imprescindible el uso de la agresión para preservar la vida o la salud
(para que se entienda, pensemos en el soldado defensor, el
cirujano extirpando un miembro). Por
ejemplo, hablar es una fuente de luz o de oscuridad, dependiendo del tema
que se hable, o de los modos de expresarse. Y así podríamos continuar
ejemplificando.
Este tema es extenso e interesante, pero
nos apartaríamos del propósito de la respuesta, por lo cual, pasemos al
siguiente punto.
Pero antes, recordemos: todo lo humano tiene la potencialidad de ser
positivo, en tanto esté dentro de los límites establecidos por la Torá.
(Incluso las tendencias negativas, que cuentan con inmensa
energía a disposición, cuando se dirige correctamente impulsa con potencia a
lo bueno; piense en el que se arrepiente, por ejemplo).
Emociones y pensamientos, uno debe ser
el conductor
Si ambas dimensiones humanas fueran de la mano, estaríamos
sujetos al desequilibrio que suele emerger de los arrebatos volubles de la
emoción chocando con la parca rigidez de la razón.
La Torá no desea la inestabilidad, ni lo tironeos banales entre el querer y
el deber/saber, sino que el Eterno prefiere que el humano se dedique a
"hacer el ser".
Tampoco la esterilidad del pensamiento abstracto desconectado del compromiso
con la realidad y escasamente energizado por los sentimientos, no en vano
está declarado: "Servid al Eterno con alegría; venid ante Su Presencia
con regocijo." (Tehilim / Salmos 100:2).
Como tampoco desea que las emociones (y/o lo que salta a la
vista, llama la atención, se convierte en anhelo sensual) estén como
capitán y timonel en la vida de la persona.
Dios prefiere la armonía e integración personal, bajo la conducción del
pensamiento (que esté acorde con la Torá).
Preste atención:
"Los flecos servirán para que al verlos os
acordéis de todos los mandamientos del Eterno, a fin de ponerlos por obra, y
para que no os desviéis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, tras
los cuales os prostituís.
Será para que os acordéis y cumpláis todos Mis mandamientos, a fin de que
seáis santos para vuestro Elokim."
(Bemidbar / Números 15:39-40)
Yo le deseo un 5763 pleno de bendiciones,
integridad e integración.
Si este texto le ha sido de provecho, no
olvide que este sitio se mantiene gracias a SU colaboración
económica. No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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