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Lic. Prof. Yehuda Ribco (I Adar 21, 5763 - 23/2/03)

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 Respuestas a Preguntas
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     Carnaval

Claves:  Carnaval, murga, comparsa, saltimbanqui, tablado, idolatría, pagano, desenfreno, sexo, lujuria, Río, Janeiro, sambar, candombe, tamboril, lubolo, enero, febrero, cuaresma, vino, carne, disfraz, Purim

judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta: Hola, quiero preguntarle si el judaismo permite o no celebrar el carnaval y
por cual o cuales motivos?
Saludos

Daniel L.
País: Argentina

(Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre completo, el nombre de la ciudad y país donde vive)

Shalom.
Gracias por participar.

No entiendo qué quiere usted decir por "celebrar el carnaval", ni a qué carnaval se refiere.
Son diferentes las formas que adquiere el "carnaval" dependiendo del lugar y el momento.

Por ejemplo el famoso que se realiza en New Orleans es tomado como ocasión para exacerbar la impudicia, la promiscuidad, la lujuria, el consumo de drogas, etc. Evidentemente que todo esto hace que concurrir a Mardi Gras sea prohibido.

De modo similar se debe tomar el más famoso desfile en el Sambódromo de Río de Janeiro, junto con las fiestas y parrandas que lo circundan, en el cual son abundantes los bailes procaces, los cuerpos al descubierto, las insinuaciones a las relaciones sexuales indecentes, la violencia, el alcohol y las drogas.

En mi país, Uruguay, se vive el carnaval más extenso del mundo, pues dura más de un mes. En este período lo que es diferente al resto del año son los "tablados", escenarios populares en los cuales comparsas actúan ante el público.
En general se presentan murgas, que son agrupaciones de cantores/comediantes, que interpretan críticamente aspectos de la realidad del país que nos toca vivir.
Lamentablemente la mayoría de estas actuaciones hacen uso de numerosas palabras indecentes, y de representaciones de actividades sexuales.
Por lo cual, es una diversión no muy recomendable, que al final termina por ser una angustia para el espíritu (no por la crítica saludable contra el sistema que puede estar actuando de modo pernicioso contra el pueblo, sino por los métodos usados para expresarla).

Pero, hay un hecho que empeora aún más la relación del carnaval con el camino de los fieles al Eterno.
Es sabido que el carnaval tiene orígenes en la idolatría.
Por ejemplo, aún hoy, en nuestro tan agnóstico Uruguay, carnaval sigue siendo la "fiesta del dios/rey Momo", tal como lo es en Brasil (y no sé en cuántos países más).
¿Quién se supone que es ese Momo?
Momo surgió de la mitología greco-latina, hijo de la Noche y el Sueño, dios de la irreverencia, de la burla y el sarcasmo.
Se le representaba como un personaje estrafalario, coronado con un ridículo gorro adornado de cascabeles, una mueca constante de carcajear petrificada en su boca, una máscara que le cubría a medias el rostro y en su mano una fusta florido (la misma vara enramada, cubierta de hiedra y hojas de parra que era el cetro de Baco, el dios del vino), símbolo de la locura báquica.
El patrón mitológico del carnaval es pues la deidad de la irreverencia, de la lujuria, la borrachera, las comilonas hasta atragantarse, las mascaradas, en fin, de todas las licencias desvergonzadas que se suelen cometer en su festividad de carnaval. (Debo señalar también que este desenfreno se originaba como reacción a las pesadas restricciones y a los terrores presagiados  de las conmemoraciones al dios Saturno en el mes de diciembre).

Cuando la civilización cristiana reemplazó con sus mitos y prácticas al paganismo greco-romano, el carnaval tampoco abandonó su cariz lujurioso e idolátrico. Observe la propia palabra carnaval, lo que era el término que se identificaba con el carro-navalis que transportaba al dios beodo de los greco-romano, mutó para ser el carne-vale, es decir, el tiempo en el cual lo que vale es la carne, lo carnal; ya que es el tiempo anterior a la cuaresma cristiana, antes de las restricciones de esa religión, por lo tanto se sobreabunda en sensualidad, en desparpajo, en procacidad. En los días previos al miércoles de ceniza se saturan de aquello que luego religiosamente se abstendrán, pues llegado el momento de las carnestolendas, concluye el tiempo del desenfreno sensual, y la carne se lleva aparte.

Ahora bien, ¿recuerda los tablados que le mencione?
Pues, en la Edad Media ya existían, permítame que le cuente brevemente.
En la época de carnaval, a los inicios del imperio cristiano, los propagadores de esta religión tenían que conquistar las mentes y corazones de los analfabetos paganos europeos.
Muchos eran los métodos empleados, uno de ellos era la de adoctrinar con obrillas de teatro.
Así pues, en los patios de las iglesias se levantaban tarimas y desde ellas los actores disfrazados de demonios, pecadores, misioneros, etc. actuaban con la finalidad de impartir doctrina cristiana a las masas de nuevos conversos al cristianismo. Sus parodias representaban las fantasiosas ideas cristianas acerca de los tormentos del infierno, el poder de Satanás, el destino de los que no aceptaran a Jesús como su salvador, etc.
Muchos inocentones paganos caían presas del terror ancestral a los demonios y a Saturno, y ansiaban la caricia balsámica del nuevo dios crucificado que los redimiría eternamente de los sufrimientos.
Así pues, el tablado original lejos de impulsar los vientos de crítica y libertad espiritual/física, servían como espantosos instrumentos para la dominación y la esclavitud ideológica.
Como reacción, de entre el pueblo se levantaban tablados que se burlaban de curas y prelados, soldados y nobles, que se mofaban del diablo y los santitos. Naciendo así las primeras comparsas de murguistas improvisados.

Cuando la argamasa del tiempo mezcló todos estos ingredientes (más otros que no hemos mencionado, como por ejemplos las religiones africanas, las nativas americanas, los sacrificios humanos, y tantas otras cosas que omitimos), resultó el producto carnavalero de la actualidad, que si bien como dijimos al comienzo tiene variadas facetas, no deja de tener un núcleo esencial: el apego a los valores de la idolatría, y el descontrol.

Para concluir, le cuento que el otro día viendo en el diario la fotografía de una murga que participa de este carnaval me puse a pensar en la extrañeza de sus vestimentas desprolijas adrede, en el infaltable gorro multicolor bufonesco, las caras a medio pintar, la informalidad escénica, el grotesco... ¿no estamos ante imágenes del mítico Momo?
Acaso las letras que proponen como tónica general (en el carnaval uruguayo) al salvador de la oposición política en contra de los demonios que gobiernan, ¿no nos recuerda el imperio de Momo sobre Saturno, de Jesús sobre Satanás?
Claro, si usted va a uno de los numerosos murguistas de estos días (que aquí suelen ser de izquierdas) y le comenta acerca de estas relaciones con dioses falsos, ¡de seguro que lo mirará con extrañeza y no sabrá de qué le está hablando!

Podríamos seguir analizando este tema, pero ahondaríamos en lo mismo que ya hemos visto y mencionado dos párrafos más arriba.

En síntesis, si por festejar carnaval usted quiere decir "tomarse las vacaciones" en esos días, entonces puede hacerlo.
Pero si quiere decir "desenfreno, lujuria e idolatría con antifaz", la respuesta es: apartarse del mal y haga el bien, tal como el que es fiel al Eterno (sea noájida o judío) sabe que es lo correcto.

Si mi modesto trabajo aquí presentado le ha sido de bendición, no olvide que este sitio y su autor se mantienen gracias a Dios, que en parte canaliza Su bondad a través de la colaboración económica de los lectores.
No cierre su mano, y abra su corazón bondadoso para ser parte de la Obra del Eterno.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

comentario@serjudio.com?subject=Rap1948


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