Claves: Torá, Biblia,
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castigo, kelalá, alá, Purim, judaísmo, alma, espíritu, neshama, nefesh, ietzer, yetzer, ra
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Pregunta: Pueda el Eloah de Israel afirmarle,
proveerle y retribuirle por esta gran labor que está llevando a cabo.
Lic. Yehudá, estuve estudiando acerca de las maldiciones, y entre ellas
existe una llamada "AOR" la cual es mencionada en Ber. en el contexto de la
bendicion dada a Abraham por Dios. ¿Podria usted ampliar un poco más el
origen, la adquisición, y repercusiones de dicha maldicion?
Por otro lado, ¿hasta donde llegan las consecuencias de una maldicion, en
términos generacionales?
Y finalmente, ¿cómo evitar o ser libre de dicha maldicion?
Espero me pueda responder, y sobre todo, le agradeceria grandemente no
publicar mi nombre.
Shabat Shalom
En reserva
País: Venezuela
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gracias.)
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Shalom.
Gracias por participar.
El Eterno promete a Avraham, el patriarca de
los judíos:
"Bendeciré a los que te bendigan, y al que
te maldiga maldeciré.
Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra"
(Bereshit / Génesis 12:3)
Arur en hebreo es maldito.
Aor es del verbo arar que es maldecir, conjugado en futuro de la primera
persona singular = maldeciré.
No es una clase de maldición en especial o en particular.
Como cualquier maldición, se adquiere al
actuar en contra de la divina Voluntad, desoyendo Sus mandamientos,
apartándose de Su deseo expresado en Su Torá (al respecto ver
en Devarim / Deuteronomio 11:28).
Así pues, para judíos y gentiles, en general la maldición que se sufre nace
de la propia acción negativa que se revierte y afecta al ofensor
(primer ejemplo en Bereshit / Génesis 3:14).
En esta ocasión, tal como está escrito in situ, es la
justa retribución que merece aquella persona que maldice a los judíos.
Por tanto, en aquello que se destila la animosidad contra los judíos, en eso
precisamente se reciben las consecuencias adversas (Mijá /
Miqueas 6:5; Nejemiá / Nehemías 13:2).
El ejemplo más vivo del Tanaj lo encontramos en el pérfido y maldito Amán.
Ni su riqueza, poder, influencias, destreza política, nada de todo lo mucho
bueno que tenía le
calmaba la maldición que corroía sus días: su odio contra los judíos.
Finalmente, el odio terminó por consumirlo.
Y veamos a los nazis, tan poderosos, cultos, científicos, dominantes, ¿en
qué quedaron?
Así pues, la maldición o la bendición que le toca al gentil, es el fiel espejo de lo que desea sobre
Israel.
Tenga presente que quizás la maldición no se materializa inmediatamente,
pues Dios es Misericordioso y prorroga la ejecución de las sentencias
dolorosas, esperando el arrepentimiento del extraviado. O también, para
ocultar Su Presencia y permitir así el verdadero ejercicio del libre
albedrío. O, sin darle pesar en Este Mundo, para así justicieramente
castigar notablemente al rebelde con una eternidad carente de trascendencia.
¿Puede la maldición trasmitirse de una
generación a la siguiente?
No.
Sabemos que Dios es Juez estricto, y no castiga a los hijos por los pecados
de los padres. Así pues, no hay algo así como maldición hereditaria.
Sin embargo, lo que sí hay son dos efectos nocivos que emanan de la
pecaminosa conducta:
-
Si el padre ha sufrido los efectos de la
maldición, por ejemplo quedando en la mayor de las pobrezas, es más que
probable que los inocentes que están bajo su radio de influencia también se
vean afectados.
Tengamos bien en claro esto: no es Dios el que está perjudicando a los
castos, sino que es la lógica consecuencia de estar rodeado de perversos
(primer ejemplo Bereshit / Génesis 3:17).
Recuerde a Lot, el sobrino de Avraham, quien vivía en la infernal ciudad de
Sodoma. Al momento de ejecutarse la sentencia contra este sitio, Lot podría
haber sufrido a causa de ésta, ¿por qué? Pues, por no haberse apartado del
mal (lo que implica en sí mismo un grave error que puede ser
fatal).
Precisamente, para precaver el sufrimiento de los cercanos al maldito, la
Torá estipula su ostracismo, que sea aislado lo más posible.
-
Los padres son modelos para los hijos.
Así pues, cuando el padre es un emisor-receptor de maldición, y de ese modo
educa y modela a sus vástagos, ¿no será muy probable que éstos sean
seguidores de los rumbos extraviados del padre?
Entonces, si el hijo es maldito como su padre, ¡es porqué ha cosechado su
propia maldición!
Tome el ejemplo de los pobres niñitos árabes que son educados en el odio
hacia los judíos e Israel, que desde la cuna les instruyen para la muerte y
la destrucción, que se alimentan de rencor y celosa envidia; ¿acaso los
padres los están encaminando por el camino de la paz, la armonía, el
encuentro con el prójimo, la bendición? ¿No estarán plantando en ellos la
semilla que produce maldición? ¿No abonarán los hijos cuando crezcan está
semilla para que crezca junto con ellos?
Pobres niñitos árabes, ¿cuándo aprenderán sus mayores a amarlos?
Otro ejemplo son los inocentes niños hijos de paganos, que son educados en
el amor a la idolatría que venera a un humano y en el desprecio hacia la
Torá, los judíos y por lo tanto el repudio de Dios. Que son adoctrinados con
frases inmundas y falaces tales como: "los judíos son hijos del diablo",
o "los judíos asesinaron a nuestra deidad", o "los judíos son
los causantes de todos los males". Con pensamientos como éstos, ¿pueden
acaso actuar de modo tal de proveer de verdadera y duradera bendición al
mundo y a sus vidas?
Pobres niñitos paganos, ¿cuándo aprenderán sus mayores a respetarlos?
¿Como liberarse de las maldiciones?
Muy fácil:
-
No maldiciendo, ni de palabra, ni de hechos.
-
Apartándose de la rebeldía, el pecado y el
error.
-
Actuando conforme a los mandamientos que Dios
ha dispuesto en Su Torá, y aceptando los dictámenes de los Sabios
reconocidos de Israel.
-
Trabajando en beneficio de los representantes
de Dios, es decir, de los hijos de la nación judía.
En síntesis, creo que se capta que nada de
metafísico, mágico, místico, fantasioso hay detrás de las maldiciones
enunciadas en la Torá; sino tan solo la justicia que se aplica con rigor de
acuerdo a la propia conducta.
Antes de despedirme, un recordatorio:
¿Ya ha colaborado con
nuestra tarea sagrada?
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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