Claves: Rey, Mashiaj,
Mesías, Israel, judío, judaísmo, David, linaje, descendiente, simiente,
semilla, Isai, idolatría, religión, pagano, rebelde, verdad, Dios, Hashem,
Akiva, Kojba
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Pregunta: Estimado More. Yehuda Ribco :
Espero se encuentre bien al recibir este email.
Uno de los "requisitos" que debe cumplir el Mashiaj es ser descendiente por
linea paterna del Rey David.
1-¿Como se puede saber el dia de hoy quien es o no su descendiente?
2- Es mas, si solo tomamos esto en cuenta, un
no judio podria serlo, claro que como otro requisito es el de ser un
estudioso y seguidor de la Tora, lo anterior se invalidaria, sin embargo mi
pregunta se mantiene, como se puede reconocer esa descendencia en estos
tiempos?
3- Por otro lado ud. en algunas rptas ha dicho que el Mashiaj sera
reconocido por todo el mundo y no habra duda de nadie acerca de el , ¿De
donde saca esa afirmacion ?
4- Y de ser asi, como explica que tantos
sabios estudiosos de la Tora y cumplidores de las mitzvot a lo largo de la
historia se han dejado "enganar" por falsos mesias si solo bastaba con ver
que no eran reconocidos por todo el mundo?
Gracias por sus rptas y por su tiempo.
Shalom.
Arieh B.
País: Lima - Perú
(Deben incluir en todos sus mensajes para
nosotros su nombre y apellidos completos, edad, profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive.
Si falta alguno de estos datos, probablemente su email no sea respondido de
ningún modo. Presten atención a las
REGLAS,
gracias.)
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Shalom.
Gracias por participar.
1- Hay personas que han preservado su linaje y
conocen a ciencia cierta sus orígenes.
Entre estas personas se hallan algunos descendientes del rey David que buen
pudieran ser legítimos herederos a su trono, es decir, calificar para ser
legalmente el rey de Israel (alias el Mashiaj).
Uno de estos fue el recientemente fallecido Rebbe de Lubavitch z"l.
Pero tenemos otros grandes en la lista de extintos posibles
postulantes: Rabbí Itzjac Luria, el Baal ShemTov, el Gaón de Vilna, Rabbí
Jaim David Azulay, entre otros.
Por otro lado, y más allá de si el postulante
sabe su linaje o no, el profeta Eliahu/Elías
arribará poco antes de la restauración del trono davídico, y bajo el
mandato de Dios y con el conocimiento divino a él revelado, establecerá
públicamente sin dudas la identidad del Mashiaj. Tal como fuera profetizado:
"He aquí Yo envío Mi mensajero, el cual preparará el camino delante de
Mí... He aquí Yo envío al profeta Elías antes de que venga el día del
Eterno, grande y temible." (Malaji / Malaquías 3: 1,23).
Como requisito indispensable, el Sanhedrín, es decir el gobierno judío,
proclamará el título real del que ha sido postulado por el profeta
(o por el Sumo Sacerdote).
Sin conjunción de profeta (o Sumo Sacerdote) y
Sanhedrín, no hay nadie digno de cargar el título de Mashiaj.
Así es la ley, y así lo fue siempre en los casos de continuidad de la
estirpe en dudas o interrumpida.
2- El rey de los judíos obligatoriamente debe
ser judío.
Un descendiente de la casa real por línea paterna, pero gentil por la rama
materna, jamás tuvo, tiene o tendrá derecho a reinar sobre Israel.
Tal como está ordenado explícitamente: "A uno de entre tus hermanos
constituirás como rey sobre ti. No podrás constituir sobre ti a un hombre
extraño, alguien que no sea tu hermano." (Devarim /
Deuteronomio 17:15).
3- Todos los que continúen con vida
reconocerán sin dudas el reinado del rey de Israel, tal como lo que anunciaron los profetas, y
especialmente por la comprobación de los
hechos a la vista del mundo: victoria total en la guerra contra los enemigos
de Israel y los judíos; constitución de un firme reino judío en Israel; paz universal; retorno de los judíos a Israel;
retorno de los judíos a la Torá y los preceptos;
restauración de un trono judío en Israel; prosperidad general; amor a Dios
en el mundo; etc. (ya hemos dado en otra oportunidad las
evidencias para reconocer al Mashiaj por las obras que se manifestarán en
tiempos de su reinado; búsquelas por favor).
Un texto profético, entre decenas posibles, es muy claro: "El Eterno ha
descubierto el brazo de Su santidad ante los ojos de todas las naciones.
Todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Elokim."
(Ieshaiá / Isaías 52:10).
Si usted sabe el valor de los textos proféticos de Israel, sabe entonces que
no puede dudar de que esta palabra es verdadera, y de que algún día la
salvación de los judíos se producirá ante la vista de las naciones, y nadie
osará dudar de la majestad de Dios. Y mirarán al que conduce a Israel, al
Mashiaj, y lo elogiarán por conducir a la nación de Dios, y por ser Su fiel
siervo. Como ocurriera con Faraón y los suyos en el fugaz atisbo de Era
Mesiánica que fue la redención de Egipto, cuando: "El Eterno dio gracia
al pueblo ante los ojos de los egipcios. El mismo Moshé [Moisés] era
considerado como un gran hombre en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de
los servidores del faraón, como a los ojos del pueblo."
(Shemot / Éxodo 11:3).
4- Hasta donde yo conozco, tan solo un sabio
de Israel se confundió con un falso Mashiaj (cuando podemos
contar decenas de falsos Mesías a lo largo de la Historia, Jesús el más
tristemente célebre).
Fue el Rabbi Akiva, que confió apresurada y desmedidamente en el héroe Bar Kojba,
quien con esmirriadas fuerzas tenía suficiente poder como para mantener a
raya al imperio romano y pudo restaurar brevemente un estado de judíos en
Israel (132-135 EC).
Finalmente la ilusión cayó bajo la bota del depravado invasor, haciendo
añicos el sueño de haber iniciado la Era Mesiánica.
¿Qué llevó al inmenso Rabbí Akiva a confundirse?
Pues: su deseo de que el arribo del Mashiaj sea un hecho en épocas de
terrible penurias para la nación de Dios, y por las claras evidencias
que se estaban desarrollando en los hechos.
El verdadero error del sabio quizás fue en apresurase en señalar a
Bar Kojba como Mashiaj, sin dar tiempo a que se manifestaran plenamente las
obras que proféticamente estaban declaradas que debían concretarse.
Si el dolor por ver a su nación quebrada no lo hubiera impacientado en
aferrarse a la esperanza, seguramente que el Rabbí Akiva no hubiera señalado
al héroe fracasado como Mashiaj.
Sin embargo, esto no es para impresionarnos negativamente.
Tomemos un ejemplo más cercano.
¿Conoce usted la Talidomida?
Se anunció hace unas décadas con bombos y platillos haberse descubierto una
droga inocua para evitar el mareo en las embarazadas.
Era la Talidomida (actualmente se usa también para la lepra y
el SIDA y otros males).
Afamados médicos publicitaron y recetaron esta medicación milagrosa,
apoyados en pruebas de laboratorio exhaustivas.
No había duda razonable posible: era una substancia milagrosa.
Lástima que los resultados macabros se manifestaron más tarde: bebes
nacidos con malformaciones congénitas provocadas por la droga maravillosa.
Así pues, que un grande se confunda ante la esperanza que parece
concretarse, ¡no tiene nada de extraño!
Gracias al Cielo que en el judaísmo no se acepta como sagrada la palabra de
un individuo, sino que la Verdad surge de la Torá, y la verdad de la
confrontación de argumentos válidos entre los mortales.
Entonces, ya lo sabe, si un Sanhedrín declara a una persona como el Mashiaj,
¡puede tener confianza de que se ha hecho lo necesario para no incurrir en
error!
Pero, si un individuo o grupúsculo exalta a uno como Mashiaj, entonces...
¡desconfíe! (Mire los desastres que el falso mesianismo de
Jesús produjo: ¡el re-surgimiento de una religión pagana y antagónica a
Dios! Mire lo que Shabetai Tzvi y su falso mesianismo acarreó a los ingenuos
judíos atormentados del 1648).
Por ser un grande, Rabbí Akiva reconoció su error de percepción antes de que
fuera realmente demasiado tarde. Cuando el presunto Mashiaj murió y la obra
profetizada no fue culminada, entonces, era claro que no era el Mashiaj.
En resumen, cuando los hechos hablen por sí
mismos, entonces, será evidente quién está siendo el rey de Israel. Cuando
los cuatro puntos aquí respondidos sea hayan cumplido, entonces estaremos en
la Era Mesiánica.
Antes de despedirme, un recordatorio:
¿Ya ha colaborado con
nuestra tarea sagrada?
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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