Claves: Torá, Tanaj, Biblia,
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voluntad, bien, mal, milagro, canonizar, iglesia, videncia, falsedad, futuro, mística,
superstición, brujería, magia, incredulidad, sugestión
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Pregunta: Shalom!
En estos días se está hablando muchísimo de la visita del papa a mi pais, y
de la canonización a causa de milagros hechos por esas personas que ahora se
les llaman Santos. Lo que no entiendo es como es posible que puedan hacer
milagros siendo de una religión con prácticas paganas (trinidad, iesu como
hijo del señor...).
Gracias
David D.
País: España
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gracias.)
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Shalom.
Gracias por escribirme.
Apreciado mío, hace más de 3000 años el Eterno
en Su perfecta sabiduría le advirtió a sus fieles:
"Si se levanta en medio de ti un profeta o
un soñador de sueños,
y te da una señal o un prodigio,
si se cumple la señal o el prodigio que él te predijo al decirte:
'Vayamos en pos de dioses ajenos' -que tú no conociste- 'y sirvámoslos',
no escuches las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños;
porque el Eterno vuestro Elokim os estará probando,
para saber si amáis al Eterno vuestro Elokim con todo vuestro corazón y con
toda vuestra alma.
En pos del Eterno vuestro Elokim andaréis, y a Él temeréis.
Guardaréis Sus mandamientos y escucharéis Su voz.
A Él serviréis y a Él os adheriréis.
Pero tal profeta o tal soñador de sueños ha de ser muerto,
porque predicó la rebelión contra el Eterno vuestro Elokim"
(Devarim / Deuteronomio 13:2-6)
¡Nada nuevo bajo el sol!
Santitos de religiones idolátricas se levantan aún hoy en día.
Todavía hoy se manifiestan prodigios y seudo-milagros en manos de rebeldes
contra Dios.
Aún la idolatría parece manifestar un poder inmenso que le brinda una pátina
de credibilidad.
Todavía la ceguera de la fe atrapa inocentes con los fuegos fatuos de la
prestidigitación embrujadora.
Pero, los fieles al Eterno no precisan de
pases mágicos, de ensalmos maravillosos, de personas a las cuales adorar, o
santitos a los cuales poner en altares.
Los fieles a Eterno saben que a Dios sólo se Lo encuentra cumpliendo
cabalmente con Sus preceptos, andando por Sus caminos, predicando con el
ejemplo de una vida pura y apegada a la Torá.
Los fieles al Eterno conocen las triquiñuelas
de la idolatría, que está ahí tentando con sus palpitantes e incitantes
deleites mentirosos.
Y por saber que detrás de la miel de la idolatría se esconde el aguijón de
la maldición eterna, los fieles se apartan por completo de esos falsos
profetas, de esos falsos guías, de esos falsos representantes de Dios y la
Verdad.
Los fieles saben que el Eterno
(en Su sabiduría a veces ilógica para nosotros) consiente a que la
deleznable idolatría se mantenga con vida, y que incluso detente mucho poder, para
que pueda tentar efectivamente a la gente hacia lo contrario al Bien, y de ese modo obligar a la
persona a crecer por sus propios méritos, a fuerza de entrega y trabajo
esmerado.
Para que la persona tenga la oportunidad real y cierta de escoger entre
servir a la mentira o ser socio de la Verdad, de ser preso de la fe o
constructor de su destino, de servir a la vanidad o servir a Dios.
Para eso es que Dios aún no ha destruido eternamente la idolatría del mundo, y
que incluso le brinda la fuerza como para
manifestarse como que prevalece sobre los fieles a Él.
Porque Dios no quiere personas títeres, ni hombres esclavos de la
superstición, ni atrapados por las doctrinas de la fe
(incluso aunque esta sea tendiente a la Verdad).
Dios quiere personas pensantes, con voluntad de sobreponerse a sus propios
instintos, a sus propios sentimientos, a sus propias concupiscencias, a las
promesas falsas del paganismo.
Dios quiere devotos a Su servicio a través del estudio de Torá y del
cumplir los preceptos, y no marionetas que hacen lo que les dicta su
corazón, o algún prepotente falso profeta.
Así que, joven David, ya lo sabe:
cuando vea que las religiones ostentan grandes poderes,
muestran
maravillosas señales de apariencia celestial (cuando no son
obra de sugestión, como la mayoría de las
brujerías),
parecen imponerse por sobre
los débiles amantes de Dios,
mientras le señalan la ruta ajena a la
expresada en la Torá,
usted está en presencia de un falso profeta,
de una falsa verdad,
de una oscura luz,
de la muerte disfrazada de vida.
¡Qué grande es la Torá, y qué perfecta para el
que cuenta con la llave de su correcta interpretación!
Más de 3000 años y sigue iluminando con su Verdad eterna a las personas de
abierto intelecto y pura mirada.
¡Qué débil la fe, que precisa de ostentaciones
y boato para ahuyentar el espanto que anida en su pesado corazón!
Antes de despedirme, un recordatorio:
¿Ya ha colaborado con
nuestra tarea sagrada?
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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