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 Lic. Prof. Yehuda Ribco (Iyar 10, 5763 - 12/5/03)

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 Respuestas a Preguntas // Tanaj                 

          Isaías 63: amor, arrepentimiento y cumplimiento

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judíos preguntas respuestas mashiaj hamashiaj fiestas jaguim shabat shabbat rezos plegaria Dios Pregunta: Hola:

Te escribo en esta oportunidad para que me expliques la Lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7-
Te mando un saludo afectuoso y espero que el año 2003 sea para todos bueno y que tu Portal siga creciendo y tan interesante como siempre

Rodrigo D.
País: Argentina

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Shalom.
Gracias por escribirme.

Empecemos citando la fuente:

"(16) Pero Tú eres nuestro Padre;
aunque Avraham [Abraham] no nos conozca e Israel no nos reconozca,
Tú, oh Eterno, eres nuestro Padre.
Desde la eternidad tu nombre es Redentor Nuestro.
(17) ¿Por qué, oh Eterno, nos dejas extraviarnos de Tus caminos y endureces nuestro corazón para no temerte?
¡Vuélvete por amor de Tus siervos, por las tribus de Tu heredad!
(18) Por poco tiempo Tu pueblo poseyó Tu lugar santo, pero nuestros adversarios han pisoteado Tu santuario.
(19) (1) Hemos venido a ser como aquellos sobre quienes Tú jamás has señoreado y sobre los cuales nunca ha sido invocado Tu Nombre.
¡Oh, si desgarraras los cielos y descendieras!
Ante Tu Presencia temblarían los montes, como cuando el matorral es abrasado por el fuego o como cuando el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer Tu Nombre a Tus adversarios, de modo que las naciones se estremezcan ante Tu Presencia.
(2) Descendiste, haciendo cosas temibles que no esperábamos; ante Tu Presencia temblaron los montes.
(3) Desde la antigüedad no se ha escuchado, ni el oído ha percibido, ni el ojo ha visto a ningún Elokim fuera de Ti, que actúe a favor del que en él espera.
(4) Sales al encuentro del que con alegría hace justicia,
de los que Te recuerdan en sus caminos.
He aquí, Tú te airaste cuando pecamos.
En esta situación hemos permanecido desde hace mucho tiempo, ¿y seremos salvos?
(5) Todos nosotros somos como cosa impura, y todas nuestras obras justas son como trapo de inmundicia. Todos nosotros nos hemos marchitado como hojas, y nuestras iniquidades nos han llevado como el viento.
(6) No hay quien invoque Tu Nombre ni se despierte para asirse de Ti.
Ciertamente escondiste Tu rostro de nosotros y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades.
(7) Pero ahora, oh Eterno, Tú eres nuestro Padre.
Nosotros somos el barro, y Tú eres nuestro alfarero;
todos nosotros somos la obra de Tus manos.
(8) No te enojes sobremanera, oh Eterno, ni guardes para siempre memoria de la iniquidad.
Por favor, mira; todos nosotros somos Tu pueblo.
"
(Ieshaiá / Isaías 63:16 - 64:1)

Ahora, una breve interpretación acorde a la Tradición, en esta caso emergida del mismo profeta Ieshaiá/Isaías, y recogida por sus discípulos y luego trasmitida de una generación a la siguiente de Sabios.
Iremos enumerando los versículos que iluminaremos:

(16) Si bien la nación judía conoce y reconoce a sus padres biológicos, a los patriarcas de Israel, no es en ellos que deposita su confianza, ni en ellos a quienes reconoce la paternidad espiritual y la identidad peculiar de Israel; sino en Dios. Así pues, la distancia y el tiempo pueden hacer aparecer como extraños a los padres materiales de la nación, ellos pueden surgir quizás como figuras legendarias, pero nada puede obstaculizar el trato paternal de Dios con Su nación. Nada interrumpe la misericordia divina, y su amor de Padre eterno, de generación en generación.
Ni santos, ni padres de antaño, ni figuras heroicas, ni guardianes de la fe, ni maestros, nada ni nadie está en el lugar que Dios ha dispuesto para Sí en Su relación con Sus hijos amados.

(17) Habiendo reconocido la paternidad del Eterno sobre Israel, se pide de Él que les ayude a vencer sus apetencias por lo negativo, pues el ser humano sin la guía de Dios está extraviado y sin rumbo preciso, sus caminos personales les son de fatal error (Iejezkel/Ezequiel 7:3-9). La guía es Su Torá y los preceptos que Él ha ordenado que sean cumplidos (ver Tehilim / Salmos 25:10, Tehilim / Salmos 103:7).
El pedido se hace amparándose en el inmotivado amor eterno de Dios por la nación judía, y no por algún mérito que se quiera presentar orgullosamente.

(18) Ni el mérito de los héroes nacionales pasados, ni las propias sendas apartadas de la Torá, ni el férreo nacionalismo, ni la majestuosidad del ritual y del santuario pueden suplir el amor de Dios por Su nación, y la gloria que emana de Su Torá y de cumplir con Sus mandamientos estipulados en ella.
Pues, aquellos que se aferran a lo que no es Torá y preceptos, y de ese modo pretenden estar andando por la senda que es agradable al Eterno, en realidad son pasto de las fieras, víctimas del opresor extraño y feroz (que materializa lo que anida en sus mentes y espíritus).

(19) (1) A causa de abandonar la Torá y desobedecer los mandamientos, una parte de Israel se ha asimilado a las naciones del mundo; parecen paganos sin entendimiento y sin misión trascendental. Por su conducta no demuestran ser dignos de llevar sobre sí perpetuamente el santo Nombre de Dios, de ser Sus eternos representantes entre las naciones de la tierra (pensemos en los ex judíos venidos a adoradores de Jesús, como los así llamados "mesiánicos" por ejemplo, que son una infame mancha sobre la nación de los fieles a Dios).
Sin embargo, el poder de Dios no disminuye por esto, y Su majestad no recibe agravios, ya que Suyo es el poder y la gloria a perpetuidad. Y tal como libertó a sus amados de Egipto, y los condujo por el desierto, y desde los Cielos les entregó la perfecta Torá; así también puede hacer cuando Le plazca nuevamente por Su nación, por Israel. Cuando Él quiera hará nuevamente temblar a la tierra con Su Presencia, para demostrar que nada ni nadie se Le compara, y que Suya es la fidelidad a la alianza pactada con la nación judía.

(2) Él es Todopoderoso, y Sus caminos y procedimientos resultan inesperados y más allá de cualquier posibilidad de entendimiento cabal por parte del humano. Y si bien puede resultar incomprensible Su elección de Israel, Él sabe lo que hace, y conoce los tiempos en los cuales manifestar abiertamente su dominio, y en cuales ocultar Su rostro del mundo.
Es precisamente esta incomprensión por parte de la mente humana lo que hace de Israel un pueblo perseguido, ya que parece estar adherido a una idea perimida y fantasiosa; y sin embargo, Él ha revelado Su Gloria en otros tiempos, y lo reiterará para bendición de Sus amados.

(3) Dios ha dejado claro cuál es el Dios verdadero, y qué es la falsedad y la idolatría. Jamás nunca se han repetido hechos maravillosos como los narrados en Su Torá, y una manifestación de la divinidad ante todo un pueblo congregado. Nunca se ha vuelto a percibir Su Presencia, como lo fuera en el seno de la nación judía.

(4) Dios es un Juez justo, que retribuye exactamente de acuerdo a las acciones de las personas.
A aquel que actúa en justicia y bondad, siguiendo lo mandado en Su Torá, lo premia.
En tanto que a aquel que escoge sus propias ideologías y religiones, Dios le devuelve según su iniquidad.
¿Cuál es la única posibilidad para liberarse del lazo fatal del pecado?
Pues, hacer lo que Dios ha decretado que es bueno de ser hecho: ¡los mandamientos! (Tehilim / Salmos 103:18).
Esa es la única vía para salvarse de la dura y estricta vara de la divina Justicia.

(5) Aquel que transita por las vías de la religión ajena a la Torá, y que está carente de mandamientos seguramente que piensa que lo que hace está bien, y que su necedad en verdad es cosa agradable para el Eterno. Cuando realmente eso que catalogan como bueno no es más que cosa marchita y sin valor, pues "hay un camino que al hombre le parece derecho, pero que al final es camino de muerte" (Mishlei / Proverbios 16:25).
Pero el que hace de la Torá su regla de vida, y del cumplimiento de preceptos su ideal personal, está apartado del fatídico yerro: "Pues no hacen iniquidad los que andan en Sus caminos" (Tehilim / Salmos 119:3).

(6) Cuando la persona deja de estudiar Torá y de cumplir los preceptos que en ella se ordenan, y por lo tanto está en el camino de los que invocan deidades que no son el Eterno, está provocando que se aleje de él la divina Misericordia, y que los males que está cultivando lo ataquen llegado el momento de la justa retribución por parte de Dios.
Dios, en su majestuosa Sabiduría, permite que la persona libremente escoja entre andar por sus sendas personales, o por la Senda de Dios. Y Dios advierte y señala cuál es la elección que él prefiere.
Más adelante, cuando las lógicas consecuencias de los actos personales se conviertan en tormentosa realidad, la persona no podrá excusarse declarando que fue objeto de la esclavitud del pensamiento, o del desconocimiento, o de vaya uno a saber qué extraño poder. Pues Dios le ha ordenado que escoja el Bien, cuando ha de elegir entre lo bueno y lo que no lo es. Y Dios le ha dado las herramientas necesarias para poder concretar esa elección.

(7) Existe la estricta Justicia, y sin embargo, Dios prefiere que muera el pecado y no que muera el pecador.
Por lo cual Él anhela que la persona, aunque estuviera totalmente extraviada, reconozca sus errores, que se arrepienta, y que pida de la compasión divina un Juicio menos severo.
Dios es el alfarero, es decir, el Creador, el Hacedor, el Sostén de Todo.
Y la persona, un elemento informe en sus manos, una cosa sin valor, que solamente mediante el trabajo y la dedicación puede transformarse en una entidad de belleza y alto precio.
El alfarero nos ha dado los utensilios para hacer de nosotros arcilla valiosa, esos utensilios son los preceptos que han de cumplirse para servir al Eterno, y de paso, construirnos a nosotros mismos en el camino de la perfección.

(8) Dios, a pesar de las rebeliones de Sus hijos, continúa siendo infinitamente un Padre amoroso, y por tanto, nunca es tarde para arrepentirse y retornar al sendero de la Torá y los mandamientos.
Dios, como Amor perfecto que es, no guarda rencor, ni se venga, sino que anhela con ardor el retorno de los pecadores, la rectificación de sus caminos, el reforzamiento de las conductas que Él ha declarado como buenas y obligatorias.

Antes de despedirme, un recordatorio: ¿Ya ha colaborado con nuestra tarea sagrada?

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.

 Yehuda Ribco

E-mail: comentario@serjudio.com?subject=Rap2249

 


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