Shalom.
Gracias por escribirme.
Preámbulo: de confusiones espirituales
Existen confusiones en el vínculo personal con la dimensión espiritual
(lo que usted menciona como "confusión en niveles
religiosos") porque las personas prefieren hacer lo que mejor se
les antoja/creen en lugar de esmerarse por cumplir aquello que Dios ha
dispuesto como mandamientos para nosotros.
Ya lo dijo el profeta:
"Engañoso es el corazón, más que todas las
cosas, y sin remedio.
¿Quién lo conocerá?
Yo, el Eterno, escudriño el corazón y examino la conciencia, para dar a cada
hombre según su camino y según el fruto de sus obras."
(Irmiá / Jeremías 17:9-10)
Pero, cuanta más Torá correctamente se
estudia, y más preceptos se cumplen tal como fueran ordenados, menos
confusiones invaden el corazón y la mente; y aparecen mayor confianza y
seguridad a la par de la humildad de reconocer las propias limitaciones.
Pobres de aquellos que se pierden en los pasillos mortalmente sinuosos de
las religiones ajenas a Dios, lo único que hacen es atraer terror a sus
noches y oscuridad a sus días (aunque en sus manos tengan
Biblias, e invoquen a deidades que no salvan).
Por tanto, para estar más liberado de confusiones religiosas, lo
prudente si se es judío es cumplir con el mayor número de los 613
mandamientos; y si se es gentil, cumplir con los siete mandamientos para las
naciones, lejos muy lejos de las religiones del mundo.
El eslabón perdido de la neshamá
Ahora pasando al tema de la neshamá, que traducimos generalmente como
"espíritu"; reitero lo que ya hemos enseñado en otras ocasiones: es un
eslabón de la dimensión espiritual que caracteriza al ser humano, y que no
es compartido por los animales.
El pasaje por el que usted inquiere en Bereshit/Génesis 7, no afirma nada
distinto.
Veamos qué es lo que está dicho ahí:
"(21) Y murió todo
ser que se desplaza sobre la tierra,
tanto las aves como el ganado,
las fieras,
los animales que se desplazan sobre la tierra y
todos los hombres.
(22) Todo cuanto tenía (nishmat)
espiritual aliento vital en sus narices,
de todo lo que había en la tierra seca,
murió.
(23) Así fue arrasado de la faz de la tierra todo ser
viviente.
Fueron arrasados de la tierra desde el hombre hasta el ganado,
los reptiles y las aves del cielo.
Sólo quedaron Noaj [Noé] y los que estaban con él en
el arca."
(Bereshit / Génesis 7:21-23)
Hemos marcado con dos colores diferentes
partes de estos tres versículos, con la intención de mostrarle a usted el
paralelismo que hace la Torá.
Lo que marcamos en verde en el versículo 23, se corresponde con lo que
marcamos del mismo color en el versículo 21.
En tanto que el verso 22, de color morado, se corresponde con el mismo color
del verso 23.
Como quizá con los colores aún no queda claro,
le explico un poco más.
El verso 21 habla de la destrucción de la vida animal, incluido el humano.
Para que no quede lugar a dudas sobre este último aspecto, la Torá lo
resalta en el verso siguiente: todo humano sobre la faz terrestre pereció en
el Diluvio.
Con esto se confirma que el humano aunque tenía la capacidad intelectual
(neshamá) para ingeniarse un escape, o la
capacidad moral (neshamá) para arrepentirse, no
pudo zafar de la aniquilación.
El verso 23 reitera este motivo, pero al final del verso contrapone a los
únicos humanos que quedaron con vida: Noaj y los que estaban con él en el
arca (salvados por conducto de la justa conducta emanada de
la neshamá de Noaj, vea Bereshit / Génesis 7:1).
Como verá, es una cuestión de neshamá,
de condición humana (intelecto y moralidad, ciencia y
conciencia).
El Diluvio vino porque el humano desaprovechó su neshamá
equiparándose a los animales, comportándose como si no tuviera conciencia.
Pero, también gracias a la neshamá la vida continuó, pues al menos
uno (Noaj) supo vivir de acuerdo a lo que la
conciencia divina le exigía.
Es de hacer notar que el excelso comentarista
de Torá, Ibn Ezra, en su comentario al versículo 19 textualmente dice sobre
esta alusión a neshamá que: "...vuelve a hablar de la especie
humana. Pues no hallamos referencias a neshamá excepto en el
humano...".
Síntesis
Para cerrar mi intervención, y abrir un mayor campo le propongo un
acertijo.
Así como usted se tomó la molestia de hallar posibles coincidencias entre
palabras en dos versículos alejados de la Torá; le pido que intente
encontrar en qué se vincula íntimamente el preámbulo que le escribí acerca
de las "confusiones religiosas" con lo acontecido en la época de Noaj
que recién describimos.
Si descubre la respuesta al acertijo que le planteo, le aseguró que
acertará con algo más vital para estudiar/hacer que el tema de "¿tienen
neshamá los animales?"
Le deseo lo mejor, y le
recuerdo que nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los
generosos visitantes.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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