Shalom.
Gracias por escribirme.
Felicitaciones por haber dado un enorme paso en su camino de encuentro con
el Padre de todo ser.
Si alguna persona se siente dolida por lo que
está explicado en este sitio, debe saber que lo que está escrito no tiene la
intención de molestar a ninguna buena persona.
Ya que el objetivo de quien escribe SerJudio.com, no es la de insultar,
ofender o despreciar a personas o ideologías de buena fe.
Sino la de enseñar lo poco que el autor sabe de judaísmo, especialmente a
partir de las preguntas de los lectores que se nos hacen llegar.
A veces, es un trabajo como el de llevar una potente luz para aquellos que
están enceguecidos por haber permanecido en las tinieblas.
La Luz de la Torá, de Dios,
para aquellos que están apartados de Él,
y que a veces están apegados a doctrinas oscuras y nocivas para el espíritu.
Ahora bien, entre los más luminosos
fundamentos del judaísmo se encuentran dos principios inamovibles:
Entonces,
siendo como fue Jesús el príncipe del engaño y de la perversión de la ley de
Dios,
además de erigirse en el epítome de la idolatría,
¿cómo no habría de oponerse (tenaz y legalmente) un
fiel a Dios a todo aquello que ensalza, glorifica y adora al nazareno?
Suele ocurrir que al confrontarse con la
Verdad,
con el mensaje puro de Dios,
los que viven enceguecidos por la oscuridad de la fe en deidades
inexistentes,
y que de algún modo sienten que esa fe no les alimenta realmente el
espíritu,
sentirán trastabillar en su tóxica adhesión a la idolatría.
Es ese malestar el primer síntoma positivo de que la persona atrapada por la
idolatría,
muy en el fondo quiere escapar de ella,
y que está buscando los medios para liberarse.
Si en lugar de enojarse con el que les trae
luz,
si en lugar de sentirse ofendidos y despotricar,
si en lugar de querer tapar la luz,
si en lugar de escudarse por miedo a reconocer la falsedad de lo que son sus
vidas,
si alumbrados por la Luz de la Torá
se sentaran honestamente a reflexionar acerca de sus emociones y
pensamientos inconfesados hasta entonces,
no tardarían en encontrar que el que les ha hecho sentir momentáneamente mal
con la claridad que desnuda la podredumbre de la idolatría
no es el que les ha lastimado,
sino que es el que les trae la esperanza, la salvación, el remedio a sus
males espirituales.
Es el que les ha mostrado la nada sobre la que
están apoyados,
la mentira que adoran como dios,
la siniestra muerte que les aguarda al final de su camino.
Y es el que les ha mostrado otra perspectiva,
la de ser fieles al Eterno,
la de ser libres,
la de ser independientes,
la de trabajar firmemente para construir una saludable convicción en Dios,
a partir del sincero esfuerzo por cumplir cabalmente con los mandamientos
que Él decreta.
Así pues, señor Reynaldo,
lo felicito por ser un valiente,
que no abandonó su esfuerzo por abrir los ojos a la Verdad,
aunque Ésta le hiciera doler,
aunque Ésta le mostraba que andaba usted extraviado y alejándose de Dios.
Lo felicito por estar en el camino de los
fieles a Dios,
y ruego al Eterno para que muchos más se sumen a usted en su crecimiento.
Para concluir, como resumen le recuerdo lo que
Dios le ha dicho a Su siervo sufriente, a Israel:
"Yo, el Eterno, te he llamado en justicia,
y te asiré de la mano.
Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las
naciones,
a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los
presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas.
Yo soy el Eterno; éste es Mi nombre.
No daré mi gloria a otros, ni mi alabanza a los ídolos."
(Ieshaiá / Isaías 42:6-8)
Le deseo lo mejor, y le
recuerdo que nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los
generosos visitantes.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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