Shalom.
Gracias por participar.
Dios ha establecido que no haya intermediarios
en la relación entre Él y la persona (cada persona, cualquier
persona).
Aquel que quiera encontrarse con el Padre de todo ser, lo único que debe
hacer es
buscarLo tal como Él quiere que Lo busquen,
llamarLo del modo que
Él quiere que Lo llamen,
servirLo como Él ha dispuesto que Lo sirvan.
Realmente, la idolatría nació el día que los
hijos de Adam pretendieron servir a Dios a través de intermediarios
celestiales (olvidando más tarde al Todopoderoso que en un
principio querían servir). Y hasta el día de hoy, muchos de los idólatras siguen queriendo
re-conectarse, re-ligarse con Dios, lástima que por el camino erróneo,
adorando falsas deidades, sirviendo a hombres, siendo devotos de re-ligiones,
sometiéndose a sus pasiones en lugar de acatar los mandamientos de Dios.
Poniendo su mirada en los intermediarios, en lugar de su vocación al
servicio del Eterno.
Por su parte, el judaísmo, fiel como siempre a
Dios y Su Torá, no impone mediadores a la relación pura y sagrada entre Dios
y la persona.
Ya el mismo texto de la Torá lo señala:
"Ciertamente este mandamiento que te mando
hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.
No está en el cielo, para que digas: '¿Quién subirá por nosotros al cielo
y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?'
Tampoco está al otro lado del mar, para que digas: '¿Quién cruzará el mar
por nosotros y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo
cumplamos?'
Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,
para que la cumplas."
(Devarim / Deuteronomio 30:11-14)
Por lo tanto, los judíos fieles a Dios y Sus
mandamientos, rechazamos toda prepotencia idolátrica que nos quiera someter
a la esclavitud de la falsedad. Desconocemos cualquier autoridad
(espiritual) de Papados, Jesús, Apóstoles, Concilios,
Santos, Vírgenes, Deidades ajenas, Ángeles, Libros venerados por las
religiones, etc.
Está Dios y está la persona... en medio: nada, ni nadie, solamente aquello
que Él ha decretado a perpetuidad como camino de integridad
(la Torá y los mandamientos).
Pero, como no todos son expertos, ni siquiera
letrados en aquello que Dios dictó como bueno y necesario de hacer, es
preciso que haya maestros y guías, especialistas en orientar a sus hermanos
en lo que es bueno.
Estos especialistas, maestros del Buen Camino, recibieron varios nombres en
diversas épocas (cohanim, levitas, profetas, jueces,
escribas, etc.), en la actualidad (y desde hace algunos
siglos) se los denomina como "rabinos".
No son mejores, superiores, perfectos, sobrehumanos, infalibles, mediadores,
ni cualquier otro adjetivo que por naturaleza los ponga en un escalón
espiritual por encima de sus hermanos; son solamente maestros y expertos en
Torá y mandamientos, que se esfuerzan para enseñar mediante palabras y
especialmente a través de su conducta ejemplar, pues, son sus actos constantes de
fidelidad y adhesión a lo que Dios ha ordenado la mejor de las instrucciones.
Es por el empeño que ponen
en realizar buenas obras a la Luz de la Torá que suben de nivel espiritual,
y no por alguna extraña bendición de lo Alto, o alguna peculiaridad
genética.
Son a estos maestros a los que hay que recurrir cuando no se conoce con
precisión qué es lo que hay que hacer para mantenerse en la senda correcta,
o para adquirir verdadera sabiduría, tal como Dios nos prescribe para que
hagamos:
"Harás según la Torá [la instrucción] con
que ellos te instruyan y según el juicio que pronuncien. No te apartarás de
la sentencia que te indiquen, ni a la derecha ni a la izquierda."
(Devarim / Deuteronomio 17:11)
Como en cualquier otra profesión o actividad,
hay personas más capacitadas, tanto por características personales como por
esmero en sus estudios y aplicación a la tarea. Así, se pueden encontrar
rabinos más o menos eruditos, o más o menos especializados en determinada
área del conocimiento judaico. (Rabino es una profesión
académica, por lo tanto, deben pasar exámenes de aptitud frente a las
instituciones reglamentadas para eso, hasta que finalmente reciben su
semijá, su ordenación, que los acredita como rabinos. Luego del título
básico, por llamarlo de alguna manera, existen distintas especialidades a
las cuales se pueden dedicar los rabinos).
Aquellos rabinos descollantes en cada generación, pronto son reconocidos por
los otros rabinos, así como por las masas cultas del pueblo.
Son estos rabinos descollantes los que son atendidos con mayor atención, y
sus enseñanzas y prescripciones las más atendidas. Sin embargo, sus
exposiciones no se constituyen en La Palabra de Dios, ni en La Verdad
Revelada, ni en la Única Escuela de la Fe, SINO en dictamen erudito cuidado
y respetuoso, que es aceptado generalmente por los otros rabinos, de similar
o menor porte.
En la Historia hemos tenido varios de estos grandes rabinos
(grandes por sus conocimientos y hombría de bien, además por el aprecio de
sus colegas y del pueblo), como por ejemplo Maimónides, Najmánides,
Caro, Feinstein, Kook, Schneerson, entre otras decenas de eminencias. Sus
enseñanzas son avaladas por el aprecio y amor con que son estudiadas y
trasmitidas por buena parte de los conocedores, y sin embargo, no faltan
aquellos eminentes y autorizados que en alguna oportunidad han contradicho
alguna de sus enseñanzas, o no comparten su perspectiva en tal o cual
reglamentación. No por eso dejan los rabinos de ser grandes, o sus
enseñanzas de apuntar hacia la Verdad de la Torá.
Por el contrario, esta libertad para expresar sus perspectivas y
confrontarlas con las de otras eminencias, es lo que le da al judaísmo tanto
su vitalidad y dinamismo, como su apego a la Verdad y a la Torá. Ya que, no
es un hombre o una camarilla confabulada los poseedores de la supuesta
verdad, sino que la Verdad fue revelada a TODO Israel en Sinaí, y es
menester que en la argumentación de los Sabios se descorran los velos que la
recubren parcialmente.
Así pues, hay grandes rabinos, pero no porque alguien los haya puesto en ese
sitial, o porque sirvan a alguna función represora o dominadora de la
sociedad, sino porque son los emergentes del mejor encuentro entre Dios y la
persona.
Por otra parte, en algunos países la autoridad
civil (generalmente no judía) desea tener un
interlocutor que haga las veces de representante religioso de los
judíos, es entonces que se crea el ficticio rol de Gran Rabino de tal
o cual ciudad, comunidad o país.
Es un rol ficticio, pues no está avalado en la Tradición judía, ni sirve a
fines indispensables para la continuación de la vida judía y del apego de
los judíos hacia Dios.
Pero, ha demostrado tener su provecho y utilidad a la hora de concertar
diálogos entre la comunidad judía de alguna localidad y sus líderes civiles.
(En el Estado de Israel, y como resabio de la época del
mandato británico, siguen existiendo los Grandes Rabinos con rol político,
que a veces coinciden con aquel que también es uno grande en su generación
por sus capacidades y conductas).
En cuanto a temas novedosos, como
fertilización in vitro, clonación, píldoras anticonceptivas, uso de vehículo
motorizado en Shabbat, micrófonos en Shabbat, etc.; en el judaísmo
tradicional las decisiones las toman los rabinos (en
particular) luego de concienzudo estudio de los precedentes legales,
de lo acorde a las normativas de la Torá, de los informes de los expertos en
otras áreas del conocimiento (científicos, médicos,
ingenieros, etc.). Cuánto más apreciado sea el rabino, cuánto más sea
reconocido como un gadol hador (eminencia de la época),
entonces más peso tiene su determinación legal (pesak
halajá).
Pero, reitero lo ya dicho, aunque uno de los más afamados eruditos declare
que algo es pertinente o no, eso no invalida que otro erudito pueda proponer
otra visión de la cosa, y queda luego en el plano de la elección personal la
postura a seguir.
(Recuerde que nunca una interpretación o veredicto puede
contradecir la base, que es la Torá Escrita u Oral. Por ejemplo, si uno de
los considerados rabinos eminentes decide que desde ahora en Shabbat siempre
se puede recolectar trigo del campo, su decisión no es más que un error o
una rebeldía contra Dios, que no debe ser aceptada por nadie que quiera ser
fiel al Eterno).
Si le quedan dudas, quedo a sus órdenes.
Shaná Tová, y le deseo lo mejor, y le
recuerdo que nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los
generosos visitantes.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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