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 Pregunta: Hola muy buenas...
1-Creo que la muerte da sentido a la vida, el hombre se enfrenta a ella y
por ella se marca el objetivo de subsistir; después de la muerte,
2- ¿qué cometido se nos dará para que tenga
sentido la vida eterna?
3-¿La existencia después de la muerte se
produce al instante de morir o en un tiempo diferente?
4-¿renacemos en la tierra o en un reino
distinto a la tierra?
5- ¿y en el caso de que fuera distinto
despertaríamos todos al mismo tiempo?
6- ¿y en el caso de ser así morir sería
despertar con los tuyos al mismo tiempo en un sitio distinto?
7-¿Existe la destrucción del alma?
8-¿si fuese así entonces podría ser que se
destruyera la vida eterna por un cataclismo o por algo ajeno al universo una
vez que hubieramos pasado el humbral de la muerte?
Necesito ayuda espiritual...
Un saludo y un abrazo desde Sevilla cordialmente, espero recibir alguna
respuesta por favor, sabiendo que son muchas las dudas que me quedan aun en
el tintero.
Chema P.
24 años
País: Sevilla, España
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gracias.)
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Shalom,
gracias por escribirme.
Le agradeceré que en próximas comunicaciones tenga a bien hacer caso de las
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para las misivas que tenemos en nuestro sitio.
Respuestas en su orden:
1- En el judaísmo el sentido de la vida
se halla en...
la misma vida.
Hacer todo lo que está en las posibilidades personales para vivir del modo
más leal al Eterno,
es el sentido esencial de la vida humana.
Es un error de percepción el vivir para justificar la propia muerte.
Realmente, el saber que a la vuelta de la
esquina nos aguarda la muerte,
lo que hace es ponernos un límite visible,
que nos obligaría a no dejarnos descansar indefinidamente,
ya que la vida es breve,
el trabajo por cumplir es mucho,
y la paga no siempre se percibe a tiempo.
2- Está escrito que los justos estudian Torá
profunda e indefinidamente en el Mundo Venidero... si ESE no es EL sentido
más glorioso de cualquier existencia, ¿cuál podría serlo?
Los que al momento de morir no han alcanzado el grado de justos,
se refinan en un corto lapso,
se descargan de sus errores, omisiones y pecados,
y quedan en condiciones de dedicarse de lleno a estudiar Torá, por el solo
placer de su estudio.
Hemos ahondado en textos que ya hemos publicado y que usted encontrará en la
sección que denominamos "Vida
y muerte", y damos un poco más de información en la respuesta "6".
3- Al morir la persona,
se cancela la energía anímica que lo sostiene en vida y por tanto
se interrumpe la existencia de su cuerpo físico y sus relaciones materiales.
Pero, para el espíritu no hay un final al momento de la muerte física,
sino un continuar,
en otro plano de existencia.
Puede usar la imagen del bebe en el seno materno,
que no renace al salir de él,
sino que ha pasado a un plano diferente de su existencia.
4- No renacemos,
continuamos existiendo
en un plano espiritual que no es el de la tierra.
Sin embargo, el corte con los lazos terrenales no se produce
definitivamente de forma inmediata,
sino que el espíritu de a poco se va dando cuenta de su nuevo estado de
existencia,
hasta que finalmente (en general alrededor de una semana
terrestre tras el deceso) termina por elevarse hacia el plano
espiritual.
Aunque, lo que determina la tardanza en esta elevación, es el apego que la
persona haya tenido a lo largo de su vida por las cosas materiales. Cuanto
más materialista haya sido, cuanto mayor adhesión tuviera por las cosas
físicas, más le costará dar el paso al Más Allá.
Eventualmente, todos los occisos lo dan...
Aparte de esto,
para le época mesiánica se ha profetizado que los difuntos revivirán,
un revivir en Este Mundo,
con el mismo espíritu en un cuerpo similar (pero mejorado)
al que tuvo antes de morir.
5- Está contestada en la respuesta anterior.
6- Son un misterio los detalles precisos de lo
que acontece realmente al morir la persona y elevarse su espíritu al Mundo
Venidero.
Lo que importa entender es que Dios es un misericordioso Juez de estricta
justicia,
por lo cual aquello que la persona siembra en Este Mundo
es lo que cosecha irremediablemente en el Mundo Venidero.
La persona que ha servido al Eterno con fidelidad, cumpliendo con dedicación
Sus preceptos, ha entrenado su espíritu para gozar abiertamente del placer
infinito del Más Allá.
Aquel que ha cumplido con menos amor su tarea de servicio a Dios, ha
entrenado su espíritu más lánguidamente, estando en condiciones espirituales
de sentir menor goce.
Y aquella persona que ha abjurado de los mandamientos, y se ha metido en las
perversiones, pecados y otros extravíos, ha lacerado su espíritu de
tal modo, que al placer del Más Allá lo siente como un dolor inenarrable.
Así podemos comprender con más precisión lo que respondimos en "2".
Los justos indefinidamente están gozando del perfecto estudio de Torá, y ESO
es el Paraíso perfecto.
Los menos justos, el mismo goce lo sienten como un dolor, que será tanto más
intenso cuanto menos adhesión hayan tenido al Eterno y Sus mandamientos en
vida.
Existe una clase particular de perversos,
de gente totalmente maléfica (Faraón, Amán, Hitler, Goebbels,
Arafat, Mahoma, Jesús, Pablo de Tarso, y otros pecadores por el estilo, que
con su maldad inconmensurable han perjudicado a muchísimos inocentes a lo
largo de generaciones), que con sus acciones lastimaron a tal punto
sus espíritus, que éstos no toleran un instante el placer que irradia la
existencia del Mundo Venidero,
por lo cual,
al momento en que fallecen físicamente,
sus espíritus se licuan y desaparecen totalmente en un inmenso dolor
que no tiene descripción posible.
Es un instante de dolor, y luego la nada más absoluta,
pero que duele por toda la eternidad.
¿No entiende esta imagen?
No importa realmente... solo ha de sentirla...
7- Alma y espíritu son cosas diferentes.
Del destino del espíritu le acabo de responder.
Ahora, por alma, ha de entenderse la energía anímica que da vida al cuerpo.
Y esa energía, ya no vivifica más al cuerpo que acompañó y delineó desde la
gestación.
¿Qué destino le da el Eterno a esa energía vivificante? No tengo idea,
supongo que es canalizada como parte de la energía que da vida a otra
persona, totalmente diferente y ajena (que NO es una
reencarnación de la anterior).
8- No.
Lo espiritual no depende de más circunstancias que la Voluntad de Dios.
Como resumen general,
lo que debería quedar claro es
que no hay que poner la mirada y el corazón en el momento a partir del
fallecer,
sino totalmente en todos los instantes que nos separan de ahí,
para de ese modo aprovechar cada segundo de vida,
para vivirla realmente.
¿Y cómo se vive?
Pues, actuando conforme a lo que nos exige nuestra esencia:
cumpliendo con amor y fidelidad los mandamientos que Dios nos ha ordenado
que hagamos.
Quedo a sus órdenes.
Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le
son fieles servidores,
y que
sepamos construir Shalom, Iebarejejá H'.
Yehuda Ribco
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