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judío, judaísmo |
Pregunta:
Maestro, quiero felicitarlo por su bello y sabio sitio.
Y quiero preguntarle, ¿cómo hago para
"pelearme" con mi señora y que no salgamos perdiendo los dos?
Le cuento que cada tanto tenemos "agarradas",
y siento que sea como sea, siempre perdemos los dos, aunque parezca que uno
es el que gano.
Si puede darme respuestas, le aseguro que
seran bien recibidas.
Shalom y gracias mil
Simón S.
Montevideo, Uruguay
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gracias.)
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Shalom,
gracias por escribir.
Sin dudas que el shalom bait, la paz
del hogar, es uno de los focos que irradian bendición para los que lo
integran, y para quienes son allegados.
Así pues, déjeme desde ya felicitarlo y bendecirlo por su noble deseo de que
en su hogar impere la paz y la armonía.
Segundo, también quiero destacar su fin
percepción: cuando se pelea dentro de la familia, aunque uno se crea
victorioso, finalmente todos han perdido.
Así pues, aprender mecanismos para evitar la contiendas, es una oportuna
medida.
Y de no poder evitarse, entonces es bueno que al menos conozcan y empleen
herramientas para convertir en un debate constructivo lo que pudiera ser una
contienda de infeliz resultado.
Recuerde: ¡pelee!, si es que desea perder y que todos pierdan.
Tercero, la receta que le brindo ahora
es muy general, que sirve solamente como fundamento para la instrucción
pormenorizada que debe ser
recibida personalmente.
No es fácil vivir,
mucho más difícil es con-vivir.
Por lo cual,
una persona sensata ha de recabar cuantas más herramientas pueda para
perfeccionar su vida.
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Proporción
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No inicie, ni continúe la discusión
cuando están nerviosos, excitados, enojados, o atareados con otras cosas.
Elegir el momento propicio es uno de los pasos básicos para hacer
de la discusión una charla de oposiciones y acuerdos.
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Que su estado de ánimo sea favorable para
el entendimiento. Si está belicoso, iracundo, rencoroso, amargado, etc.;
excúsese y proponga con honestidad otra ocasión para el encuentro. Confiese
su indisposición anímica sin vergüenza ni temor, e invite a buscar un mejor
momento y oportunidad para ambos.
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Si siente que el otro está en estado negativo,
cerrado y beligerante, proponga con firmeza pero amabilidad un impasse,
sin ofender ni agredir.
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No es bueno poner todas las viejas cuentas
pendientes en la misma bolsa.
Traten un tema problemático por vez. Y si quedan asuntos dolorosos,
que ofuscan, del pasado, trabájenlos en otra ocasión. Céntrense en un
obstáculo por vez.
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Los problemas de la pareja, son de incumbencia
exclusiva de la pareja.
No hay necesidad de divulgarlos, comentarlos o someterlos a juicio ajeno.
La discreción es una piedra angular de la paz.
Como mucho, pidan asesoramiento espiritual al rabino, y/o profesional al
psicólogo o del experto en consejería familiar/conyugal.
Cuando vayan a debatir, háganlo en un lugar privado, con las ventanas
cerradas, y que esté adecuadamente ventilado, iluminado e insonorizado.
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Respeto
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Recuerde que usted no desea triunfar en una
rencilla, para luego encontrar que todos han perdido. Recuerde que su
intención es confrontar ideas, posiciones, para hallar lo mejor para todos.
Recuerde que objetivo es comprender y ser comprendido, para de ese
modo favorecer el ambiente pacífico en el hogar.
Dialogue: escuche, comprenda, sienta y hable con moderación.
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Como su deseo no es destruir, ni ser
destruido, al momento de escoger las palabras, los tonos, los gestos,
habrá de preferir por la mesura, por el respeto y decoro.
Que su insulto más grave sea: "Querida/o, tu manera de hablar no
está acorde a tu nivel espiritual/intelectual. Mejor esperemos a que ambos
nos calmemos y reflexionemos, para que así tú y yo actuemos de acuerdo a
nuestro nivel."
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Gritar tiene como respuesta que el otro
aumente su tono de voz, o por el contrario, que se cierre y no haya más
diálogo.
Modere su tono, hable pausado y con calma.
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Sea firme en sus convicciones, pero
recuerde que la flexibilidad es el camino para encontrar soluciones
aceptables para los involucrados.
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No presuponga por el otro, escúchelo y
compréndalo. Deje que el otro hable y proponga, y no ponga usted palabras,
pensamientos o sentimientos en boca del otro.
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Sinceridad
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Sea sincero y ábrase con mesura ante
el otro. Y escuche con atención y ánimo de comprender cuando el otro
habla o se expresa.
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Usted tiene derecho a sentirse como se
siente. Quizás sea un sentimiento que se basa en falsas percepciones o
en prejuicios, pero mientras no los coteja con la realidad, así es como
usted se siente. Para sanear sus sentimientos, expréselos con moderación y
respeto, y entonces podrá revisar los motivos y circunstancias con el otro.
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Si usted sabe, o siente, que se ha equivocado,
asuma su responsabilidad y olvide dar excusas, racionalizaciones, o
argumentos que solo sirven para empeorar las cosas.
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Sepa pedir perdón. Cuando reconoce su
error, el próximo paso es tratar de componer lo que su conducta errónea ha
perjudicado. Por lo tanto, el pedir perdón (cuando es
meritorio hacerlo, y no cuando se usa el pedir perdón como excusa para o
huída) no es una muestra de debilidad, sino de fortaleza y salud.
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No dañe
-
Si el otro confiesa su error, no haga de esa
confesión un trofeo de batalla, ni lo use como arma para volver a atacarlo.
Tome la confesión como un paso hacia la correcta resolución del obstáculo.
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Disculpe.
Así como pedir perdón con sinceridad es un acto de salud y valentía,
perdonar también lo es. Cuando el otro esté arrepentido sinceramente y pida
su perdón, ¡disculpe con amor y aprecio!
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No revuelva en el basurero. Si quiere
acabar con el conflicto, es tonto y perjudicial revolver la basura. La
basura sáquela para fuera de su vida, procésela como corresponde, y
olvídela.
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Si le quedan dudas, hágalas saber.
Shalom.
Yehuda Ribco
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