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Shalom,
bienvenido y
gracias por escribir.
Me supongo que usted está haciendo referencia
al pacto de no agresión que Ieoshúa / Josué selló con los habitantes de
Gabaón, a pesar de que el Eterno había ordenado a los israelitas que los
destruyeran.
Como bien aclara el capítulo noveno del Ieoshúa, éste fue engañado por la
astucia de los gabaonitas, quienes se hicieron pasar por miembros de otra
nación, la cual no estaba enemistada a muerte con los israelitas.
Basado en este engaño, Ieoshúa declaró la paz para los gabaonitas, y mantuvo
su palabra a pesar de contrariar con ésta las órdenes del Eterno.
Varias son las enseñanzas que podemos adquirir
a partir de este capítulo, presentemos algunas.
Está escrito que:
"Los hombres de
Israel tomaron de sus provisiones, pero no consultaron al Eterno."
(Ieoshúa / Josué 9:14)
Primera enseñanza: que la persona no se crea
más lista de lo que realmente es.
La mente humana penetra hasta cierto límite en la realidad, y luego el resto
es conocimiento exclusivo del Todopoderoso.
Por lo cual, cuando estamos por escoger una acción, es imprescindible saber
lo que el Eterno nos comunica en Su perfecta Torá, tanto en su faz escrita
como en su faz oral.
Y debe estar claro que esto no es solamente en decisiones trascendentales,
las grandes resoluciones de la vida, sino también en las cosas cotidianas.
Por ejemplo: este emparedado que voy a comer, ¿cumple con las normas que el
Eterno, mi Dios, me ha encomendado?
¿Esta doctrina es acorde con la Torá?
Para apartarse del error, la persona debe estudiar Torá (escrita pero
especialmente oral), y debe tener a su alcance a su rabino, para poder
resolver en aquellas cuestiones que su entendimiento o conocimiento queda
corto.
Cuando la persona consulta con el rabino, está indirectamente consultando
con el Todopoderoso, pues el rabino estudia y profundiza para conocer lo que
es correcto, y lo que no lo es, de acuerdo a la divina perspectiva.
Atendiendo al nombre que usted empleo para
suscribir su misiva, podemos dar el siguiente ejemplo: Dios en Su Torá con
firme claridad enunció que NO es humano, y que NO es divisible. Y sin dudas
ha declarado que aborrece toda idolatría y sumisión espiritual a seres que
no son Él.
Sin embargo, los adoradores de Jesús niegan a Dios y a Su Palabra, pues
pretenden endiosar a un ser humano, tan pecador como cualquier otro mortal,
tan corriente como cualquier hijo de mujer.
¿Por qué no aceptan la Palabra de Dios y repudian aquello que Él repudia?
¿Por qué no Lo consultan?
Pues... porque se dejan engañar por los enemigos que se hacen pasar por
amigos venidos de tierras lejanas...
Está escrito que:
"Y todos los
jefes respondieron a toda la congregación: -Nosotros les hemos jurado
por el Eterno Elokim de Israel. Por eso ahora no les podemos tocar."
(Ieoshúa / Josué 9:19)
Segunda enseñanza: no usar el nombre de Dios
en vano.
Es bueno jurar por el Eterno, pero solamente en aquellas cosas en las cuales
uno está seguro de poder cumplirlas.
Pero, jurar para transgredir un mandamiento, es algo, lisa y llanamente
inaceptable.
Por lo cual, antes de empeñar la palabra, mejor es estar al tanto de todos
los detalles, y saber que se está en la senda de la corrección.
Está escrito que:
"Pero los Hijos
de Israel no los mataron, porque los jefes de la congregación les habían
jurado por el Eterno Elokim de Israel. Por eso toda la congregación
murmuraba contra los jefes."
(Ieoshúa / Josué 9:18)
Tercera enseñanza: dentro de la norma.
Cuando uno actúa pisando fuera de la halajá -normativa judía-, tarde
o temprano le sobrevendrán desgracias.
La solución está en conocer la halajá antes de actuar.
Y recuerde: un pecado siempre trae aparejado otro pecado, y así
sucesivamente en un círculo vicioso.
Pero el cumplimiento de un mandamiento, trae como consecuencia el
cumplimiento de otro mandamiento, y esto se sucede en un círculo virtuoso.
Esta escrito:
"Ahora pues,
vosotros sois malditos, (no moriréis pero) no faltarán de entre vosotros
siervos, ni cortadores de leña, ni portadores de agua para la casa de mi
Elokim."
(Ieoshúa / Josué 9:23)
Cuarta enseñanza: responsabilidad.
Uno es humano, y quiera o no, comete errores.
Lo importante es tener la grandeza como para reconocerlos, y comenzar
entonces el proceso de teshuvá -verdadero arrepentimiento.
Una de las partes básicas de la teshuvá es la intención de no volver
a cometer el mismo error o pecado. Y otras de las partes, es el hacerse
responsable de subsanar aquello que el pecado o error ha perjudicado.
Los gabaonitas no iban a ser condenados a muerte, pero serían siervos de los
israelitas, para que de ese modo se pudiera corregir en parte el daño
causado por desconocer la halajá.
No se cumplió exactamente con la orden del Eterno, pero en el proceso de
rectificación, se consiguió alcanzar igualmente una meta loable.
Volviendo al ejemplo de ustedes con su deidad.
Tienen tiempo para reconocer que están siendo adversarios de Dios, por
adorar una deidad falsa y antagónica a Dios.
Y al reconocer este craso pecado, pueden hacer todo lo que está a su alcance
para que todos aquellos que han aprendido de sus falsas doctrinas, las
abandonen y se sumen al pueblo de Dios, de aquellos que Le son fieles.
De esta manera podrán arreglar algo de lo que han perjudicado en sus vidas,
y en las de aquellos que han seguido sus enseñanzas.
Están a tiempo, el Eterno los espera, Él desea que vayan a Su seno y se
aparten de lo erróneo.
Tales son algunas de las enseñanzas
teológicas de este pacto, espero que pueda usarlas para crecer,
apartándose del mal para hacer el bien.
Si le quedan dudas, hágalas saber.
"¡Bendito el que viene en el nombre del
Eterno!" (Tehilim / Salmos 118:26)
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom
Notas:
 Yehuda Ribco
E-mail:
comentario@serjudio.com
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