Shalom,
"¡Bendito el que viene en el nombre del
Eterno!" (Tehilim / Salmos 118:26).
Bienvenida y gracias por enviarnos su interesante misiva.
Respuestas en su orden:
1- ¿Somos el Juez de jueces para estar
decidiendo los méritos de una pobre persona para gozar del Mundo Venidero?
Yo no me atrevo a juzgar a mis semejantes, mucho menos a un sobreviviente
del horror intenso. Omitir el inmenso dolor del alma de Noé y pretender
juzgar su comportamiento, es tan imposible para nosotros como lo es el
juzgar de cobardes o tontos a los judíos que no se sublevaron en épocas del
Holocausto para luchar por sus vidas.
¿Quiénes somos para hacer eso?
Por otra parte, ¿acaso está especificado en
algún texto consagrado o de halajá que un borracho "no entra al reino
de los cielos"?
Que yo sepa no lo está.
Un alcohólico, en general, es una persona sumamente enferma.
La enfermedad no es excusa para el dolor que se causa y causa a los otros,
sin embargo, el Juez de jueces en Su Misericordia toma en cuenta los motivos
y no solamente las acciones que juzga.
No es lo mismo a ojos del Eterno el malvado que a sangre fría maltrata y
explota a su prójimo, que el enfermo que comete similares barbaridades. En
Sus "manos" reposa nuestro destina, en Su Justicia y Su Misericordia, y
realmente no creo que Él sea despiadado con un borracho. Mucho menos cruel
se puede ser con un hombre como Noé, que seguramente se sentía profundamente
culpable de la inigualable destrucción acontecida.
En fin, le recomiendo que modere sus juicios, pues tal como usted juzga de
Arriba la juzgan a usted...
Además le sugiero que si conoce personas
alcohólicas, o padece por ellos, o ha padecido, haga lo posible para que
reciban atención técnica especializada (médicos, siquiatras, sicólogos,
etc.), o que concurran a "Alcohólicos Anónimos", puesto que está enfermedad
no es curable, pero se puede controlar y reducir sus estragos.
De de paso, le comento que no "se entra al
reino de los cielos", sino que "se goza de la parte que corresponde del
Mundo Venidero".
Son conceptos muy diferentes.
Uno hace que tras la vida hay algo así como un club exclusivo para una elite
de privilegiados, el resto va a parar a la villa miseria, al infierno. Este
concepto es indudablemente del (así llamado) Nuevo Testamento, ajeno por
completo al judaísmo y a las revelaciones del Eterno.
Por el contrario, la verdad expresada en la Tradición judía nos hace ver que
la vida es un continuo, nacemos a Este Mundo y al fallecer la vidas se
continúa en otro plano, en el Mundo Venidero. Todos accedemos a ese plano,
la diferencia sustancial radica en la calidad e intensidad del gozo que se
"percibirá" espiritualmente. La persona que ha vivido una vida de fidelidad
al Eterno, por medio del cumplimiento de Sus mandamientos, y que ha actuado
con bondad y justicia, se ha entrenado para gozar a pleno del mejor placer
inimaginable. Cuanto más entrenamiento, más verdadero placer. El que ha
sumido su vida en pecado, se aleja del gozo, haciéndose reactivo a él; hasta
que la divina Misericordia le rectifica sus sentidos espirituales que ha
mancillado en vida.
Y hay algunos pocos desgraciados, cuya vida terrena ha sido marcada por la
maldad más lacerante (Hitler, Pablo el de Tarso, Arafat, Faraón, entre
otros) que no encuentran jamás integridad en el Mundo Venidero y su
existencia espiritual es una nada de inacabable tormento.
2- La Torá no es un cuentito mitológico,
estilo los "Evangelios" en el (así llamado) Nuevo Testamento (más
cuentito en el así llamado "Nuevo Código Real").
No presenta héroes inhumanos, ni figuras surgidas de algún delirio
supersticioso.
Nos retrata con sencillez y crudeza los hechos, nos gusten o no.
Si Noaj/Noé, el "salvador" de la humanidad era un ebrio, ¿acaso no lo dirá?
La Torá no esconde las verdades, ¿por qué habría de silenciar ese dato no
menor en la vida del patriarca de la humanidad toda?
Ahora bien, es cierto que las leyes
fundamentales para los gentiles parecen llevar el nombre de este buen señor1,
pero eso no significa que él sea el modelo a imitar, ni que todas sus
acciones sean dignas de ser copiadas por los noájidas.
Cuando la Torá nos relata aspectos negativos
de una personalidad, o situaciones en las que ha actuado de manera poco
correcta, lo hace porque es verdad, y la Torá no omitirá ese dato (si es
relevante a "ojos" del Autor). Pero además presenta lo negativa para que lo
tengamos en cuenta, no para copiarlo en nuestras vidas, sino precisamente
para no actuar de esa manera.
Cuando la Torá retrata a un desgraciado y apesadumbrado Noaj, que corre a
apaciguar sus demonios internos en el abrazo del alcohol, no nos está
induciendo a tomar como cubas, sino a que moderemos nuestras pasiones, a que
asumamos nuestros sentimientos para que de esa manera podamos tener el
control sobre nuestros actos.
En vez de buscar anestesia y falso olvido en los vapores del vinito, la Torá
nos insta a que seamos responsables por nuestros actos, y que hagamos el
esfuerzo apropiado para liberarnos de pesadas ataduras para conseguir la
verdadera libertad.
Por supuesto que la libertad no se encuentra en la evasión, ni en las
adicciones de ningún tipo; la libertad se encuentra en el acatar los
preceptos que el Eterno ha encomendado a cada cual para que cumpla.
Solamente el que es íntegro en el cumplimiento de los preceptos, está
laborando por afianzar su libertad.
Y, por supuesto, uno de los mandamientos es preservar la vida y alejarse de
riesgos innecesarios.
Al cumplir este mandamiento, uno se aparta de relaciones tóxicas, de
adicciones, de situaciones esclavizantes.
En resumen, no tome a Noaj como modelo, pues
esa no es la idea que el Eterno ha tenido.
Sino que cumpla con los preceptos que Él le ha dado para que cumpla.
Pida asistencia a los verdaderos maestros judíos de Torá, que ellos le
expondrán con claridad y sinceridad los buenos modelos para tomar para su
vida.
3- ¿El vino pecaminoso?
Si fuera así, ¿por qué se lo bendice y bebe como parte del ceremonial de
santificación del Shabbat y las festividades?
¿Por qué se lo bendice y bebe como parte del ceremonial de bodas?
En fin, el vino NO es pecaminoso.
El exceso de alcohol es peligroso, y como le he dicho antes, la Torá prohíbe
ponerse en peligros innecesarios.
Así pues, no solamente le aconsejo que no
juzgue a su prójimo, si no cuenta con las herramientas y el respaldo legal
adecuado; sino que además le aconsejo que no tilde de pecado todo aquello
que no comprende o que no comparte. Esta actitud de "pecaminosar"
todo, es propia del mundo evangélico-mesiánico; pero no del mundo de la
Torá.
Por otra parte, emite usted un negativo y
apresurado juicio sobre "algunos movimientos judíos", sin especificar cuáles
de ellos. Esta manera de expresarse perjudica al cuerpo total del judaísmo,
pues echa sombras nefastas sobre "todos" los movimientos en él.
Por eso le ruego que no solamente no juzgue si no tiene la calificación de
"jueza" (o no reproduce juicios que han dictado jueces), sino que además sea
concisa y específica al hablar, tanto para que se le pueda responder
correctamente, como para no sembrar dudas injustas.
Le paso a contestar, luego de lo anterior, que
no conozco a ninguno de esos "movimientos judíos" que usted acusa de
fomentar el abuso del alcohol.
Lo que sí conozco es que en el pasado, le hablo de al menos dos siglos
atrás, en épocas de total opresión en contra de los judíos y de miseria
material de la mayoría, algunos maestros jasídicos, (no todos ellos,
solamente unos pocos) permitían a sus discípulos beber aguardiente entre
semana, ya que era la única válvula de escape que tenían a una situación
terrible, fatídica. Martirizados, perseguidos, abusados, vejados,
hambreados, despojados, negados en su identidad, etc., suficientes pesares
como para que aquellos pocos maestros comprendieran que no podían negarle un
escapismo "fácil" a sus seguidores que tuvieran en vista el alcohol o
el suicidio.
Por supuesto que esta tolerancia no era un permiso para los excesos y la
degradación de la persona, ni tampoco era una norma establecida ni de
carácter general. Por el contrario, entre los rabinos se sigue la premisa de
emplear el vino solamente para efectos de ceremonias de santidad, no para
ahogar las penas2. También se encuentran
bebidas alcohólicas en las celebraciones, pero no como aliciente para
acabar en borrachera colectiva (o personal), sino como "bebida social", para brindar, tal
como en el resto de la sociedad es costumbre.
No conozco en la actualidad ningún grupo judío, ni autoridad, que aliente el
consumo de alcohol en exceso, o que tolere las borracheras como "algo chic
dentro del judaísmo"3 4.
Si le quedan dudas pertinentes, hágalas llegar.
-
1- En realidad no llevan su
nombre, son los "Mandamientos para los descendientes de Noaj", y
no los "Mandamientos de Noaj".
2- Existen algunos motivos
"espirituales" para permitir la ingesta de alcohol durante los
farbrengen -encuentros con el Maestro-, pero de ninguna
manera se permite el exceso que conlleva el vicio. Se realizan
lejaim -brindis- sin pasar a la humillación de la
borrachera, tan típica en otras idiosincrasias. Cuando el
alcohol se convierte en un impedimento para servir con
conciencia al Eterno, el alcohol es un problema que debe ser
solucionado, no un "amigo" de camaraderías.
3- Tanto es así que solamente
en la festividad de Purim algunas autoridades rabínicas son más
permisivas con el consumo excesivo de alcohol, puesto que en el
resto del año, NO SE PERMITE.
Esta tolerancia se debe a la orden de perder la conciencia en
Purim, al punto de no saber distinguir el bien del mal. Algunos
lo consiguen por medio del alcohol, otros con mayor tino lo
hacen durmiendo una pequeña siesta, en donde tampoco se
distinguen ambos conceptos.
4- Por supuesto, debe hacer
personas ortodoxas que padecen de la enfermedad del alcoholismo,
y por supuesto sus rabinos de enterarse del asunto les
encomiendan para que reciban tratamiento especializado. Lo mismo
que si son adictos a otras drogas o a relaciones personales
enfermizas. Los preceptos no se pueden cumplir cabalmente
estando afectado por enfermedades, por lo que es indispensable
hacer lo posible para encontrar salud y equilibrio integral.
Iebarejejá H' - Dios te bendiga, y que sepamos construir Shalom. |