Shabbat Shevat 15, 5763 - 18/1/03 <>
Tu BiShevat (Año nuevo del árbol)
Comentario de la Parashá Beshalaj
: Un viejo cántico nuevo
Al promediar nuestra parashá, los Hijos de Israel son todos testigos de las
maravillas, portentos y señales que el Eterno hizo misericordiosamente para
con ellos.
En poco tiempo probaron la piedad, la grandeza, el poderío, la bondad, y la
estricta justicia del Todopoderoso.
Pues, vieron a sus centenarios y tenaces amos egipcios sufrir, perecer y
hasta darles regalos para que marcharan de Egipto.
Reconocieron gracias a las 10 plagas el nulo poder de las deidades paganas,
e incluso su inapelable inexistencia, pues Dios controlaba a entera voluntad
los astros, la naturaleza, los animales, demostrando la falsedad de toda
idolatría.
Presenciaron al poderoso Faraón caer de las alturas de su señorío, hasta las
fauces el Mar de Cañas que lo tragó junto con sus más distinguidos soldados
y cabecillas, mientras ellos, pobres y embrutecidos libertos hebreos eran
conducidos gratuitamente por Dios hacia la prometida redención.
Saborearon el manjar de la eternidad, pues presenciaron sin tapujos la
manifestación de la gloria del Rey de reyes, al atisbar por un instante
fugaz la acción incomparable de la Majestad inaprensible.
En resumen, los liberados de Mitzraim/Egipto tuvieron el indiscutido honor
de haber sido escogidos como una generación especial, para ser testigos
presenciales del Uno y Único interviniendo abiertamente en la historia, y de
ser los beneficiaros de Su favor.
Ante tanta grandiosidad apabullante, sería de esperar que el maravillado
asombro acallara sus voces por un momento; que el acalorado agradecimiento
inundara sus corazones impidiéndoles manifestar sus emociones contenidas;
que sus mentes afiebradas de tanto milagro y prodigio no procesaran palabras
de coherente adhesión al Dios que tan magnánimamente procedió para
beneficiarlos gratuitamente.
Pero, no fue así.
El estupor no apagó sus gargantas, y brotó incontrolable un flujo melodioso
que supieron entonar con la famosa shirat haiam -cántico del mar-
(Shemot / Éxodo 15:1-18), que es una loa de
incalculable belleza y profundidad. Leer cada una de sus palabras, sorber
cada estrofa, inunda el alma de un estado de inefable resplandor.
Tan importante es este cántico que el midrash (Shemot
Rabbá 23:1) enseña que, recién a partir de su entonación el divino
Trono quedó establecido en la tierra, pues, aunque Dios existió y reinó
incluso antes de la Creación, su Reino fue admitido por un pueblo recién
cuando los Hijos de Israel estallaron en éste canto. Éste es el significado
del versículo "Firme es Tu trono desde la antigüedad; Tú eres desde la
eternidad." (Tehilim / Salmos 93:2).
Es decir, el Soberano encontró quien reconociera ser Sus súbditos.
Pero, ¿cantaron ellos realmente este cántico?
Veamos detenidamente su primer versículo:
"Entonces Moshé [Moisés] y los Hijos de
Israel cantarán este cántico al Eterno, diciendo: ''¡Cantaré al Eterno, pues
se ha enaltecido grandemente! ¡Ha arrojado al mar caballos y jinetes!"
(Shemot / Éxodo 15:0)
Noten, dice "cantarán", pero no dicen "cantaron"
como sería de esperar.
¿Es acaso casual o erróneo el uso del futuro?
¿Estamos ante una señal para generaciones futuras?
Saquemos una enseñanza a partir de las palabras de dos intérpretes
encumbrados por su sagacidad y sabiduría, oigamos a Rashi y a Ibn Ezra, y
construyamos un sentido.
Ambos nos explican que tenemos al menos dos maneras de entender el uso del
futuro en este verbo.
Por un lado tenemos el sentido literal, por el cual se nos relata que el uso
del futuro implica un tiempo de espera, una pausa. Pues, surgió en sus
mentes el deseo de entonar el canto, y que luego de pensarlo lo llevaron a
la práctica. Es decir, el futuro indica que no ganó la espontaneidad a la
razón, y que un desparejo coro sin-sentido rugió en la ribera del río. Sino
que Moshé acuñó las frases, las introdujo diligentemente al pueblo, y que
todos en conjunto, cada cual desde su tono y posibilidad, conformaron el
coro de memorable canto.
Y tenemos por otro lado el sentido indicativo. Por medio de éste aprendemos
que efectivamente nuestros ancestros cantaron junto a Moshé el cántico, pero
que ese fue tan sólo una introducción a un cántico similar futuro; es el
primer ensayo de lo que será nuestro cántico de alabanza y agradecimiento
cuando ingresemos plenamente en la Era mesiánica. Y es el canto que cada
cual debe entonar a diario, al despertarse, mirar entorno, y no poder
dejar de reconocer la Presencia del Eterno insuflando de energía y sentido
nuestras vidas.
Así pues, ellos cantaron, tal como nosotros debemos hacerlo, y tal como se
hará en la Era mesiánica. Un canto de esperanza y de gozo, pues es la
afirmación de la Majestad de Dios por sobre todo y todos, siendo que nada es
ajeno a Su poder y voluntad.
PERO, tres días después, cuando la rutina
parecía retornar a sus días, cuando el desierto y la fatiga predominaba por
sobre el oropel y la gloria; esto es lo que nos cuenta la Torá de aquellos
escogidos:
"Entonces el pueblo murmuró contra Moshé
[Moisés] diciendo: -¿Qué hemos de beber?"
(Shemot / Éxodo 15:24)
¡Qué rápido queda en el pasado el gozo del
bienestar conseguido de balde!
¡Qué veloz el veleidoso corazón humano que cambia eternidad por sensualidad!
¡Qué débil la persona, que anhela la comodidad despreciando el esfuerzo que
conquista el placer!
Tenemos a diario ante nosotros la oportunidad
de ensalzar, o de murmurar; de reconocer y agradecer, o de deprimirnos y
menospreciar; de construir, o destruir.
¿Cuál de las dos sendas lleva al futuro promisorio?
¡Shalom iekarim! ¡Les deseo Shabbat
Shalom!
Moré Yehuda Ribco
Otras interpretaciones de este pasaje de la
Torá, y más estudios los podrá hallar
HACIENDO CLIC
AQUÍ
De la Parashá Beshalaj
|